En Tapias (Neira) repiensan el negocio del café

ADRIANA OSORIO

NEGOCIOS | LA PATRIA

Una reingeniería, no solo en los proceso de producción de café, sino también en los conocimientos de los cafeteros y en la manera como se comercializa el grano se propone el grupo asociativo Laderas del Tapia, que poco a poco se conforma en esta zona rural de Neira, adonde se llega 20 minutos después de pasar por el casco urbano del municipio, si se viaja desde Manizales.

20 caficultores les apuestan a los cafés especiales, con el fin no solo de lograr sellos de calidad, sino de vender directamente su producto a mejores precios y a clientes propios, sin intermediarios.

En la segunda planta de la casa central de la finca Buenos Aires, en medio de 100 años de historia de la construcción, se reúnen los cafeteros, el último jueves de cada mes. Aprenden sobre buenas prácticas con los cultivos, durante la recolección, y cuáles son las características de los cafés de alta calidad, entre otros aspectos.

Quienes trabajan en el plan, como Ivanov Castellanos, están convencidos de que el mundo del café en Colombia está cambiando, pasa de la tendencia de volúmenes para vender barato a otra de calidades, para vender a mejores precios, que sí le permitan al caficultor sobrevivir.

"Esto requiere cambios intelectuales que no son fáciles, disciplina para hacer las labores como deben ser. Tal vez lo que tratamos de hacer es ir contra la marea, pero es necesario que todos veamos la potencialidad, pero esto depende de que haya dedicación en los procesos", expresó Ivanov.

El proceso lo lidera Rodrigo Alberto Peláez, propietario de Buenos Aires, donde se produce el café Laderas del Tapia, el cual logró un puntaje de 93 como café del mes, en junio pasado, según la revista digital norteamericana Coffee Review (www.coffeereview.com).

"El llamado es a asociarnos, porque no hay otra manera para lograr llenar un contenedor. Necesitamos estandarizar procesos y ayudarnos entre todos para jalar hacia el mismo lado. De lo contrario, seguiremos relegados a vender el café al precio comercial y ahí es donde no dan los números", expresó Ángela Suárez, cafetera que asiste a las capacitaciones.

El proceso para garantizar la calidad del grano en Buenos Aires lo apoya el ingeniero agrónomo César Augusto Osorio, quien administra la propiedad y se encarga del análisis del café. Aunque el proceso asociativo apenas comienza, ya algunos caficultores han llevado su producto a la finca para darle un perfil y encontrar el cliente adecuado.

"El dinero es para el caficultor, no tengo interés comercial, se les apoya porque contamos con las herramientas para hacer el análisis", explica Peláez.

Condiciones favorables

El ingeniero Osorio muestra parte de Buenos Aires por la ventana de la cocineta del segundo piso y explica que la finca tiene un llamado natural a la calidad del grano, gracias a la altura y sus condiciones agroecológicas, que el propietario detectó y ha aprovechado.

Mientras selecciona unos granos, afirma que valoran los cafés bajo el formato de la Asociación Americana de Cafés Especiales, que tiene en cuenta 10 atributos: fragancia, aroma, sabor, sabor residual, acidez, cuerpo, uniformidad, balance, dulzor y puntaje del catador. La puntuación es de 1 a 10, pero si se habla de café especial la tabla empieza desde 6 puntos hasta 10.

"La sumatoria de la evaluación da el puntaje. Se espera que esté por encima de 82 puntos y de 85 hacia arriba son cafés de alta calidad", expresó César Augusto. Por esto, los 93 puntos que obtuvimos en Estados Unidos se considera un resultado extraordinario, pues el puntaje máximo es 97,5 y el más alto que ha elegido Coffee Review tiene 95.

El 60% de las 50 hectáreas de café que tiene Buenos Aires es variedad caturro. César asegura que es el que más les gusta a los clientes.

Aunque la producción de cafés especiales lleva cerca de 10 años, hace dos empezó el seguimiento juicioso en calidad y hace unos meses iniciaron la transferencia de conocimiento a los caficultores de la zona, con el fin de que los productores conozcan lo que venden y obtengan mejores precios.

Por esto, el último jueves de cada mes, Rodrigo deja su labor como odontólogo en Manizales y viaja a la finca para aprender y socializar con los cafeteros de la zona del cañón del río Tapias.

"Hemos logrado alianzas muy importantes con la Universidad Autónoma, el Sena, el Comité de Cafeteros, y ya tenemos proyectos de investigación con los niños de la comunidad, acerca de temas de la naturaleza, el ambiente y café".

Poco a poco y con el trabajo en equipo, los cafés de la vereda Tapias, en Neira, sobresalen en el mundo, pues ya tienen clientes de Chile, Estados Unidos, Suiza, Canadá, Rusia, Arabia y exportadores colombianos.

Las buenas prácticas

César Augusto Osorio, ingeniero agrónomo que administra la finca Buenos Aires, cuenta sus claves para tener cafés de alta calidad:

1. Hacer bien los almácigos.

2. Llevar un proceso de fermentación controlada

3. Ser juiciosos y disciplinados con las buenas prácticas que recomienda la Federación Nacional de Cafeteros.

4. Es clave la recolección, tener en cuenta que los buenos cafés son los maduros.

5. Beneficiarlo bien. Lograr una masa homogénea, no mezclar los cafés maduros con los verdes.

6. Que el despulpado y la fermentación se hagan en las horas adecuadas.

7. Usar buena cantidad de agua.

8. Mantener los tanques limpios.

6 familias viven en la finca Buenos Aires. Además, cerca de 30 personas trabajan cada semana en labores al día y como recolectores. En cosecha esta población flotante es cerca de 120.

Felipe Rincón, finca La Federica

"El proceso en el que se trabaja es especial porque tenemos un café reconocido del país con sus especificaciones, pero la idea es especializarnos en calidad. El mercado de especiales está creciendo y la idea es darle un valor agregado. Además, se están enterando más personas y es en beneficio de nosotros mismos, para darle más estatus al producto".