Jorge Eliécer Castellanos M.*
LA PATRIA | BOGOTÁ
El Gran Caldas, enmarcado por la fulgurante y romántica mariposa verde y cafetera, ha conquistado un invaluable peldaño, a partir de la tercera semana del presente mes de octubre,
en el sacro paraninfo intelectual de la Academia Colombiana de la Lengua. El escaño será
ocupado por Jorge Emilio Sierra Montoya, un multifacético escritor, un periodista innovador,
un poeta de urdimbre exquisita, un filósofo de la noticia económica, un editorialista riguroso
de los hechos, un inspirador permanente de libros y, ante todo, un librepensador de letras
mayúsculas y de moldes auríferos al plasmar su contexto ideológico en su ejercicio
ininterrumpido cercano a cinco décadas. Sus primeras notas literarias las elaboró y publicó en
los talleres de esta casa periodística hace cerca de cincuenta años.
La ocupación vital, el oficio permanente de Sierra Montoya, siempre ha sido el culto a las
letras. Desde muy joven, -contaba un poco más de 14 años- irrumpió con personalidad
elocuente en el periodismo. Con alma de poeta, espíritu de periodista, coraje de editorialista,
ilusiones de letrado, se embarca, desde entonces, en puerto reconocido y sin muelle de
destino, a navegar en la altamar de los procesos contextuales de la literatura, sumergido en la
pasión por la crónica, inmerso en la pedagogía catedrática del periodismo y la filosofía y,
desde luego, en la aventura de la investigación periodística disciplinada y metódica, en todos
los niveles.
Inicialmente, nos recuerda a Luis Yagari, Luis Carlos González, Alfonso Jaramillo, -los viejos
conductores en su infancia periodística- entre otros, y posteriormente a Ovidio Rincón Peláez,
Héctor Ocampo Marín, baluartes, los primeros en su primigenia etapa surtida en los talleres
de “El Diario” y de la editorial “La Patria”, en su suplemento literario o en sus páginas
editoriales donde ocupó privilegiado lugar y, después, los segundos, en el diario económico y
financiero “La República” dirigido por Rodrigo Ospina Hernández.
Primeros pasos
Justamente, transcurría justamente el año 1970, cuando Sierra Montoya adelantaba sus
estudios en el Colegio Rafael Uribe Uribe de Pereira, su ciudad natal. Llego allí proveniente
de Marsella, su comarca de infancia. Era un intelectual aventajado dado que leía a toda hora,
particularmente en las noches. Paseaba siempre, durante el día, con un libro bajo el brazo y
pronunciaba discursos en los actos públicos del centro educativo risaraldense, donde dirigía
no sólo el centro literario sino el periódico “Satélite”, denominado en indicada referencia a la
era espacial que en forma extraordinaria acababa de llevar el primer hombre a la luna. “Hasta
componía versos, seguro de igualar a Shakespeare y José Asunción Silva, Rimbaud y
Guillermo Valencia”, recuerda con inusitada alegría.
En aquellos tiempos se desempeñaba como columnista de “El Diario”, el periódico de
influencia poderosa en la capital del Risaralda, fundado por Emilio Correa Uribe, quien fue
asesinado por motivos políticos, situación que fue detonante crucial para la caída del dictador
Gustavo Rojas Pinilla en el año 1957. “Ante estos hechos, “El Diario” estaba ahora bajo la
dirección de Alfonso -El Loco- Jaramillo Urrego y la gerencia de su hijo Héctor, funcionando
como una famiempresa”, comenta el episodio Sierra Montoya con marcado acento como si
los hechos hubieren transcurrido ayer.
Enfatiza férreamente al afirmar que fue su abuelo Felipe Montoya, llamado “El Abuelo de
Risaralda” -dada su participación determinante en la creación del nuevo departamento
separado de Caldas-, quien dos años atrás hizo las veces de intermediario con don Alfonso
Jaramillo para que el nobel Sierra Montoya ingresara al círculo prestigioso de columnistas
orientado por Héctor Tabares Vásquez, futuro magistrado. Advierte, con plena risa de
satisfacción, a renglón seguido: “Estaba, pues, en las ligas mayores de la prensa local, a
mucho honor...”
Sus primigenias notas aparecían en las páginas de “El Diario” acompañadas con su fotografía,
-con cara de niño-, gracias a la generosidad de sus propietarios y al apoyo cómplice del
subdirector, César Augusto López Arias, prestigioso corresponsal de “El Tiempo” quien el 13
de marzo de 1979 fue baleado por sicarios cuando salía de la Rectoría de la Universidad Libre
en Pereira, alma mater de la cual fue uno de sus fundadores.
Al avanzar en esta remembranza, el nuevo académico de la lengua reitera que bajo el título
de: “En voz alta” escribía una columna sobre lo divino y lo humano, sobre temas literarios y
filosóficos, sobre política y economía, hechos triviales de la pequeña urbe y cosas por el
estilo, tratados antes en agitadas tertulias con intelectuales como: Silvio Girón, director de la
Biblioteca Municipal; Héctor Escobar, El Diablo; Nelly Arias de Ossa, Carlos Hernán Ochoa
y Alfonso Marín, entre muchos otros.
En El Diario y en La Patria, inició su carrera literaria
Con gran orgullo, denota seguidamente que: “Solo que mi abuelo Felipe, godo hasta los
tuétanos, no dejaba de lamentarse porque yo escribiera en un medio liberal como “El Diario”,
no en “La Patria” de Manizales, periódico al que consideraba el mejor de la región” y explica
a continuación: “acaso por la sencilla razón de ser conservador y haber él pasado su larga vida
leyendo las páginas memorables de Silvio Villegas, Gilberto Alzate Avendaño, Augusto
Ramírez Moreno, Fernando Londoño Londoño, Luis Donoso, Tomás Calderón -Mauricio- y
Luis Yagarí, “el mejor cronista del país” en opinión de voces autorizadas como la de
Hernando Giraldo, autor de Columna Libre en “El Espectador”.
Sierra Montoya puntualiza al respecto que: “Usted, mijo, debe escribir en La Patria”, dijo – su
abuelo- alguna vez mientras me daba una nota para entregarle precisamente a Yagarí, o sea, a
Gonzalo Uribe Mejía, director de la sección informativa de Pereira en el diario manizaleño.
Yo era entonces un joven quinceañero”, señala con entusiasmo plausible.
Igualmente, destaca que entre los artículos que llevó de muestra para someter al juicio
implacable de Yagarí, incluyó uno sobre el escritor costumbrista Iván Cocherín, caldense y
columnista de “La Patria”, quien había dictado una conferencia en el Instituto Risaraldense de
Cultura que dirigía el pintor Rubén Jaramillo. Confiaba, claro está, en que le diera su visto
bueno a sus colaboraciones, el hecho más trascendental de su vida en aquel momento. “¡No
volvería a dormir hasta ver realizado mi sueño!”, asegura con patente de porvenir asegurado.
Precisamente, ese artículo sobre Cocherín, se publicó en “La Patria”, pero con una nota
aclaratoria de la dirección del periódico: “Envío del poeta Luis Carlos González Mejía”. Cabe
aclarar que no se publicó por enviarlo Yagarí sino porque el mismo autor de La Ruana lo leyó
en “El Diario”, se tomó el trabajo de recortarlo y lo remitió a “La Patria” en homenaje a su
amigo escritor, oriundo de Marmato, con quien se había visto en Pereira.
Con regocijo relata que en su siguiente encuentro con Yagarí, este bardo no paraba de
exaltarlo por la gran acogida del poeta, invitándole a conocerle y visitarle en el Club Rialto,
donde fungía como secretario, para hacerle una entrevista que al final apareció también en
“La Patria”, periódico del que Jorge Emilio Sierra no tardó en hacerse columnista, en sus
páginas editoriales, al lado de Jorge Santander Arias, Héctor Moreno, Alberto Londoño
Álvarez, Rodrigo Ramírez Cardona -Gaspar- y el inolvidable Luis Donoso con sus charlas en
verso que hacían morir de la risa.
A partir de entonces, El Maestro Luis Carlos le honró con su amistad, de la cual dejó
constancia en su dedicatoria al libro “Sibaté, asilo de versos”, a la cual agregó el poema Raza,
censurado en la editorial por pronunciar, en la última estrofa, un madrazo con todas las de la
ley; en su colaboración exclusiva, junto a Yagarí, para “Satélite”, -el periódico escolar-, y en
sus saludos afectuosos, cuando Sierra pasaba por el Club Rialto o al toparse con él en la calle
de regreso a su residencia que hoy es sede del Concejo municipal.
Gratitud
El nuevo integrante de la Academia de la Lengua, Jorge Emilio Sierra Montoya, dentro de
este hilo conductor de su génesis periodística, a manera de colofón de gratitud perenne,
exclama: “Cuánto le debo al poeta de La Ruana en esta carrera periodística que se acerca -
¡válgame Dios!- al medio siglo de haberse iniciado en “El Diario” de Pereira, de donde por lo
visto nunca pude salir...”.
Vale indicar que mientras cursaba estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas,
dirigió el suplemento literario del diario “La Patria”, donde también fue Subdirector y
Director (e.) en varias oportunidades. Su amplia formación intelectual, ligada a una exitosa
vida periodística, le permite igualmente desarrollar una brillante carrera académica en la
capital caldense como profesor universitario, Director de la Fundación Universitaria de
Caldas (Ficducal) y Director de la Maestría en Filosofía y Ciencias Jurídicas de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Caldas.
Cuando llega a la capital colombiana, se vincula al periódico “La República”, donde fue Jefe
de Redacción, Editor General, Subdirector y Director, por espacio superior a cuatro lustros
continuos. Asimismo cursó la Maestría de Ciencia Política en la Universidad Javeriana, al
tiempo que ejerció el periodismo político en “La República”, en la agencia de noticias
“Colprensa” bajo la dirección de Orlando Cadavid Correa, en la revista “Cromos” y en la
Presidencia de la Cámara de Representantes, con Cesar Gaviria Trujillo.
Asimismo, adelantó también la Maestría de Economía en la Universidad Javeriana, cuando se
dedicó al periodismo económico en la Dirección de “La República”, medio al que consolidó
como Primer Diario Económico, Empresarial y Financiero de Colombia.
Ha sido Director Ejecutivo del Instituto Latinoamericano de Liderazgo y Asesor en
Responsabilidad Social Empresarial y Universitaria de la Asociación Colombiana de
Universidades (Ascun) y de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, donde dirige la
revista “Desarrollo Indoamericano” fundada por el académico José Consuegra Higgins hace
50 años.
Ha publicado 23 libros sobre temas literarios (poesías y relatos); políticos, como “El
Pensamiento Político de Gaitán”; económicos -“50 Protagonistas de la Economía
Colombiana” y “¿Qué hacemos con Colombia?”, entre otros-; empresariales -“Líderes
Empresariales” y sobre Responsabilidad Social Empresarial-; filosóficos -“La metafísica
cartesiana” y “Liderazgo con Valores”- , e históricos y biográficos, como su serie de libros en
Ascun sobre personalidades de la cultura nacional, Jaime Sanín Echeverri, Jaime Posada, José
Consuegra Higgins y Ómar Rayo. Merece capítulo aparte su obra: “Jesús, Modelo de
Liderazgo”, referida a innegociables principios y valores de excelencia para liderar
acertadamente en procesos proactivos y dinámicos de exigencia ética y moral.
Entre la gama de premios y distinciones que ha recibido, se denotan por su trascendencia, el
Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, al que fue nominado en dos oportunidades; el
Premio Nacional de Periodismo Económico, otorgado por ANIF, que recibió en tres
ocasiones; el Premio Crónicas de Colprensa, del que fue declarado Fuera de Concurso, y el
Premio Ciudad de Manizales.
Ahora bien, entre sus libros, “El Maestro”, sobre José Consuegra Higgins, fue declarado en
2001 la Mejor Biografía del Año en el mundo por la Asociación Internacional de Escritores y
Artistas -IWAA- en Estados Unidos; “Liderazgo con Valores” fue publicado en 2013 por la
editorial española Digital Reasons, y “Temas claves de Responsabilidad Social Empresarial”,
de reciente aparición, acaba de ser traducido al inglés y ya fue editado en Estados Unidos.
Hoy
En la actualidad es columnista de la Revista RS, publicada por el Centro Internacional de
Responsabilidad Social & Sostenibilidad, en Bogotá; del boletín informativo de la
Confederación Mundial de Negocios -World Confederation of Businesses- con sede en
Estados Unidos, que se publica en inglés y español para más de setenta países, y de “El Portal
del Medio Ambiente” en España (donde tiene su blog sobre Responsabilidad Social
Empresarial, entre otros expertos internacionales en ese tema), así como del periódico El
Diario del Otún, de Pereira, y “Eje 21”, prestigioso e influyente portal del Eje Cafetero.
El periodista, escritor y poeta risaraldense Jorge Emilio Sierra M., actualmente también
colaborador de El Diario del Otún, fue elegido Miembro Correspondiente de la Academia
Colombiana de la Lengua durante una sesión especial en la cual su nombre fue presentado por
Antonio Cacua Prada, Miembro de Número de esa corporación y fue respaldado por
unanimidad, como pudo verse en los resultados de la votación.
En buenahora para el Viejo Caldas, para sus pasadas y presentes generaciones, se hace un
reconocimiento justo y ameritado de uno de sus excepcionales valores literarios y se resalta
magistralmente el nombre de Jorge Emilio Sierra Montoya para promoverlo como integrante
de la Academia Colombiana de la Lengua, posición que ocupará a partir de este 24 de octubre
en ceremonia que se cumplirá a partir de las 5 p.m. en la sede principal de la Cra. 3a. con calle
18 de Bogotá.
Nuevo Académico Jorge Emilio Sierra Montoya, desde esta ventana periodistica, génesis de
su vocación literaria, auguramos: "Buen tiempo, magnas letras, excelsa literatura.... y muchos
más escritos y maravillosos libros...
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