Popeye extorsionó a una familia

EL COLOMBIANO | COLPRENSA | LA PATRIA | MEDELLÍN

A las 8:40 de la noche del pasado viernes Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, llegó a la sala 34 del piso 10 para la audiencia de garantías que decidirá si es enviado o no a la cárcel por el delito de extorsión y concierto para delinquir.

Tras presentarse ante el juez, su abogado intervino y explicó que lo ocurrido en la mañana no se trató de una captura de la Policía sino una presentación voluntaria ante la justicia. Algo que fue desmentido por la Fiscalía, que argumentó que el fiscal 70 solicitó la orden al juzgado 4 que la emitió este mismo viernes.

“La orden de captura se da por informe policía judicial, por reconocimiento fotográfico y testigos. Y señalamientos de pertenecer al parecer a la Oficina de Envigado”, afirmó el fiscal en la audiencia. Luego de legalizar la captura el fiscal procedió a imputarle los cargos a Popeye, por los que pagaría por lo menos 12 años de cárcel. Él afirmó entender los cargos, por lo que el juez declaró legal la imputación y ahora se espera si le dan o no medida de aseguramiento.

No aceptó los delitos

Al terminar la imputación hubo un receso para que el abogado de Popeye asesorara al recién capturado sobre la posibilidad de aceptar o no los cargos. Luego de este tiempo, el capturado entró y dijo ante el juez que no había cometido los delitos que decía la Fiscalía.

El ente investigador lo acusa de extorsionar a una familia con el pago de por lo menos 55 mil dólares (158 millones 785 mil pesos colombianos), afirmando que eran producto de una deuda contraída con él y que debían pagarle para no tomar represalias.

La Fiscalía solicitó la detención intramural preventiva para adelantar las investigaciones pertinentes.

La captura y prontuario

Claudia Carrasquilla, directora de la Unidad contra el Crimen Organizado de la Fiscalía General de la Nación, explicó que luego de varios meses de seguimiento se comprobó que el otrora jefe de sicarios de Pablo Escobar seguía relacionado con la mafia y que, además, había montado varias oficinas de cobro de extorsiones en Medellín, desde donde amedrentaba a la comunidad.

Carrasquilla recalcó que desde el año pasado, cuando Popeye fue sorprendido en la fiesta de cumpleaños de alias Tom, cabecilla de la peligrosa banda de los Chatas, se había dicho que trabajan para recopilar evidencia y conseguir la orden de captura en su contra. Esta semana finalmente lo cumplieron.

Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, agradeció la colaboración de la Fiscalía, la Policía y al Gobierno de Estados Unidos, el cual por medio de su embajada, actuaron en conjunto para conseguir las pruebas que tienen a Velásquez Vásquez tras las rejas.

El mandatario solicitó explicaciones sobre por qué el juez que ordenó la libertad condicional de Popeye no le había quitado el beneficio carcelario, a pesar de que no estaba cumpliendo con un buen comportamiento, requisito principal para seguir en la calle.

Velásquez Vásquez se ganó el remoquete de Popeye cuando ingresó a la Armada Nacional para hacer curso de suboficial. Es el mismo que sin el más mínimo remordimiento ha dicho varias veces a los medios de comunicación que asesinó de mano propia a por lo menos 300 personas, incluida su propia esposa, y que ordenó la muerte de otras 3 mil.

Siendo muy joven, Velásquez Vásquez ingresó al ejército de ladrones y sicarios de la organización criminal que lideraba Escobar. Su sangre fría y la lealtad a su jefe le valieron ser considerado por el capo del cartel como su jefe de sicarios, al punto que tuvo bajo su mando alrededor de mil jóvenes de las comunas de la capital antioqueña. Todos estos hechos lo llevaron a ser sentenciado a una condena de 40 años de prisión, de los cuales pagó solo 24.