Miguel André Garrido A.
Colprensa | LA PATRIA | Bogotá
No es secreto que el departamento del Chocó pareciera no existir para ningún gobierno que llega a la Casa de Nariño y ni qué decir del desprecio de muchos dirigentes por esta región, a la que han menospreciado hasta con palabras soeces.
En días pasados la alcaldesa de Bahía Solano, Harley Liliana Ortiz Salazar, llegó a Bogotá buscando de ayuda para palear la dura situación que afrontan los residentes de esa zona del país.
“He venido con una lucha para garantizar la seguridad de nuestro territorio”, dice con angustia la mandataria, al reclamar el incremento del pie de fuerza de la Policía Nacional en su localidad, además de la construcción de la estación de policía de Bahía Cupica.
“En nuestro territorio concurren casi todos los actores violentos. Tenemos Farc, Eln y Bacrim”, dice Ortiz y añade, con un tono de normalidad: “… además está la delincuencia común que no puede faltar”, y explica que a Bahía Solano llegan personas de otras partes del país a fundar empresas criminales para aprovechar el corredor de narcotráfico que se ha constituido. Esa zona es la puerta de entrada al llamado Tapón del Darien, zona selvática por la que se llega a Panamá.
La pesca del polvo blanco
En esta parte del país se da la llamada ‘pesca del polvo blanco’: la faena que hace varios años iniciaron los pescadores y que ahora hace cualquier poblador, al aventurarse mar abierto para rescatar las pacas de cocaína que son arrojadas al océano por los narcotraficantes, al verse ubicados por las autoridades.
“En mi territorio no somos narcotraficantes, allí ni siquiera se cultiva la coca”, dice Ortiz, en referencia a los cargamentos de droga que pasan por el Pacífico hacia distintas partes del mundo. “Esta práctica se inició con los hombres y se fue ampliando por las necesidades económicas a las mujeres y hoy toca a los adolescentes”, comenta la mandataria.
Lo cierto es que ha ido 'perfeccionándose', cada día más pobladores están pendientes de los bombardeos a las lanchas rápidas que suben desde Buenaventura transportando el alucinógeno.
Las estrategias para concretar el objetivo se relacionan con la dirección en que sopla el viento, la fuerza como se mueve el agua tanto en el mar como en ríos y se trata de determinar si la carga llegará a Acandí, a Juradó o a Bahía Solano. “Necesitamos reacción efectiva de las autoridades…, de las Fuerzas Militares y de la Armada para frenar estos hechos”, ruega Ortiz.
Reconstruir comunidad
“El reto que tenemos es la reconstrucción del tejido social”, dice la alcaldesa, quien no desagradece el apoyo de algunas organizaciones como la Fundación Alas, Visión Amigos y Antinarcóticos, pues de la mano de ellos se llegado con algunas obras como escuelas, y ni qué decir del invierno que en el segundo semestre, en su segunda temporada, inundó buena parte del territorio e hizo mover grandes cantidades de población hacia la cabecera municipal.
Pero esa no fue la única razón de los desplazamientos. De nuevo surgen las presiones de actores como las bacrim.
“En estos últimos días tenemos dos personas asesinadas y dos más desaparecidas”, dice Ortiz, al hablar del temor que siente la comunidad. “En días pasados a Nabugá llegaron en la madrugada cerca de 35 hombres del Clan Úsuga y obligaron al desplazamiento de toda la población. Hoy la comunidad tiene miedo, ellos saben que estos hombres siguen allí”, precisa.
En la cabecera municipal hay varias familias, tanto afro como indígenas, quienes no quieren retornar por temor a que los jóvenes sean reclutados por los ilegales. “Ya no sé qué hacer”, dice Ortiz y la angustia se siente en su voz.
A este clamor se sumó Mauricio Redondo, de la Defensoría del Pueblo, al confirmar la presencia en Chocó de las ‘autodefensa gauitanistas’ y añade que 327 personas se desplazaron de Nabuga a Bahía Solano para concentrarse en la cabecera municipal. “Hoy están en el coliseo, otros en casas de amigos o familiares”, dice el funcionario.
Así, tanto Ortiz como Redondo reclaman la ayuda del Estado. El último recordó que desde mediados de año el sistema de alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo venía previendo el movimiento del referido grupo armado ilegal y se advirtió de la violencia que se avecinaba.
Hoy, dice el defensor, se tiene en cifras la muerte de dos personas, una de ella quien fue desmembrada.
Las economías ilegales, la minería ilegal, el tránsito de coca son algunas de las razones en las que se sustenta la violencia que vive el departamento desde siempre y que parecen invisibles para las autoridades.
“Pero bueno…, vamos a ser muy positivos…”, concluye Harley Liliana Ortiz, ceñida a su fe en Dios, a quien además le pide, como si se tratara de una autoridad administrativa (Invías), que de una vez por todas le terminen de pavimentar los 18 kilómetros de la única vía carreteable que comunica al corregimiento del Valle, ruegos que se han extendido por 20 años, logrando que se pavimenten buena parte, aunque quedan 6 kilómetros destapados. “Nos queda poco. Esperemos que cuando la terminen ya no esté para repavimentar…”
Por esta vía se llega al parque nacional natural ensenada de Utría, turísticamente reconocido por ser el lugar a donde llegan las ballenas a parir, mientras las madres ven a muchos de sus hijos morir.
La alcaldesa de Bahía Solano reitera su clamor para que llegue allí la Policía Nacional, para cubrir las necesidades de seguridad de alrededor de 265 familias. La ausencia de la policía viene de 1999 cuando una avalancha obligó al traslado de la localidad, pero se olvidó construir la estación de policía.
Y es que los militares que se ubican en esa parte del territorio nacional dicen no contar con los suficientes hombres para poder copar todo el territorio. “Hoy la gente desplazada dice no creer en las Fuerzas Militares, pues cuando suceden los hechos de terror, el Ejército está en otras posibilidades”, añade la mandataria.
“Es insólito saber que hay una situación de conflicto armado en la zona, y la Policía no tiene ni una lancha, siendo este el principal medio de transporte de la zona”, señala la mandataria y a sus reclamos agrega las mejoras que requiere el aeropuerto: “toca que se construya un aeropuerto de verdad para que se mejore la calidad de vida, y no sea tan costoso ir a Bahía Solano”.
Pero ese no es el único reclamo por el que llegó a Bogotá la alcaldesa. Aunque cuesta creerlo, esta chocoana debe atender a su pueblo desde la plaza de mercado, como si fuera su despacho, pues no cuenta con una oficina.
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