Alfonso Ospina y Arcadio González
COLPRENSA | LA PATRIA | BOGOTÁ
Tal como lo ha hecho desde hace más de una década, cuando que terminó su administración, el expresidente Andrés Pastrana defiende a ultranza su obra de Gobierno y, sobre todo, el sello de su mandato: el frustrado proceso de paz con las Farc.
Con todo, dice que esa experiencia permitió fortalecer las Fuerzas Militares para que su sucesor, Álvaro Uribe, pudiera ejecutar su política de seguridad democrática. Incluso, que el proceso actual con las Farc en La Habana (Cuba) es un reconocimiento del presidente Santos a su obra de Gobierno.
- ¿Cómo fue su relación con Hugo Chávez?
Difícil porque Chávez siempre decía que Venezuela era neutral frente a la guerrilla. Esa fue la primera confrontación que tuvimos: yo le dije: ‘usted no puede hablar de neutralidad cuando aquí hay un Gobierno elegido democrática y legítimamente’. También fue muy complicado el día del golpe de Estado por las declaraciones del ministro de Hacienda, el hoy presidente Santos, y la ministra de Comercio, Martha Lucía Ramírez, respaldando el golpe. Tocó llamarles la atención, pero eso crispó los ánimos entre los presidentes Chávez y Santos, que hasta ahora se vuelven a encontrar. A mí me tocó otorgarle el asilo a Pedro Carmona. A pesar de tener esos altibajos tuvimos una muy buena relación.
- ¿Cómo estaba participando Chávez en el actual proceso de paz?
Venezuela es un país facilitador. Como no sabemos cómo es el proceso, no supimos cuál fue su papel. Puede que haya sido importante con Fidel (Castro) para volver a traer a las Farc a la mesa; eso la historia nos lo contará. Siempre he dicho que la gran frustración del presidente Chávez fue no haber podido ir al Caguán. Me lo decía siempre: ‘Andrés, quiero ir al Caguán, hablar con las Farc en el Caguán’, y siempre le respondí: ‘Presidente, tranquilo. Cuando sea el momento lo invito, mientras tanto, esperemos’.
- ¿El proceso tendrá algún cambio por la muerte de Chávez?
No vería un cambio fundamental, gane quien gane las elecciones. En Venezuela todos apostarán por la paz de Colombia porque en buena medida también es la paz de Venezuela: ya se están viendo los secuestros, la presencia guerrillera y paramilitar en la frontera, y lo más grave: fuerte presencia del narcotráfico, al punto de que a ese país lo están utilizando como ruta hacia el norte de África y Europa.
- Ha dicho que este proceso hay que caguanizarlo. ¿A qué se refiere?
La gente no sabe qué es el Caguán. En el Caguán nació en Plan Colombia. Si caguanizar el proceso es mantener el Plan Colombia, pues estoy de acuerdo. Si caguanizar el proceso es fortalecer las Fuerzas Militares como nunca en nuestra historia, pues estoy de acuerdo. Eso fue lo que le permitió al presidente Uribe mantener su política de seguridad democrática. Si caguanizar el proceso es mantener Familias en Acción, pues estoy de acuerdo. Ahora, caguanizar el proceso es saber si los colombianos sabremos lo que se firmará. El país debe saber con anterioridad cuáles serán los acuerdos porque la paz no la firma un presidente ni un gobierno, la firmamos todos los colombianos, y eso es lo importante. Nos dijeron que había un proceso discreto, pero resulta que las únicas que hablan son las Farc, y el Gobierno sigue callado.
- Es decir, ¿la agenda la está manejando las Farc?
Hoy sí. Y siempre nos dejan, de entrada o de salida, un documento.
- Pero el Gobierno ha sido cauto…
Sí, pero la agenda la están poniendo ellos. No digo que eso sea bueno o malo, sino que nos dijeron que iba a ser una negociación discreta, distinta al Caguán.
- Pero esto dista mucho del Caguán…
Totalmente. En el Caguán fortalecimos las Fuerzas Armadas, hicimos el Plan Colombia, Familias en Acción, recuperamos la política internacional y lo más importante: dejamos a las Farc en la lista de organizaciones terroristas de Europa y Estados Unidos.
- ¿Se arrepiente de algo de lo que se hizo allí?
No. No me puedo arrepentir de haber fortalecido las Fuerzas Militares como nunca antes en la historia del país. En cuatro años pasamos de perder la guerra a tener el Ejército más fuerte de América Latina ¿Me voy a arrepentir de eso? En agosto de 1998, 70 % de la población creía que estábamos perdiendo la guerra, que la guerrilla se iba a tomar el poder. En cuatro años cambiamos la estrategia. ¿Me voy a arrepentir del Plan Colombia? Fue tan bueno que lo continuaron Uribe y Santos. ¿Me voy a arrepentir de crear Familias en Acción, la política social más importante del país en toda su historia? No. Lo más triste que nos sucedió en el Caguán es que no conseguimos la paz, porque la paz nunca la entendió la guerrilla, no estaba preparada.
- ¿Entonces cuál fue el error?
Sentarse a negociar en medio del conflicto. Eso fue lo que llevó a que el proceso explotara, y estoy seguro de que si mañana hay un atentado de las Farc, como ha venido sucediendo, pasará lo mismo: se romperá el proceso.
- ¿Si pudiera, borraría esa imagen suya sentado en el Caguán, solo?
No. Por el contrario: esa imagen fue la que puso a las Farc en entredicho en el concierto político internacional. Al otro día el primer ministro de Canadá me comentó: ‘Presidente, usted quedó bien ante el mundo, los que quedaron mal fueron ellos porque no tienen voluntad de hacer la paz’.
Inclusive yo tenía dos discursos: que fuera Tirofijo, o que no.
-¿Qué le hace falta a este proceso?
No veo ahí al ala militar de las Farc: ¿dónde están Romaña, Joaquín Gómez, Fabián Ramírez? Si la tesis es que esos dirigentes guerrilleros ya no tienen mando sobre sus tropas, pues peor, porque entonces no están unificados.
-¿Si este proceso no prospera, qué futuro les ve a las Farc?
El gran reconocimiento a mi obra de Gobierno en la paz es lo que está haciendo el presidente Santos: volverse a sentar a la mesa a negociar con las Farc. El colombiano más feliz cuando el presidente Santos anunció que se iba a sentar en la mesa de negociación fui yo, porque era el reconocimiento a lo que habíamos hecho nosotros.
- ¿Qué se puede hacer para fortalecer los diálogos?
La gran diferencia entre Pastrana, Uribe y Santos es que a mí el ciento por ciento del país me acompañó en la paz durante cuatro años. Fracasamos. El ciento por ciento del país acompañó a Uribe en la guerra. Fracasó porque no hubo triunfo militar total, pero lo apoyamos. Santos tiene hoy un país dividido: según las encuestas, apenas el 40 %, le apuesta al proceso de paz.
- ¿Hace falta más gente?
Esa es una decisión del presidente, él sabrá cómo y de qué forma. En el caso del Caguán no hay un solo documento secreto, aquí no sabemos qué se está negociando.
- ¿Y en seis meses sí puede haber acuerdos?
Es una decisión del presidente.
Al preguntarle al expresidente Andrés Pastrana su opinión sobre las críticas contra el proceso de paz, contesta: "vienen, básicamente, del presidente Uribe. ¿Por qué era bueno para él sentarse a negociar con el cartel de Medellín, como se sentó en Ralito, y con los paramilitares, y negarle la oportunidad al presidente Santos de negociar con la guerrilla? Aquí hay una contradicción muy grande".
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