El ingeniero Ramón José Cabrales, liberado anoche después de estar retenido por Eln desde el pasado 3 de septiembre del 2015.
El liberado manifestó que el secuestro es un delito “asqueroso”, que afecta no solo a la víctima, sino a sus familiares.
“Tanta gente sufre el flagelo del secuestro y la desaparición, y este es un crimen demasiado asqueroso, que lacera el alma no solo la del detenido, sino la de sus familiares, de una sociedad; y eso es muy malo, es un delito atroz”, dijo Cabrales Camacho a RCN radio.
Cabrales fue entregado hace pocas horas a una comisión de la Iglesia Católica en una zona rural y luego fue trasladado a su residencia en el municipio de Ocaña (Norte de Santander), tras un cautiverio de más de seis meses. El contratista dijo que en ese periodo de tiempo tuvo temor por su vida.
“Uno siempre es temeroso de la vida, y más en esas condiciones, además luego de esos antecedentes, porque en mi familia ya han secuestrado cuatro integrantes, y dos murieron en cautiverio”, indicó el recientemente liberado en entrevista con RCN Radio.
Cabrales dio a conocer los detalles de su cautiverio, y contó que algunas ocasiones podía escuchar radio, y lloraba con algunas canciones, teniendo en cuenta su condición.
“Hubo una canción que estuvo de moda y yo escucha y lloraba, un vallenato de Silvestre Dangond que se llama El Tiempo, cuando escuchaba esa canción yo lloraba, porque la canción decía que los padres envejecen, y uno allá (secuestrado)”.
Igualmente, explicó que las personas encargadas de vigilarlo lo alimentaban tres veces al día, y en determinado momento mostraron su preocupación ante su delgadez.
“Hay que ser honesto, y tengo que decir que los que me cuidaban, eran unos muchachos que solo estaban en su función, y eran humildes, víctimas también de este conflicto, muchachos buenos que les encargan esas misiones”.
“Si me di cuenta de la pérdida de peso, pero como es algo que ocurre diariamente, creo que uno lo asimila; el tema de la alimentación hay que ser honestos, me daban las tres comidas, inclusive ellos se preocupaban por mi delgadez, y me daban más alimento, todo dependía de las condiciones a veces había mucho arroz, mucha verdura, mucha pasta, no era una dieta muy balanceada, además en las condiciones del secuestro no apetece la comida”, manifestó Cabrales.
Finalmente, el exsecuestrado indicó que la guerrilla le manifestó que “le respetaría la vida”, sin embargo, Cabrales temía por un posible enfrentamiento armado.
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