Son muy pocos los detalles que el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc han revelado sobre la fase uno de la negociación, pero más allá de eso está la confianza que se ha generado entre las partes, algo que hace pensar que en esta ocasión los diálogos pueden llegar a buen puerto.
La prueba más reciente fue el ataque de las Fuerzas Militares a las Farc, el pasado martes, cuando en medio de combates resultó abatido alias Danilo García, cabecilla de la columna móvil Ruiz Bari y mano derecha del jefe máximo de esa organización, alias Timochenko.
A pesar del duro golpe, en el que además murieron otros dos guerrilleros, el recién iniciado proceso siguió su curso regular, incluida la conferencia de prensa de las Farc en La Habana en la que presentaron a su equipo de negociación. La guerrilla entendió esa acción como un suceso regular dentro del conflicto armado.
El reciente ataque no ha sido el único que han superado las negociaciones. Según el presidente Santos, “las conversaciones exploratorias, realizadas de manera directa y con toda discreción, se llevaron a cabo durante seis meses en La Habana, con el acompañamiento de Cuba y Noruega, después de año y medio de trabajo preparatorio”. Es decir, las partes han estado en contacto casi desde el momento en que Santos asumió la Presidencia.
Golpes de lado y lado
Durante ese periodo se han producido hechos de relevancia militar que fácilmente habrían podido dar como resultado el rompimiento de los acercamientos, pero aun así, estos continuaron.
Se trata, por ejemplo, de la muerte de Víctor Julio Suárez Rojas, alias el Mono Jojoy, el 22 de septiembre de 2010, y la del máximo comandante de ese grupo guerrillero, Guillermo León Sáenz Vargas, alias Alfonso Cano, el 4 de noviembre de 2011. Sin lugar a dudas, dos duros golpes que, en el marco de otro tipo de acercamientos entre Gobierno y Farc, hubieran dado como resultado el rompimiento del proceso.
No fue solo el grupo guerrillero el que antepuso la posibilidad de caminar hacia la paz a las derrotas en combate. El Gobierno también tuvo que superar duros golpes en pro de seguir en el propósito de poner fin al conflicto.
Solamente en los dos últimos años se han presentado acciones armadas en Arauca, Bogotá, Cali, Cúcuta, Florencia, Ibagué, Medellín, Neiva, Pasto, Popayán, Quibdó, Tunja, Valledupar, Villavicencio y Yopal.
En especial, han sido dolorosos los ataques que las Farc han perpetrado en el Cauca, causando muerte de civiles y uniformados. También está el atentado en contra del exministro Fernando Londoño, que aunque fue negado por los negociadores de esa guerrilla, las investigaciones apuntan a que sí estuvo involucrada.
Señales
Ahora que ya se anunciaron oficialmente los acercamientos comienzan a tener explicación distintas manifestaciones sucedidas en los últimos 48 meses.
Una puede ser la liberación de los últimos diez uniformados que se encontraban privados de la libertad, y el posterior anuncio del fin del secuestro extorsivo como herramienta de lucha por parte del grupo guerrillero, algo que, sin embargo, aún es difícil de verificar.
También hubo hechos simbólicos que pueden hacer pensar que este proceso de paz ha tenido un comienzo diferente. Por ejemplo, los voceros de las Farc, con excepción de Timochenko, en sus apariciones no han usado uniforme militar, sino que se les ha visto de civil y sin armas, contrario a lo que sucedía en el Caguán, durante el gobierno Pastrana.
En el video de las Farc aparecieron imágenes de Simón Bolívar, Jorge Eliécer Gaitán, Manuel Marulanda y Jaime Pardo Leal, algo que, dicen los entendidos, puede hacer pensar que en esta ocasión tienen mayor trascendencia las ideas que la fuerza. En El Caguán los videos de la guerrilla repetían una y otra vez imágenes de las tomas a Miraflores, El Billar y Mitú.
Bien lo dijo el presidente Santos el día de su posesión: “A los grupos armados ilegales que invocan razones políticas y hoy hablan otra vez de diálogo y negociación les digo que mi gobierno estará abierto a cualquier conversación que busque la erradicación de la violencia, y la construcción de una sociedad más próspera, equitativa y justa”.
Hablan los expertos
El excanciller, exembajador y especialista en negociación de conflictos Julio Londoño Paredes considera que “un elemento fundamental en una negociación, que además es necesario para la solución de controversias, es la construcción de confianza. Ese aspecto es esencial y determinante para desarrollar fluidamente un proceso de paz; esas medidas son la garantía de que los diálogos, al final, van a ser satisfactorios. Mientras no exista esa confianza mutua será difícil lograr algo”.
Por eso considera que “si el presidente Santos ha dado el paso de entrar en negociaciones y los representantes de las Farc también lo han hecho, tiene que haber ya un marco de confianza para iniciar la negociación”.
No obstante, el analista de problemas políticos de la Universidad Externado de Colombia Enrique Serrano cree que los discursos de ambas partes demuestran que el nivel de confianza es bajo. “No se han puesto de acuerdo en lo fundamental. Las Farc dicen que no son narcotraficantes y que no secuestran. Sobre cosas muy importantes no parece haber consenso”.
Por eso concluye que que no hay que confundir la voluntad con la confianza: “Lo que ha habido hasta ahora son gestos de buena voluntad, pero nadie los cree, tienen que ser cosas verosímiles, no declaraciones vacías. De nada sirve que les creamos a las Farc que no tienen secuestrados, tienen que hacer cosas más eficaces, cambiar el lenguaje y hacer una agenda de paz que consista en mostrar algo concluyente que vaya a favor del proceso. Si no, todo se quedará simplemente en declaraciones”.
Que se incluya a las bacrim: Consejo de Estado
El magistrado Gustavo Gómez Aranguren, presidente del Consejo de Estado, ha propuesto que en el proceso de paz se debería analizar la posibilidad de vincular a las bandas criminales. En entrevista con Colprensa detalló: “Cuando hablamos de una política de paz no puede ser solo con las Farc, sino también con el Eln y con las bandas criminales, que de alguna manera son herederas de los paramilitares, que surgieron como respuesta a la guerrilla. Si pensamos con el deseo y acabamos con las Farc, no tendríamos paz porque seguirían los demás”.
De todas formas destacó que a eso hay que sumarle un fuerte apoyo de la sociedad civil. “Y no solo es una responsabilidad del presidente, sino de todos los poderes. Lo que sigue es individualizar posiciones respecto a problemas que las partes han considerado claves, como las dificultades de tipo agrario, los generadores de violencia que tienen contenido social, la manera como la sociedad podría involucrase. La importancia de la conversación sostenida es que la fortaleza de un proceso tan delicado como este está en que tenga pleno apoyo ciudadano porque somos conscientes de que estos procesos tienen muchos enemigos”.
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