La llegada del abogado Edgardo Maya Villazón a la Contraloría General de la República, no sólo causó revuelo entre sus electores, sino también en distintos sectores políticos que esperan que su gestión se centre en el control fiscal y en mantener la independencia del órgano.
No en vano salen a flote estas peticiones, pues su elección se dio en medio del pulso en el Congreso de la República por el guiño político del presidente Juan Manuel Santos a su candidatura.
Tras resultar electo, Maya Villazón aseguró que la eficacia y la eficiencia en la gestión del modelo fiscal en Colombia, son sus principales retos.
“Tenemos que tener los ojos muy abiertos en las grandes inversiones que se van a generar a raíz de los acuerdos de paz y se realizará una lucha abierta contra la corrupción, que sea inicialmente con las personas que le hacen daño a la sociedad colombiana a través del Presupuesto Nacional”, señaló Maya.
Para el analista político John Mario González, esa última afirmación demuestra que en Colombia se empieza a sobredimensionar la relevancia del postconflicto en ciertos aspectos de la gestión institucional.
“Ahora a cualquier cosa se le pone el apellido ‘para el postconflicto’. En realidad el desafío del Contralor es el control fiscal”, dijo y agregó que tendrá que vencer la imagen de ‘contralor de bolsillo’ que se forjó con ciertos apoyos en las bancadas.
“El reto será mantener la independencia, porque el hecho de que el congreso lo haya elegido no lo hace presa de los apetitos de los congresistas”, puntualizó el experto y explicó que los dineros que ingresarán al país en apoyo al proceso de paz, se canalizarán tanto por las entidades del Gobierno, como por la vía de autoridades locales y departamentales.
Esta visión la comparte el analista político de la Universidad Javeriana Josías Fiesco, quien argumenta que Maya “no puede convertirse en un contralor elegido por quien será controlado”.
“Debe recordar que su función única es la gestión y vigilancia de los resultados obtenidos con los recursos del Estado y ejercer el control sobre ello para contribuir a fines constitucionales”, señaló Fiesco y agregó que aunque la paz es importante, no puede desviar la atención de un órgano como la Contraloría.
Lo cierto es que será fundamental un equilibrio armónico con la Fiscalía y con entidades como las superintendencias o la Dian, entre otros, para dar un ataque frontal a la corrupción, una de las apuestas de la Contraloría durante el último periodo.
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