Una población de tairas habita en esta finca que pretenden convertir en reserva.

Fotos | Cortesía | LA PATRIA

Una población de tairas habita en esta finca que pretenden convertir en reserva.

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Julián Osorio decidió en el 2020, época de la pandemia, cambiar el caos y el ruido de la cotidianidad urbana por el canto de las aves y el silencio de las montañas en la vereda Alto Castillo, de Villamaría. Lo acompañaron su esposa, Claudia Marcela Díaz, y su hija, Antonia.

Lo que surgió inicialmente como una mera idea de irse a vivir allí, empezó a transformarse en una alternativa económica con el ecoturismo y luego, en la conversión de su finca a una reserva de la sociedad civil, es decir, un espacio privado avalado por Parques Nacionales.

“Nos vinimos porque la idea era poderle entregar a mi hija una niñez que ya no hay, porque los niños mantienen pegados del celular, despegados de la naturaleza, no les enseñan el valor del agua y no comprenden el valor de la comida”, dice Julián.

Y a medida que se fue enamorando de su tierra se le metió en la cabeza la idea de proteger el entorno y mitigar la situación con el monocultivo del aguacate. Detrás de él fueron llegando otras personas, incluso extranjeros, que quieren recuperar esta zona.

 

En proceso

Tras conocer sobre la iniciativa de un vecino para certificar su propiedad como reserva de la sociedad civil Los Guaduales, Julián se animó y estableció contacto con Más Biomas, empresa asesora en temas ambientales y desarrollo sostenible, que actualmente realiza una evaluación de especies animales y árboreas para buscar la posibilidad del certificado.

Así fue que surgió la idea de implementar cinco cámaras trampa en el bosque y a orillas de una quebrada, en un mes han podido identificar una familia de tairas compuesta por unos 25 individuos, mapaches, tigrillos lanudos, gurres, ardillas, aves, zorros, perros de monte, pumas y ocelotes.

“El objetivo es concienciar a la comunidad, especialmente en estos tiempos de sequía, luchar contra el desmonte y cuidar esos corredores biológicos que tenemos en la región”, añade Julián Osorio.

El agricultor asegura que la finca, establecida comercialmente como La Huerta de Antonia, es una buena locación para el avistamiento de aves, además se dedica al cultivo orgánico o regenerativo, de donde extrae fresa, yuca, papa y arracacha. Tiene incluso estanque de peces, gansos, gallinas y panales de abejas, en donde se produce miel, cera y polen.

 

Se reducen tiempos

Juan David Corrales Escobar es biólogo y coordinador del proyecto Otras Estrategias de Conservación, financiado por Corpocaldas y ejecutado por Más Biomas. Explica que estas reservas se pueden establecer cuando se evidencian actividades de conservación y se exige que haya un nivel de sostenibilidad, como con sistemas silvopastoriles o en el caso de Los Guaduales, con cultivos orgánicos.

Dado que Parques Nacionales cuenta con un número limitado de personal para asesorar a los interesados, Más Biomas se convirtió en un aliado y si todo sale bien, un proyecto pasa de tardar dos años a cuatro meses para aprobarse.

“Hay privados aportando a temas de conservación, no son tan grandes como los parques, pero sumando de a poquitos, es importante para la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos. En Caldas llevamos tres años identificando a esas personas, por redes sociales, por voz a voz. Los caracterizamos y quedan registrados en Corpocaldas”, dice Corrales Escobar.

El biólogo sostiene que también se trabaja para que los propietarios reciban incentivos y por ejemplo en Villamaría se ha logrado la exención predial, que aunque es un alivio tributario, requiere de voluntad política y de presupuesto, pues no se pretende afectar el flujo de caja de los municipios.

También asegura que las reservas de la sociedad civil tienen voz, pero no voto, cuando se puede provocar algún impacto como con la construcción de carreteras e instalación de torres de transmisión.

 

Las especies halladas

En la reserva se ha registrado 63 especies de aves, una de ellas es la Reinita gorginaranja (Setophaga fusca) una especie migratoria boreal, y el Carpinterito colombiano (Picumnus granadensis), que es un ave endémica. También es posible avistar otras especies como el Torito cabecirrojo (Eubucco bourcierii).

También se cuenta con la presencia de 4 de los 7 felinos que habitan en Colombia, estos son: el puma o león de montaña (Puma concolor), el yaguaruandi (Puma yagouaroundi), el ocelote (Leopardus pardalis) y el tigrillo lanudo (Leopardus trigrinus). Este último catalogado como vulnerable en la Resolución de Especies Amenazadas para Colombia del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

 

Informe de la reserva

La reserva cuenta con árboles de hasta 40 metros de altura. Tiene una lista que incluye la Trichanthera gigantea o la Guadua angustifolia. Las áreas albergan estadios tempranos de regeneración, lo que asegura la continuidad de la diversidad biológica en Los Guaduales.