Virgilio López
LA PATRIA | Manizales
Si en Manizales llueve, en Cartago no escampa. En varios sectores de nuestra ciudad se han talado árboles sin piedad y pocas voces se han levantado para impedirlo. En Cartago se está planeando una tala de marca mayor pero, en contraste, la comunidad ha manifestado la intención de impedirlo a cualquier costo.
En Cartago es verde por fuera y gris por dentro. Tres cosas le dan fama a esta ciudad: los bordados, un sol de alegría permanente y los samanes de sus alrededores, que con sus formas caprichosas, invitan a fotografiarse.
Cartago está embotellado. No tiene vías rápidas en su periferia ni en su interior. El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) prevé la construcción una avenida hacia el aeropuerto y que a su vez conecte fácil hacia Pereira. Para lograr esto la Alcaldía pretende talar una frondosa hilera de samanes que custodia la vía a Santa Ana, corregimiento adyacente al aeropuerto de Cartago pero la comunidad se opone a estos planes.
Herney Patiño
En un tejemaneje de propuestas, protestas y soluciones han surgido voces de ambientalistas como Herney Patiño, químico y geólogo, y Jorge Díaz, poeta, docente, licenciado en español y literatura. Ellos sostienen que si se diera continuidad a la Avenida del Río que pasa por el Parque Lineal, se desembotellaría la ciudad. Se evitaría talar los samanes, pero el municipio tendría que comprar predios cerca de una “madrevieja”, curva en forma de meandro, del río.
Coloso de los bosques
Son los samanes, tercos fantasmas del pasado, sobrevivientes gigantescos que inspiran a los hombres y mujeres de hoy a defenderlos con su vida.
El samán es un árbol enorme. En estado silvestre es el hogar de innumerables animales. Este coloso de los bosques evoca la película Ávatar y al árbol madre de los nativos de Navi, en el asteroide Pandora. Ese arbolcasa que el clan de los Omaticaya, hijos de la diosa Eywa, defendieron hasta la muerte.
Lejos de las batallas épicas hollywoodenses los cartagüeños están dispuestos a defender, por todos los medios, los samanes, ceibas, caboneros, chiminangos, tachuelos, casco de buey y cuanto árbol sobrevive a las autoridades depredadoras.
En los troncos de los árboles la comunidad pintó coloridas consignas que reflejan la conciencia de estas generaciones menos tolerantes con esos genes de los mandamases, enemigos de los bosques.
Ciudades que se pudieron planear bellas con la presencia de árboles en sus calles, ofrecen una cuadrícula de portones, rejas, andenes, ventanas, postes, cables, basura y poco verde. Cartago no es la excepción.
En países menos afortunados que el nuestro en riqueza biológica hay más amor por los follajes y sus leyes promueven la conservación.
Hoy el mundo es testigo de las consecuencias de destruir la naturaleza, el calentamiento global, los deslizamientos, ciclones, tsunamis y terremotos son el grito herido de una madre naturaleza maltratada por sus hijos.
Pero otros hijos de Cartago, como Juan José Naranjo y Gloria Mena, se encadenaron a un samán en el parque Lineal en 1991 para tratar de evitar que lo talaran. Este ejemplo lo han seguido otros para impedir la destrucción de los árboles.
El sol más alegre de Colombia
Cartago tiene el sol más alegre de Colombia. Así reza su eslogan. Al caminar por las calles de esta antigua ciudad es evidente la alegría con que el sol y el calor se posesionan de rostro, manos y axilas del recién llegado. Los aleros de una que otra casa antigua aún sirven de sombrilla.
Cartago fue construida en 1540 donde hoy queda Pereira, pero la trasladaron en 1691 a orillas del río La Vieja. Eso quiere decir que tuvieron tiempo de pensarla con meticulosidad.
Al recorrer sus calles grises se evidencia que fue una ciudad planeada muy a favor de los humanos, pero en contra de los árboles. Quién trazó sus calles y andenes rectos en la nueva Cartago, hace 322 años, lo taló todo. En rectángulos perfectos dejó ver la simetría y el esmero de construir una masa gris y terracota de calles y techos, con poco respiro para tallos, hojas flores y frutos.
No, al fundamentalismo ecológico: Planeación
Los árboles están marcados con un números amarillos desde el Coliseo de la 20 hasta Santa Ana. Pero la comunidad ha pintado en sus troncos coloridos grafitos con mensajes ambientales. Se ofrece a los ojos un pintoresco salpicón de razones que pretenden concientizar a habitantes y turistas de la necesidad de mantener en pie los árboles.
Al ser consultado por este diario sobre el significado de la numeración, el secretario de Planeación, Rodrigo León Serna Salazar dijo que se trata de un inventario de aprovechamiento ambiental. Que, efectivamente, el POT contempla en los planes para Cartago la necesidad de talar estos árboles y el inventario es para reponerlos todos en otros sectores de la ciudad.
Agregó que la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), a través de sus estudios técnicos, autoriza a la gobernación y la alcaldía intervenir los árboles que crecen en las orillas de la vía al corregimiento de Santa Ana para dar cumplimiento al POT.
Dijo que en unos 6 meses se iniciarán estos trabajos que buscan modernizar a Cartago y sacarla de su embotellamiento.
Este funcionario se opone a lo que el llama “fundamentalismo ecológico” que no escucha otras consideraciones e intereses. Invita a los ambientalistas a unificar criterios en favor del progreso de Cartago.
“Estas son decisiones que se tomaron desde el año 2000 por parte de la gobernación y el gobierno nacional y nosotros, como funcionarios públicos tenemos que acatar esos mandatos del POT”.
Otra alternativa, para evitar la tala, que proponen los miembros de la Escuela de Pensamiento Ambiental es prolongar La 5a Norte. Esta avenida conocida como la Avenida del Río es una vía amplia de dos carriles pero que se suspende abruptamente al llegar a las inmediaciones del río La Vieja. Dicen los ambientalistas que si se prologara atravesando el río se llegaría en pocos minutos al aeropuerto.
Al preguntarle al secretario sobre esta propuesta, dijo que esa ampliación también está prevista en el POT para un futuro pero el presupuesto no alcanza porque hay que construir dos puentes elevados para superar dos madreviejas. Además hay que hacer trabajos de ingeniería para que la 5a Norte no se inunde, como sucede ahora cada vez que llueve. El presupuesto de una ciudad como Cartago no da para tanto, puntualizó.
No son un estorbo
Jorge Enrique Moncada, comerciante de ropa, viene haciendo una campaña a favor de los samanes a través de Facebook en este link: https://www.facebook.com/media/set/?set=oa.542890625787133&type=1
Desde esa tribuna virtual lanza frases como estas: “El progreso y la conservación pueden ir de la mano, ayúdanos a encontrar soluciones ambientales amigables, donde los samanes sean el atractivo de la Nueva Avenida de Cartago y no el objetivo para ahorrarse unos centavos para el más corrupto”. “Cuando el último árbol haya sido talado, el último animal haya sido cazado y el último pez haya sido pescado, solo entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer” (Profecía de los navajos de Norteamérica).
“Queremos evitar la tala de los árboles de la Plaza de Ferias de Cartago, los cortan para hacer carbón vegetal, qué miserables. Queman combustibles fósiles para generar más efecto de gas invernadero y cambio climático”.
El señor Moncada dijo a LA PATRIA que en Cartago hay una política mafiosa de degradación del sentido de la vida. Pide que a los árboles no los vean como un estorbo, que se busquen soluciones y no utilicen los samanes como escusa para que otros se enriquezcan”, y agrega, “todo el mundo sabe que el aeropuerto de Cartago es utilizado para actividades ilícitas”. “Hay muchos intereses en juego y sería bueno que no se siga usando para ayudar al narcotráfico y la trata de personas”.
El Samán de Güere
En venezuela quedan los restos de una emblemático árbol, el Samán de Güere. Alexánder Von Humboldt midió el árbol. La circunferencia de la corona midió 180 metros, el diámetro del conjunto de sus ramas era de aproximadamente 60 m con un tronco irregular y retorcido de 2,8 metros de diámetro y una altura de 19 metros.
Humboldt mencionó que el árbol había obtenido pocos cambios desde la colonización española de Venezuela, según decían los lugareños.
Otro científico alemán Anton Goering, al describir la variada flora de Venezuela, también destacó la presencia del árbol, afirmando que su copa es tan inmensa que hasta mil hombres podían pararse bajo su sombra.
Dos años antes de morir Humboldt, recibió la visita del fotógrafo húngaro Paul de Rosti, quien obsequió a Humboldt un álbum de fotografías tomadas en 1857-1858 que incluía una foto del samán. Humboldt revisó el libro y cuando llegó a la foto del samán se llenó de emoción, llevando una mano a su frente y exclamó: «ese hermoso árbol, está lo mismo ahora sesenta años: ninguna de sus grandes ramas se ha doblado; está exactamente tal como lo contemplé con Bonplant». Rosti fue el primero en registrar fotográficamente la imponente imagen del samán. La foto original se encuentra recluida en el Museo Nacional de Budapest. En su reporte del samán, Rosti menciona que «el árbol tiene gran fama y es respetado en toda Venezuela, lo cuidan con esmero y el pueblo tiene veneración por el».
Claridad en lo verde respirado
y grito de dolor en la caída
Por Jorge Díaz Mateus
Despierta la conciencia del poeta al mundo
Y escucha al árbol su silencio.
Ante la estruendosa y cruel amenaza
los árboles guardan silencio
los árboles guardan silencio
porque no tienen palabras sino ramas
guardan silencio
porque no tienen discurso
sino sombra protectora
porque no tienen ruido
sino brazos para acunar el viento
los árboles guardan silencio
porque no tienen lengua sino hojas
los árboles guardan silencio
porque no tienen vos sino savia sutil ascendiendo por sus venas
porque no saben decir
sino hacer el amor con el oxígeno para purificarlo
los árboles guardan silencio
porque no nos dan abrazos sino aliento
espiración pura
claridad en o verde respirado
y estruendo mudo de dolor en la caída.
Jorge Díaz Mateus,
poeta de la Escuela de Pensamiento Ambiental
La cifra
50 metros de altura y 500 años de edad puede alcanzar un samán.
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