LISET ESPINOZA
LA PATRIA | MANIZALES
Recorrer la carrera 7 con calle 9 del barrio Chipre una y otra vez es el trabajo que hace a diario Néstor Iván Arboleda Franco, de 39 años. En su estrecha caseta azul guarda su machete y una pistola de balines para asustar a los ladrones.
Lleva 13 años como celador, pero desde hace nueve meses vigila esta cuadra de 48 viviendas, desde las 5:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, hora en la que llega su reemplazo. Sin embargo, hace un mes cambió sus herramientas de trabajo por un bolillo y su ropa de civil por un uniforme café, el cual porta orgulloso.
“Desde que me uniformo los cambios han sido buenos, porque la comunidad siente más confianza y la gente que transita por el barrio me dice que se está volviendo estilo Palermo. Además, a los conductores no les da miedo dejar sus carros parqueados”, dice mientras acomoda su gorra.
Él y su compañero hacen parte de los nueve celadores de cuadra de Manizales que se vincularon al programa Aliado Comunitario, liderado por Actuar Microempresas, y que busca mejorar la calidad de vida y las competencias laborales de quienes custodian a los residentes en la ciudad.
María Dori Marín, funcionaria de Actuar, indicó que la iniciativa es un proyecto piloto que comenzó en el 2013 encuestando a 103 celadores de cuadra de diferentes barrios de Manizales, entre los 26 y 80 años, pero solo el año pasado comenzaron a trabajar con ellos. “Hicimos las encuestas en todos los sectores residenciales donde prestan su servicio para evidenciar más el programa, vincular más a la gente y conocer su parte socioeconómica”, dijo.
Agregó que con el proyecto quieren que haya inclusión, que los celadores sean reconocidos en la ciudad, diversificar sus unidades productivas y generar impacto en las comunidades donde prestan el servicio, ayudando a la vez a tener una mejor seguridad.
El presupuesto
La caseta de Néstor es de tablilla y no cuenta con baño, según él, ya acostumbró el cuerpo a no necesitarlo durante su jornada laboral. "Cuando llegué aquí había una banda maluca de otro sector, pero las cosas han mejorado. He cogido cuatro ladrones y llamado a la Policía. Acá me dicen que soy muy arriesgado porque si veo un ladrón de una me le mando", indica mientras acaricia a Mailon, su perro criollo que lo acompaña.
De las 48 casas que Néstor y su compañero vigilan las 24 horas del día solo 19 pagan lo que consideren conveniente por el servicio que prestan. Al preguntarle por qué las otras viviendas no lo hacen agrega: "Dicen que el señor que había antes era repelente y no ayudaba en nada. Pero igual les pongo cuidado porque soy el celador”.
El salario lo divide en partes iguales con su compañero. La casa que más paga da $50 mil y la de menos $15 mil. Según Néstor, al mes recogen alrededor de $860 mil, es decir, que a cada uno le corresponden $430 mil, presupuesto con el que sostiene a su mamá y a su hijo.
“Estos recursos no son suficientes. Espero que con el programa pueda adquirir una venta para tener un ingreso más. Tengo fe que para diciembre cojo más casas”, expresó.
Al otro lado de la ciudad
Chipre no es el único que uniformó a sus celadores. Dos cuadras del barrio Palermo también se metieron al programa. Jaime Duque Jurado, de 52 años, y Miguel Ángel Granados Galeano, de 57 años, desde hace 20 años vigilan la cuadra de la carrera 29 con 69.
Jaime siempre llega a su trabajo en bicicleta. Indica que tarda 30 minutos pedaleando desde su casa en el barrio Alto Persia. Miguel solo camina unas cuadras, pues vive en Fátima. Para estos padres de familia desde que están uniformados la situación les ha cambiado. “Estamos muy contentos porque valoran nuestro trabajo, es una prueba de cariño. Mucha gente llegaba, preguntaba por el celador y como no teníamos uniforme nos teníamos que presentar”, dijo Jaime.
Cada ocho días cambian de turno. Trabajan de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. Sobre el pago Jaime explicó que con lo que reciben pagan reemplazos y seguro social. Aclaró que tienen tarifa establecida y que cada casa paga $95 mil mensual. Es decir, que al mes ganan cerca de millón 200 mil. “Vigilamos 30 casas, de ellas cuatro no pagan, pero igual las cuidamos como si pagaran. Mucha gente se va en diciembre y hay que ponerles cuidado porque donde roben dicen que fuimos cómplices. Entonces tiene uno más responsabilidad con el que no paga que con el que paga”, aseguró.
Agregó que antes muchas casas no pagaban, pero desde que pertenecen a Aliado Comunitario la gente se ha animado a hacerlo. Asimismo, la gente, según Jaime, ya no se asusta. “Uno se les acercaba y como lo veían a uno con ropa pensaban que uno les iba a hacer algo malo, pero con el uniforme la gente es más tranquila y respetuosa”.
La otra cuadra
Luis Alberto Giraldo García, de 59 años, tiene 11 años de experiencia vigilando y hace 5 años cuida la cuadra 29A con 69 del barrio Palermo, conformada por 28 casas, de las cuales una no paga. A él lo acompaña José Diego Tangarife, de 56 años, quien hace tres años es celador y hace el turno diurno.
"El cambio se ve porque por lo menos no está uno acabando con la ropita. La gente se siente más orgullosa viéndolo a uno uniformado. Además, no solo nos uniformaron también recibimos capacitaciones en cómo atender a la gente y cómo se debe dirigir a ella”, dice Luis.
Su compañero afirmó que no hay consistencia en el pago, pues algunas casas dan $80 mil, $90 mil, $100 mil o $120 mil. Todo dividido entre los dos. “A nosotros la comunidad solo nos tenía que apoyar. Ni ellos ni nosotros dimos plata por los uniformes. El apoyo se siente”.
Capacitaciones
Una vez los celadores entran al programa reciben capacitaciones personalizadas en sus puestos de trabajo, durante una hora acordada, en desarrollo humano, mejoramiento en competencias laborales y seguridad para que conozcan las modalidades de delito con ayuda de la Policía.
Sobre este punto Jaime Duque Jurado afirmó que las capacitaciones son buenas porque le enseñan cómo tratar a la gente y reaccionar ante la delincuencia. “Nunca he tenido tropiezos, pero si hay una persona por ahí estacionada uno se le acerca con toda la amabilidad para preguntarle qué necesita. Ahí uno ve si la persona está porque busca algo o porque quiere hacer el daño. De tanto trabajar en esto se vuelve uno experto, porque pueden venir en los mejores carros, pero uno sabe que son ladrones a la hora de hablar con ellos”.
María Dori Marín, funcionaria de Actuar Microempresas, añadió que también reciben asesorías en emprendimiento para analizar qué servicios adicionales pueden prestarle a su comunidad y así tener otros ingresos como podas de antejardines o ventas en las casetas.
Son tres personas por cuadra, dos celadores fijos y un turnero (el de los reemplazos). Además, hay un comité que se reúne cada ocho días para ver los avances del proyecto, qué deben mejorar y qué decisiones deben tomar.
Requisitos
Para que un celador haga parte de Aliado Comunitario debe cumplir con los siguientes requisitos:
1. Querer pertenecer al programa.
2. Tener el respaldado de la comunidad.
3. Comprometerse a asistir a las capacitaciones y a tener disponibilidad.
4. Desarrollo humano.
Dato
Según el último informe de calidad de vida de Manizales Cómo Vamos, de las 187 mil personas ocupadas que había en la ciudad en el 2014, el 43,7%, se encontraba en la informalidad.
"Buscamos motivar y sensibilizar a las diferentes empresas para que apoye la idea y así impactar y beneficiar a más celadores. Actualmente nos ayuda una institución privada, la cual inyecta una parte de capital y Actuar da otra restante, pero no contamos con el recurso suficiente para una mayor cobertura”.
Con residentes
Bertha Arias, Chipre
Todos estuvimos de acuerdo en que era mejor que estuvieran uniformados porque les da más autoridad y credibilidad. La función que ellos realizan es buena.
Sigifredo Colorado
La idea es muy buena y que tengan uniforme se llama tener presentación personal. Además, con él a ellos los respetan un poquito más.
Nelson Cifuentes Patiño, Palermo
Pienso que dignifican su labor. Son más reconocidos y ellos se sienten mejor. El reconocimiento es lo mejor independientemente de la profesión. Desde que están uniformados no acaban su ropa y son más respetados.
Inversión
50 millones de pesos la inversión que se ha hecho según Actuar Microempresas, del programa Aliado Comunitario.
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