LA PATRIA | MANIZALES
Despertó a sus estudiantes
Se gozó el Carnaval de Río de Janeiro y le siguió el paso a las garotas. Teatral y expresivo como era con sus estudiantes de Educación Preescolar.
"Debía presentarse el primer grupo pero el profesor no llegaba. Nos preguntamos por qué Orlando no aparecía, de pronto se abrió un telón y salió vestido de monja y nos hizo un monólogo. Luego se vistió de prostituta". La escena hace parte de los recuerdos que tiene Luz Helena Gómez Gómez, licenciada en Educación Preescolar, egresada de la Universidad de Manizales.
Orlando Sierra, licenciado en filosofía, dictó cátedra desde 1984 en esa facultad, mucho antes de dar clase a estudiantes de Comunicación Social y Periodismo. Se hizo querer poraspectos en los que también era conocido en otros ámbitos, como su sentido del humor, el trato especial hacia las mujeres y su amor por la literatura.
Orientó clases de antología del juguete, literatura infantil, comunicación oral y expresión corporal. "Había compañeras muy tímidas y él era extrovertido, entonces también lo pusieron a dictar teatro".
En su faceta de docente de literatura el anecdotario puede ser más extenso. Luz Helena recordó el día que puso algrupo a analizar el cuento de Caperucita Roja. "Nos dijo,'analicen', luego respondió 'en el fondo no fue el lobo como tal el que se comió a la abuelita'. En todo caso siempre le agregaba la parte filosófica y el lado chistoso".
Pese a la enorme confianza que lograba tener con sus estudiantes, nunca los acompañó a salidas de diversión, ni estaba con ellos por fuera del aula. "Se sentaba en una mesade la cafetería a tomarse un tinto, leer un libro y observaba". Además era un convencido de que la poesía podía reemplazar el temperamento agresivo de los niños, al igual que el teatro.
Empeñado siempre en formar a sus estudiantes como profesionales y humanistas les repetía frases que se volvíanrecurrentes. La que más recuerda es: "El que se burla de lo que ignora está a punto de convertirse en un verdadero idiota".
Algunas afinidades le permitieron a Luz Helena hacerseamiga de Orlando y de otra docente, ambos filósofos. De esta manera conoció su gusto por el vino y los espaguetis con pollo. Sin embargo, reconoce que a pesar de la amistadera muy exigente para evaluar.
"No recuerdo por qué se fue de la universidad, pero seguimos encontrándonos y hablábamos de la facultad.Luego de que me gradué nos dispersamos". En su memoria también están los días del atentado y la muerte, reconoce que se unió a quienes se manifestaron contra el asesinato y gritó pidiendo justicia. "Lo recuerdo, lo quise y oro mucho por él, sé que está en el cielo, tal vez dando clases de teatro".
El deporte también apasionó a Orlando
Orlando Sierra (derecha), en el viejo estadio Fernando Londoño. Lo acompaña Juan Luis Taborda (izquierda).
Fueron muchas las facetas en las que Orlando mostró su pasión por el deporte. Como aficionado, como practicante o simplemente como lector o televidente, vivía la acción con intensidad.
No se perdía juego del Once Caldas. Tenía su silla en la cabina del estadio Palogrande, donde llegaba, se sentaba a ver los partidos y reaccionaba como cualquier efusivo hincha. Incluso, en varias ocasiones, el Once Caldas fue tema en su columna Punto de Encuentro de LA PATRIA.
En 1998, cuando el Once perdió la final del torneo colombiano con el Deportivo Cali, Orlando publicó una columna de opinión que título: "Mi ojo derecho ríe y mi ojo derecho llora".
En ese mismo orden, Los Sabios también estaban en la agenda de Orlando. Cuando no tenía cierre del periódico llegaba al Coliseo y vivía con pasión aquellas jornadas gloriosas del quinteto basquetero.
En la final con Caimanes de Barranquilla, llegó tarde y le tocó acomodarse en una silla vieja, con tan mala suerte que en medio del afán se apoyó en la rodilla y se fue al fondo. "Ese día todos los que estábamos ahí sentimos el dolor que sintió Orlando...".
Orlando también vibró con los triunfos de los deportistas colombianos en el exterior. Paraba sus quehaceres para ver por televisión los juegos de Édgar Rentería con los Marlins de La Florida (EE.UU.) en las grandes ligas, y vibró con Juan Pablo Montoya en la Serie Cart.
También integró el equipo de redacción. Lo hizo más por integración que por competir, porque el talento que le sobraba para escribir, le faltaba para tocar el balón. Jugaba del medio campo hacia atrás y eran más las faltas que le pitaban porque llegaba tarde a las jugadas o simplemente pegaba.
Así fue su vida, apasionada, disfrutada con intensidad, como si presintiera que nos lo iban a quitar antes de tiempo.
Foto | LA PATRIA
El equipo de Redacción de LA PATRIA en el estadio de Supía: Arriba: Osvaldo Hernández, Santiago López, Óscar Veiman Mejía, Roberto Hernández, Pedro Pablo Mejía, Javier González. Abajo: Mauricio Ocampo, Carlos Andrés Medina, Álvaro Segura, Juan Luis Taborda y Orlando Sierra.
El contertulio de Kien
A Kien llegaba cada uno por su cuenta y terminaba reuniéndose con personajes como Néstor Gustavo Díaz, Hernando Salazar Patiño, Fabio Arias Gómez, Manuel Fernando Jiménez y Orlando Sierra o integrantes del equipo de redacción de LA PATRIA, entre muchos otros intelectuales.
La tertulia de la Librería Palabras, de Germán Velásquez,que quedaba a escasa media cuadra, también asistía al bar. Ron con hielo pedía Orlando, recuerda Cony Barco, que para entonces era la barwoman de Kien.
A Sierra se le veía dos veces entre semana tomando sus tragos de manera mesurada, pero los sábados era para la bohemia completa, como lo hacía la clientela.
Manuel Fernando Jiménez, embarcado por estos días en un proyecto editorial sobre la historia del reconocido lugar, recuerda las incalculabes noches en las que coincidió allí con el periodista.
"Fui cliente durante varias administraciones, desde que se fundó la taberna: en la época de Lulú, de Jaime González, El topo, Jaime Díaz, Patricia Gómez, de Miriam Vargas y de Orlando. Fui contertulio de Orlando Sierra, me tocaronmuchas discusiones de él con la periodista Beatriz Gómez.De los temas no me acuerdo porque eran en estado de alto alicoramiento. Él defendía un punto de vista y Beatriz otro y luego otros metían la cucharada. En general se hablaba de política, literatura y filosofía".
La taberna surgió como un restaurante bar de rock, porque Lulú era rockera. Los siguientes administradores le introdujeron música protesta, nueva trova cubana, salsa, jazz y otros géneros. "De todos esos desjuicios y de la tertulia tan sabrosa participaba Orlando".
Cony también recuerda las discusiones intelectuales deOrlando, en particular la más acalorada con Beatriz Gómez, pero la razón de la misma al parecer se quedó en el olvido.
Conoció a Sierra antes de la época de Kien. Ella estudiótrabajo social mientras él cursaba la carrera de filosofía. "Aunque él tenía una memoria extraordinaria, algunas veces yo le servía de memoria auxiliar", comentó.
Pese al final abrupto de la vida de Orlando, la memoria de sus contertulios lo certifica como cliente fiel de Kien.Fernando Jiménez indicó que quisiera hacer un homenajepóstumo a varios intelectuales que hicieron parte de la historia del lugar.
Un día de descanso en Santágueda, acaso extrañando o pensando en su siguiente visita a Kien.
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