MÓNICA FRANCO
LA PATRIA | MANIZALES
"Me da pena insistir, pero nuevamente quiero invitarlos a que donen, a que nos ayuden, a que se desprendan de todo eso que no necesitan. Ustedes y yo sabemos que en el cielo no nos reciben con trasteo", fueron algunas de las palabras con las que inició Amparo Gómez de Arango su discurso, ayer en la noche, después de haber recibido el premio que la acredita como la Caldense del Año.
Antes de eso saludó a sus conocidos y amigos, y después agradeció a las siete instituciones que la nominaron en LA PATRIA como candidata al galardón.
"Agradezco inmensamente este reconocimiento, que con el corazón les digo es para ustedes la gente de Manizales. Sin su apoyo permanente y su gran generosidad, esta obra no sería posible. Nosotras en el Hogar de la Divina Misericordia somos simples administradoras de su buena voluntad, gracias por creer", expresó.
Admitió ser hija adoptiva de la ciudad y contó que llegó desde Santander a Manizales hace 48 años acompañada de su esposo Carlos Arturo Arango Correa, con el ideal de formar una familia. "Él debe estar muy feliz en el cielo viendo lo que hemos logrado, que sin su ayuda no hubiera sido posible".
Recordar a su esposo fue revivir la historia que anoche la tenía como una mujer reconocida en la capital de Caldas por luchar por el bienestar de los más desprotegidos. Rememoró cómo, cuándo y por qué del recorrido que la llevó a hasta este punto del camino. "Cuando mi hija María Fernanda hacía trabajo voluntario en el Hospital Infantil, se dio cuenta que las familias no tenían un sitio a dónde llegar. Con frecuencia tenían que dormir en los pasillos del Hospital o casas de enfermeras que se ofrecían a ayudarlos. A raíz de este problema decidimos que había que hacer algo y así comenzó esta obra".
Prosiguió: "En agosto de 2001 alquilamos una habitación en una casa de familia en el barrio San Jorge. Durante 4 meses allí se alojaron los primeros padres de niños enfermos de cáncer, pero vimos la necesidad de un espacio más grande, y decidimos conseguir otra casa y milagrosamente apareció. En ese momento la Fundación fue constituida legalmente como una entidad de carácter civil y privado, de utilidad común y sin ánimo de lucro".
Más cambios
Contó que después vinieron dos casas más, la última propia, que consiguieron en el 2009. "Adquirimos un crédito muy grande, pero con la ayuda de muchas personas de corazón generoso salimos adelante".
En su intervención agregó cómo surgió El Ropero, el almacén de ropa usada que sirve para los fondos del Hogar. "La forma de conseguir recursos fue pedir a las personas de bien que nos regalaran la ropa que ya no usaban y que estuviera en buen estado. Quiero destacar que en esa primera etapa la ayuda valiosa del Periódico de Casa fue importante, pues en su página social sacaba una nota pidiéndole a la gente de buen corazón que nos donaran lo que ya no usaban".
También mencionó el nuevo proyecto con adultos mayores que funciona desde el 4 de octubre del año pasado, "tenemos 25 ancianos y no saben la inmensa satisfacción que genera poder darle tranquilidad y paz a una persona en los últimos años de su vida".
Antes de terminar, dijo que tenía que mencionar a alguien que era importante para ella, para el Hogar y para la familia, aunque sabía que no le gustaban los reconocimientos. "Mi hija María Fernanda. Ella es la que en este momento maneja la Fundación. Yo no puedo ganar indulgencias con jaculatorias ajenas. Nandita te queremos mucho y estamos muy orgullosos de ti", y finalizó: "Esperamos con su apoyo seguir creciendo para ayudar a tanta gente que lo necesita".
Mujer de fe y generosa
Decía Sor Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz". Con esas palabras el director de LA PATRIA, Nicolás Restrepo Escobar, cerró el discurso en el que reconoció a Amparo Gómez de Arango como una mujer de fe y generosa. "Mujer de fe, no solo por sus profundas convicciones cristianas y su veneración a la Virgen María, sino por el convencimiento de que la demás gente es buena y en ella confía para andar con su obra".
El director también resaltó la modestia con que Amparo le da el crédito a los manizaleños por los resultados de su Hogar, "eso no oculta la necesidad de que muchas más almas nobles como la suya se unan a su causa", dijo.
Habló sobre la Responsabilidad Social Empresarial como un concepto según el cual quien actúe con ética y respete la ley está cumpliendo con su cuota social y no debe afanarse por más. "Eso está bien, pero si queremos reducir la desigualdad, combatir la exclusión y la pobreza, tenemos que trascender el mero cumplimiento de la ley y tratar de devolverle a la sociedad parte de los beneficios que se obtienen en las empresas, velando por el bienestar de las comunidades en las que vivimos".
Resaltó la labor en el Hogar con familias y niños que con dedicación y cariño fueron acogidos, y que gracias a ello pudieron tener un tratamiento médico completo y salvar sus vidas.
Destacó la idea de la hija de Amparo, María Fernanda, y el acompañamiento incondicional de Carlos Arturo, su esposo. "Él entendió la necesidad y las acompañó con decisión, y chequera, en el empeño. Siempre le gustaron las empresas ambiciosas, nunca se conformó con lo pequeño, así que ver desde el cielo crecer el Hogar y atestiguar que ahora las personas mayores también tienen allí un albergue cómodo, digno y lleno de atenciones lo debe tener muy orgulloso, pues esta también es su obra".
Se refirió a la cuna santandereana de la que proviene la homenajeada, que según él, le dio el temple y la reciedad para perseverar en lo que se propone. "A San Gil y a Santander les tenemos que estar eternamente agradecidos por habernos prestado a Amparo y mantenerla entre nosotros", expresó.
Terminó su intervención rescatando esa capacidad profunda de la Caldense del Año de hacer y compartir, pero en silencio, sin esperar nada a cambio y pensando siempre en el bienestar del prójimo.
El dato
El Caldense de Año es un galardón con una tradición de 35 años y busca hacer visibles a quienes la sociedad de este departamento considera que son ejemplo y marcan el camino para el progreso y la construcción de un mundo más justo.
Discurso del director de LA PATRIA, Nicolás Restrepo
Discurso Amparo Gómez de Arango, Caldense del año
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