Liset Espinoza
LA PATRIA | Manizales
Diciembre es el mes de Luz Helena, una enfermera profesional y docente de la Universidad de Caldas, pues es la excusa perfecta para sacar de su guarida los 450 villancicos, que almacena en 25 CD.
A las 6:00 de la mañana su apartamento cambia de ambiente, en su equipo reproduce tal variedad de cantos navideños que pasan no solo por el español, con todas sus tonalidades, sino en otros idiomas como inglés, portugués y japonés.
"Empiezo desde temprano para poder oírlos todos. Tengo villancicos de Bolivia, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, España, Venezuela, México, Estados Unidos, Ecuador y Perú. Siempre suena un país distinto", dijo.
Añade que no le preocupa el idioma, pues los villancicos se caracterizan por tener la misma melodía por lo que al colocarlo ya sabe cómo se llama, aunque no hable el idioma.
Al preguntarle de dónde viene su afición por coleccionar este tipo de música responde: "Me encanta la Navidad, amo al Niño Dios porque es milagroso y en sus oraciones nos dice: todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia que nada te será negado".
El primero fue mexicano
La tradición viene de familia, su hermano también los colecciona, gracias a que desde pequeños estuvieron rodeados de esta música. Luz Helena es madre de familia y desde hace 30 años está casada con Carlos Alberto Osorio, médico del Once Caldas.
El primer CD de villancicos lo compró cuando cumplió un año de casada en la librería Las Paulinas y los extranjeros llegaron cuando su esposo, en un viaje a México, le trajo de regalo un casete de villancicos cantados por artistas de ese país como Lucerito, Yuri, Daniela Romo, Timbirichi, entre otros. Desde entonces cada vez que Carlos sale del país su misión es sorprender a Luz Helena con un nuevo disco navideño.
Carlos, indica que no siempre que viaja encuentra villancicos. “En Corea aunque estuve con traductor y me defendí con señas para darme a entender, no lo pude conseguir”, expresó.
Agrega que en todos los idiomas está Noche de Paz y que le llaman la atención los villancicos gitanos por el ritual que hacen para entonar la melodía.
El favorito es americano
De toda su colección el favorito de Luz Helena es el de Estados Unidos, pues cuenta que se lo regaló un ciclista apodado Samorita, en Costa Rica, hace 22 años. De este le siguen el de México, Japón y Brasil.
Afirma que su hermano le grabó en mp3 todos los villancicos colombianos y le hizo una copia de su colección por carpetas por si llega a perder uno.
Asegura que a sus amigas y colegas les regala copias de sus villancicos para que también se invadan de la alegría del mes. “La persona que se suba a mi carro, en esta época, sabe que villancicos es lo que va a escuchar. Es como un renacer”, concluyó.
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