Los Castillo Ocampo mantienen viva la tradición de la Santa Cruz

Blanca Rosa Ocampo de Castillo, de 50 años, dice orgullosa que el Día de la Santa Cruz pone una afuera, grande, y otra pequeña en un lugar visible de su casa, rodeada de mercado, para tener protección y abundancia todo el año.

"Le pongo fríjoles, lentejas, papas; un mercadito pequeño. Es para que abunden los alimentos, no falte nada, y que afuera no le pase a uno nada".

La celebración de ayer fue más especial que en otros años. Su esposo, Gildardo, falleció hace cuatro meses, y él era quien elaboraba la cruz externa. La labor la heredó su hijo mayor, Rodolfo, quien se puso en la tarea ayer en la mañana sobre una pequeña ladera del barrio González para instalar una cruz blanca en madera.

El otro motivo por el que la celebración religiosa fue más especial fue por la oración que hicieron al final de la tarde de los Mil Jesuses en comunidad. González sufrió hace 14 días con un derrumbe en el que perecieron cinco personas. Doña Blanca Rosa dijo que la idea era pedir para que no les pasara nada más y que primara la salud. "Es el mejor regalo".

Luz Adriana Gómez, vecina de los Castillo Ocampo, señala que los Mil Jesuses hay que rezarlos para que todo el año las familias y los barrios estén protegidos y libres de todo peligro. "También le ponemos el mercadito para que no nos falte la comida todo el año".

Rodolfo, el hijo de Blanca Rosa, cuenta que la tradición la aprendió de la bisabuela, que cada 3 de mayo hacía la Santa Cruz y rezaba los Mil Jesuses. "Por eso somos muy devotos, confiamos mucho en ella, más a hora con esta tragedia que ocurrió acá con los derrumbes y los damnificados".

Desde el siglo pasado las familias católicas se reúnen para rezar los Mil Jesuses. No se ha podido establecer con certeza desde cuando surgió esta oración que busca conmemorar el Día de la Santa Cruz, que en la actualidad se festeja más como signo de la redención de Jesucristo.