MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
1. Origen
Fotos | Tomadas de www.arquidiocesisdemanizales.com | LA PATRIA
Sacerdote Horacio Gómez, vicario Episcopal para la Cultura en la Arquidiócesis de Manizales
El Miércoles de Ceniza es el inicio de la Cuaresma, que son 40 días que preparan a los católicos para la celebración de la Pascua, que es la pasión, muerte y resurrección de Jesús. El número 40 es un número bíblico de peregrinación. El pueblo de Dios salió de Egipto hacia el año 950, en tiempos de Ramsés, buscando la libertad, porque eran esclavos. Dios les había anunciado una tierra prometida, a la orilla del Río Jordán. Salieron hacia allá, y el camino duró 40 años. El Señor se los llevó en este tránsito purificándolos, para organizarlos como pueblo nuevo. Esos 40 años de peregrinación en el desierto hacia la libertad es lo que celebramos en la Cuaresma, significa que salimos del pecado y de la esclavitud. El Señor nos propone hacer 40 días de ayuno, de oración, de mortificación, de abstinencia y de lectura de la Sagrada Biblia para que nos preparemos para la semana de la Pascua.
2. Significado
Sacerdote Luis Guillermo García, párroco de la Catedral Basílica de Manizales
El Miércoles de Ceniza es una tradición netamente católica que expresa el sentido de conversión, como inicio del tiempo litúrgico de la Cuaresma. Bíblicamente, la ceniza es un signo penitencial. La gente del pueblo de Israel, cuando quería manifestar públicamente que había ofendido a Dios, salía a la calle cubierta en ceniza, como bañada en ceniza. La señal en la frente es un signo propio de la era cristiana. Pasó de ser un baño en ceniza a una señal de la Santa Cruz en la frente porque es la señal del cristiano, de hecho todavía hay gente que aún inclina la cabeza para que se la apliquen en la coronilla, como se hace en Europa. Esta práctica también se usa en los seminarios, en liturgias privadas.
3. Quién se la debe imponer
Sacerdote José Silvano Peralta, párroco de María Reina (barrio Cervantes)
Se debe imponer la ceniza todo fiel cristiano católico y lo debe hacer en una actitud de humildad, con el deseo de cambiar su vida para vivir en la voluntad de Dios. Es para manifestarles a los demás que se ha iniciado un camino de fe y de conversión. Se recomienda que sean personas de 7 años en adelante, que ya tengan conciencia de lo que significa este gesto penitencial. Los niños más pequeños y los ancianos que ya no tengan conciencia, no tienen necesidad de hacerlo, es para quienes tienen acto de conciencia, también para los enfermos conscientes.
La imposición está a cargo de sacerdotes, religiosas, diáconos, seminaristas, y algunos laicos, pues no obliga a que lo tenga que hacer solo un sacerdote. Es el sujeto que la recibe el que hace su acto penitencial e inicia su camino de conversión.
4. Ayuno y abstinencia
Sacerdote Efraín Castaño, vicario General de la Arquidiócesis de Manizales
Entre las actividades de la Cuaresma está la oración, el ayuno y la limosna. El ayuno, como su nombre lo dice, es abstenerse en la alimentación o de algo que agrada mucho, en pro de una causa superior. En este sentido, no es entonces de estética ni de salud, sino de privación de bienes, pero para beneficio de otros. El ayuno y la abstinencia pueden ser en primer lugar alimentarias; por ejemplo, de las tres comidas al día, privarse de una, o rebajar en cantidad en las comidas. La abstinencia es ausencia de consumo de carnes, de proteínas, el sentido de eso es que el valor de lo que se abstiene destinarlo a los pobres. El ayuno y la abstinencia de otras cosas, como no fumar, no tomar bebidas exquisitas o vinos, no ver televisión ciertos días, y a cambio orar, leer la Biblia o visitar un enfermo. Siempre mirando el bien del prójimo. La limosna es otra manera de expresar solidaridad, puede hacerse individualmente o en la campaña Comunicación Cristiana de Bienes cuyo dinero va a un fondo común para ayudar en tragedias.
5. Sobre qué reflexionar
Sacerdote Luis Gonzaga Duque, párroco de San Pío (barrio La Enea)
La idea de la imposición de la Santa Ceniza es que quien la recibe se comprometa de verdad con el Señor a empezar una vida nueva, a esforzarse; se convierta en un hombre nuevo, en un ser justo, amoroso, apacible, misericordioso. La Santa Ceniza es un signo visible de un pacto invisible, y quien la recibe hace con Dios un pacto de ser un hombre nuevo, una criatura nueva.
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