La universidad vive, pero tiene amenazas

FELIPE MOTOA FRANCO

LA PATRIA | Manizales

Si las universidades públicas quieren sobrevivir, tendrán que conseguir dinero adicional  al que reciben del Estado. Pero si en la búsqueda de recursos deben vender su visión social, su alma al mejor postor, es preferible pasar dificultades y buscar plata por otros lados.

La reflexión se desprende del conversatorio El concepto de universidad, realizado ayer en el Auditorio de la sede Palogrande de la Universidad Nacional (U.N.) Expusieron Luis Enrique Orozco, docente de la Universidad Javeriana, quien se enfocó en la influencia de la historia para el futuro de estas instituciones; Uriel Bustamante, académico de la U.N. el cual defendió las divisiones administrativas de las academias; y Jorge Hernán Arbeláez, egresado de la U.N. y delegado por los estudiantes, quien comentó la falta de discusión y la libertad de cátedra en los pregrados.

La moderación fue de Nicolás Restrepo, director del periódico LA PATRIA. En la mesa se notaron visiones distintas sobre una misma institución. Más que  adversarias, resultan complementarias.

Jorge Hernán Arbeláez, docente de Filosofía (Universidad del Quindío) y egresado de Gestión Cultural de la U.N.
Financiar la universidad: provoca escozor pensar en una universidad que solo es respuesta a las dinámicas del mercado. Pero el mismo escozor genera una universidad encerrada en dogmatismos que no se abra al mundo, sin ofrecer servicios. Debe buscarse un balance. Debe generar recursos, sin limitar la equidad.
En pregrados hay estudiantes que pagan muy poco, mientras en posgrados todos deben pagar más de cinco millones por semestre. Eso debe reconsiderarse, para que se garantice el acceso de todos a posgrados.

Apunte destacado: la destitución del cargo que el procurador Alejandro Ordóñez le impuso al profesor de la Universidad Nacional Miguel Beltrán es un ataque directo a la libertad de cátedra. Ordóñez señala que Beltrán invitaba a ser simpatizante de la guerrilla, pero la Fiscalía lo absolvió al respecto.

Luis Enrique Orozco, docente de la Universidad Javeriana Bogotá
Financiar la universidad: la Ley 30 de 1992 concibió una universidad a la que se le hacía determinada inversión y esa inversión se aumentaba según la inflación anual. Pero la universidad se masificó y esa ley ya no alcanza para financiar la educación superior. Las universidades públicas están desfinanciadas. En la gestión moderna cada institución debe aportar recursos propios para sobrevivir. Las universidades del Valle, Antioquia y Nacional ya lo hacen con eficiencia. Sus modelos deberían seguirse.

Apunte destacado: en décadas anteriores muchas universidades no enseñaron pensamiento crítico por considerar que esto formaría comunistas. Lo cierto es que no se formaron comunistas, pero sí muy malos capitalistas.

Uriel Bustamante, profesor U.N.- Manizales
Financiar la universidad: es terrible que si los países quieren recibir fondos de entidades como el Banco Mundial, deban someterse a las imposiciones que estas dictan para la enseñanza y la educación. Hay que reflexionar siempre y no renunciar a los propios lineamientos sobre la formación universitaria.
La gobernanza universitaria, como la estructura organizacional y administrativa, no se puede seguir tomando como algo molesto. Hay que formarse y tener mística para ser decano o director de programa.

Comentario destacado: la universidad no puede estar en función de un solo grupo social sino del conjunto. Es una institución con doble identidad, pues debe ser transformadora según las realidades sociales, pero a la vez debe ser conservadora para mantenerse viva.

Reforma
El Acuerdo por lo Superior 2034 es un proyecto del Gobierno Nacional para reformar la educación superior. Aunque este ha señalado que se consultaron diversos estamentos sociales para estructurarlo, organizaciones como la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) han advertido que no les tuvieron en cuenta para la discusión.