Blanca Eugenia Giraldo
LA PATRIA | MANIZALES
A 15 días de entregar la oficina que ocupa desde que comenzó con la dirección del IDEA en Manizales, el ingeniero y exdirector del organismo, Fernando Mejía Fernández, hace un recuento de lo que ha sido para él, nacido en Aracataca (Magdalena) tener como su segunda tierra a la capital caldense.
Mejía entregó hace cinco años el bastón de mando, aunque no su oficina, porque los directores que lo remplazaron no se lo permitieron. Ahora encontró un argumento para desprenderse de ella: "Viene un profesor nuevo de Canadá para hacer docencia y servicio de extensión, esa es la oportunidad. Mientras, permaneceré en otra dependencia en el proceso lógico del relevo generacional", expresa.
Mejía no pierde el sabor Caribe y se reconoce como seguidor de la música de Joe Arroyo. “Esa manera del cantante cartagenero de exaltar su condición de afrodescendiente y de sentirse orgullo de sus orígenes africanos la aprecié mucho”, dice. Entre las canciones que más le impactan destaca Centurión de la noche y Pan de arroz.
Con 16 años y excelentes notas culminó su bachillerato en Barranquilla. Una suma de hechos lo llevó a estudiar Ingeniería Civil en la capital caldense. Al terminar regresó al Caribe, pues veía un panorama laboral más despejado. Para esa época ya estaba casado con una manizaleña.
Luego de tres años en La Arenosa, Mejía buscó otras opciones laborales. En la U. Nacional, sede Manizales, abrieron por primera vez un concurso de méritos para vincular a los nuevos profesores y él fue seleccionado. Esto fue en 1976: "Antes se hacía a dedo".
Reconoce que la ciudad lo sedujo con sus paisajes, la amabilidad de la gente, el ambiente académico y que la Universidad le permitió desplegar su creatividad. “La U. me apoyó para hacer una maestría en el campo de la hidráulica y fue el profesor Jorge Ramírez Giraldo, experto en el área, el que me facilitó ir a capacitarme en este campo”.
Este fue el comienzo, en 1981, de un enamoramiento total por la hidráulica. Su reto era tener un laboratorio en esa área, pues hasta ese momento a los estudiantes les tocaba viajar a Bogotá para hacer sus prácticas, lo que era un tropiezo para los demás profesores.
Su primer trabajo, con la iniciativa de su tutor Jorge Ramírez, fue estudiar las obras hidráulicas para control de la erosión en laderas, tema propicio para esta zona. Desarrolló una estructura de vertimiento de aguas que hoy se utiliza no solo en Caldas, sino en todo el país.
Esa primera línea investigativa se basaba en estudios a modelos hidráulicos en escala reducida, lo que le proporcionó toda la pericia para seguir adelante con nuevos proyectos.
Por eso en 1988 cuando se dio el diseño y construcción de la hidroeléctrica Miel I, la Chec e ISA, dueños del proyecto en ese momento, y profesionales de esa entidad vinculados a la Universidad dijeron: "Si para hacer esos estudios (para la hidroeléctrica) debemos irnos a Brasil, Portugal o México ¿por qué no montamos aquí una estructura de laboratorio para hacerlos y nos queda para la región y la ciudad?”. Ramírez y Mejía fueron los encargados de diseñar una propuesta.
Agrega que este reto les dio el impulso para hacer otros estudios. Incluso el proyecto Miel I cambió de diseño dos veces más y solo hasta el tercero, se llegó al final. Ese es el que está construido en la Central Miel I, en el Oriente caldense.
Según Mejía, el país conoció que en Manizales se tenía una buena infraestructura de laboratorio y empezaron a pedirles ese servicio para otras investigaciones. Ya tienen 15 grandes modelos estudiados aquí. (Ver recuadro Modelos estudiados en Manizales).
Cuando hicieron el estudio inicial de Miel I apenas habían llegado a Colombia los primeros computadores IBM PC. Coincidió con los estudios de investigación que desarrollaba Jorge Hernán Estrada Estrada, a quien Mejía quiere entrañablemente. Necesitaron hacer mediciones con instrumentos de última tecnología y Estrada les ayudó a comprar los adecuados, importados desde Inglaterra, pero otros que requerían no se conseguían en el mercado.
“Así empezamos a hacer desarrollo tecnológico bajo la cabeza y la genialidad de Jorge Hernán y sus estudiantes. Aunque aún no existía la ingeniería electrónica en la U, él les enseñaba a los de ingeniería eléctrica”.
Así desarrollaron instrumentos de medición conectados al computador, lo que cautivó no solo a Mejía, sino a otros.
Entre los desarrollos que hicieron vieron que se podía monitorear las variables atmosféricas asociadas al comportamiento climático. Bajo la batuta de Mejía los estudiantes desarrollaron un pluviómetro, un evaporímetro y con los que estudiaban el suelo crearon un featímetro conectado al computador.
Los avances en programas de computador y equipos, motivaron a Mejía y a otros colegas para tratar de convencer a las autoridades municipales de instalar una red de monitoreo meteorológico. Para esa época la ciudad solo tenía la Estación Agronomía, de Cenicafé, situada en la Universidad de Caldas, y luego en el ICA.
“No nos pararon bolas, pero eso dio pie para que desde la Universidad desarrolláramos nuestra propia red. Aquí montamos una estación y aprovechamos que el relleno sanitario, por normas, también la requería y nos pidieron que fuéramos nosotros quienes la montáramos”.
Cuenta que volvieron a la Alcaldía y les pidieron que se vincularan para fortalecerla, esa idea sí caló, sobre todo con la llegada a la OMPAD de Carlos Alberto García Montes, que también era egresado de la Nacional. “Carlos Alberto sí entendió el mensaje y gracias a esto se fortaleció el desarrollo de nuestra red de monitoreo tecnológico en Manizales, que hoy se sigue fortaleciendo con el apoyo de Corpocaldas y que hace que la ciudad sea tal vez la mejor instrumentada del país”.
Todo ese conocimiento se revirtió en los estudiantes. Gracias a los trabajos de instrumentación obtuvieron el apoyo para la creación de la carrera de ingeniería electrónica, que a Mejía siendo decano le tocó sustentar.
Los pensadores ambientales Julio Carrizosa Umaña y Augusto Ángel Maya, entre otros, impulsaron la creación para la Universidad del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) para Bogotá. El segundo capítulo se creó en Manizales en 1993, gracias a que los profesores Patricia Noguera, filósofa ambiental; Luz Estela Velásquez, paisajista urbana; Adela Londoño, ingeniera química y sanitaria; el mismo profesor Ángel, que quería regresar a su tierra; Fernando Mejía, que trabaja en el control de la erosión y Mélida Restrepo de Fraume, hablándoles de que la erosión era el problema más grave que tenía Caldas, hicieron un equipo para promover su creación.
A partir del 2000 Mejía estuvo en la dirección del instituto y hace cinco años lo relevaron Luz Estela Velásquez, Jorge Julián Vélez y hoy Freddy Leonardo Franco. “Los trabajos que hemos hecho para la región en la ordenación de cuencas hidrográficas, en el monitoreo ambiental, en la gestión de riesgo, con Ómar Darío Cardona, a la cabeza como una eminencia de talla internacional, hizo que el IDEA se posesionara en la región”.
Con el paso del tiempo, Mejía es consciente de lo importante que ha sido su compromiso y el de sus colegas. No obstante, el estudio de las cuencas hidrográficas y temas afines aún despierta su interés. Por eso, aunque entrega su oficina de tantos años, el conocimiento todavía se mueve como agua por su cabeza.
Tres para Miel I.
Uno para Hidrosogamoso, que apenas va a empezar a llenar el embalse.
Uno para ofrecimiento de agua potable en Bogotá, de futura construcción con el nombre Regadera II.
Porce III y Porce IV para EPM.
En este momento estudia Porvenir II, aprovechando las aguas del río Samaná Norte.
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