EQUIPO PÚBLICO
LA PATRIA | MANIZALES
Amparo Beltrán, damnificada por el deslizamiento del 19 de abril en el barrio González, dice que la situación para ellos sigue igual. Perdió a su hija, Gabriela de 17 años; la casa, todas las pertenencias, y la tienda con que sostenía la familia. "Quedé con lo que tenía puesto. El Gobierno apenas nos ayudó con tres meses de arriendo, no fue más".
Ese día, Manizales amaneció en emergencia por los torrenciales aguaceros y con la noticia de deslizamientos, los más graves en los barrios González, Persia, Aranjuez, La Carrilera, Granjas y Viviendas, Ruta 30, Camilo Torres, Sierra Morena y Los Cedros.
Afectaron a 3 mil 42 familias y dejaron 17 muertos; fuera de las pérdidas materiales que se quedarán sin cuantificar por la dificultad de llegar a la plena verdad. En estos sitios la queja recurrente es porque ya no tienen cómo subsistir, seis meses después de esta tragedia.
Drama
Amparo Beltrán agradece la ayuda que le dieron las Damas Voluntarias Vicentinas para abrir de nuevo una tienda en el barrio González, donde piden que las obras continúen para tratar la ladera afectada por deslizamientos.
La historia de Amparo representa lo que están viviendo muchos damnificados. A los ocho días del desastre, murió su hermana. "Ella entró en shock porque quedó atrapada en la sede comunal. Larescataron, pero no aguantó".
Mes y medio después, como buena parte de los damnificados, recibieron colchonetas, subsidios de arrendamiento por $750 mil para tres meses, ropa y un mercado en una caja pequeña con dos litros de agua.
"Además nos dieron un costalado de ropa rota y manchada. Las demás ayudas vinieron fue de la gente y del colegio de la niña, fueron muy solidarios con nosotros y nos dieron ropa nueva y otra en muy buen estado. A pesar de que hemos sido muy humildes es muy duro ponerse un pantalón de alguien que uno no conoce".
Lo único que esta mujer pide ahora es casa. Paga $600 mil de arrendamiento en el barrio La Carola, tienen que vivir con $1 millón 200 mil que gana su hijo para sostener a cinco personas. "Que la Alcaldía nos diga si podemos volver acá (González), es preferible a irnos para San Sebastián. Me daría nervios, pero es mejor que por allá, es una zona caliente".
La mano que le tendieron a Amparo fue de las Damas Voluntarias Vicentinas. Le compraron estanterías y el surtido para abrir una pequeña tienda en el primer piso de la deteriorada sede comunal de González, que también sufrió con el derrumbe. "Es una bendición, porque después de tres meses nadie se ha preocupado por nosotros. Aquí tengo que pagar un arriendo muy módico, aunque no hay energía eléctrica ni gas, pero un vecino me pasó un cable y me regala la energía".
Para completar, Amparo y su hijo todavía no han logrado conseguir camas. Duermen en los colchones que les regalaron, el televisor que les obsequiaron permanece también en el suelo, y la ropa la guardan en cajas. Lo que los beneficia es que la Alcaldía los exoneró de pagar impuesto predial por el predio colapsado, igual que en los demás barrios.
Solos
Si el temor ronda por La Carrilera, en el barrio Aranjuez se quedó. El Estado no ha hecho una sola obra en el deslizamiento que cayó desde el morro Sancancio y paró en la fila de casas de la carrera 40A con calles 72A y 73A, mató a tres personas y obligó a evacuar inicialmente a 475 familias.
Mary Muñoz es de las damnificadas, pero que pudieron regresar con permiso de las autoridades, pues ya no tienen cómo pagar más arriendo. Cuenta que también volvieron por temor a que les sucediera lo de casas vecinas, a las que los ladrones se entraron y desvalijaron o las han convertido en sitios para el consumo de alucinógenos. La inseguridad también la reportan en los barrios Los Cedros, La Carrilera y González donde al irse la Policía que vigilaba, llegaron los amigos de lo ajeno.
En Aranjuez la comunidad se tenido que unir para vigilar, para limpiar las canaletas que vienen desde el morro, porque dicen que ni siquiera eso lo han hecho las autoridades, y cuando llueve son lo único que los protege. Los día lluviosos les recuerdan que hace seis meses pudieron perder la vida, por eso se asoman a las ventanas buscando que alguien los alerte, es la única opción.
Bomba
Yuli Cardona y su hija de 2 años caminan por donde se fue un deslizamiento en La Carrilera. Piden que recojan los escombros de las casas que afectó y así reducir el riesgo.
Otra situación crítica es la de La Carrilera. De allí evacuaron 18 casas. Caminar por este sector, vecino del barrio Pío XII, da temor por encontrarse aún con derrumbes a los que no les han hecho nada, solo tienen unos plásticos que los cubren; casas derribadas y colchones mezclados con esterillas y otros materiales de construcción destruidos, como si la tragedia hubiese sido ayer.
Quizá lo más asustador es encontrar de dónde proviene el olor a excremento. Al fondo de La Carrilera hay un box coulvert (estructura en concreto para canalizar aguas) que se tapó con la tragedia y que conduce las aguas negras que trae desde arriba la quebrada Las Camelias. Estas aguas se represaron y ya formaron una laguna de materia fecal y otras espumosas sustancias, que parecen hervir por las pequeñas burbujas que se observan en el oscuro líquido.
Martha Lucía Arenas dice que por lo menos las casas están evacuadas y solo los habitantes de tres están durante el día y en la noche duermen en otros sitios. "Lo que a uno le da miedo es que esto explote y siga de aquí para abajo haciendo daños, sería otra tragedia. Cuando llueve, el nivel de la laguna se sube como unos cinco metros".
También en la Ruta 30
Nicolás Orozco, habitante y administrador del conjunto cerrado Portal de San Luis, cuenta que los 77 apartamentos llevan seis meses evacuados por un muro que colapsó en los parqueaderos. La Alcaldía sí inició obras allí para mitigar el riesgo. "Todos estamos regados en diferentes partes de Manizales. Yo pago arrendamiento de $700 mil. No podemos negar que hemos tenido acompañamiento de las autoridades, pero el bolsillo ya no aguanta. Después de tres meses hemos tenido que pagar arriendo de nuestra propia cuenta. Al principio los familiares nos acogieron, pero fuimos viendo que teníamos que salir. Nos preocupa tanto tiempo por fuera de los apartamentos".
Agrega que allí se incrementó fue la delincuencia porque la vía de la Ruta 30 a Camilo Torres tiene siete luminarias dañadas. "En las noches se ha vuelto un foco de inseguridad. A pesar de que hay vigilante en el conjunto, ya se metieron a robar en un apartamento, sacaron joyas y plata que una señora tenía en una alcancía".
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