LA PATRIA | MANIZALES
Gilberto Maya, empleado de la Catedral Basílica de Manizales, se encarga cada año de trasladar la imagen del Señor de La Misericordia de un extremo a otro del templo. Es tal vez la tarea más pesada, y la hace con mucho amor, afirma.
Su labor recuerda a José de Arimatea que, como cuentan los evangelios, era un hombre rico que empezó a seguir a Jesús antes de que este muriera. Después de la crucifixión, José le pidió a Pilato que le diera el cuerpo de Cristo para sepultarlo. “Tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana de lino limpia y lo puso en un sepulcro nuevo, de su propiedad, que había hecho cavar en la roca”, relata San Mateo.
La acuciosa tarea de bajar a Jesús de la cruz se cumplió el pasado lunes a las 4:00 de la tarde, a la que se unieron ocho personas más. Gilberto dirigió y ayudó en cada paso.
Hoy, Viernes Santo, cubren todas las cruces de los templos católicos para significar que Jesús ha muerto. Además, no se consagra el pan ni el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, porque él no está.
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