Víctor Diusabá
LA PATRIA | Extremadura (España)
Con el telón de fondo del décimo aniversario de su alternativa, el torero colombiano Luis Bolívar visitó al español Alejandro Talavante en su casa de campo en esa región de España que limita con Portugal.
Luis Bolívar: Alejandro, antes que nada, muchas gracias por la invitación a esta, tú casa en Extremadura. Precioso lugar.
Alejandro Talavante: Para nada, torero. Es una gran ocasión para conocernos aún más. Para integrarnos, siempre, junto al toro.
Luis: Sobre todo en estos momentos tan difíciles. Ya ves lo que está pasando en Colombia. La forma arbitraria como han cerrado nuestra máxima plaza, la Santamaría.
Alejandro: Sí, es un atropello a la libertad. Así lo han hecho en Cataluña y en otros lugares. Están muy equivocados si creen que con eso van a apagar la llama eterna del toro bravo y del arte.
Luis: Gracias también por esa solidaridad con esos muchachos valientes, nuestros novilleros, que se lanzaron a una huelga de hambre que encontró por respuesta la soberbia y la arrogancia de quien no entiende del respeto por las minorías.
Alejandro: Pues mi respaldo y el de mi apoderado, el maestro Curro Vásquez, a ellos. Como también contaron con todos aquellos que sin ser aficionados y ni siquiera seguidores de nuestra fiesta, están en contra de los abusos de poder.
Otras pasiones
Luis: Alejandro, la gente no sabe que al lado de nuestro mundo de toros de lidia, corren otras pasiones, una de ellas, el fútbol. En mi caso, en España eso se llama Atlético de Madrid, en el tuyo, Real Madrid. Hemos tenido un año apasionante en el 2014. ¿Cómo lo has sentido? ¿Cómo lo has vivido?
Alejandro: Antes de responderte, déjame decirte que el fútbol es algo muy especial, te sirve para identificarte con algo que, si bien no manejas, te ayuda a soportar la vida. En lo particular, el Real Madrid, o el Madrid, como le decimos aquí en España, me ha hecho involucrarme mucho con el club, pero en especial con una persona como Sergio Ramos, ese mismo que anota goles decisivos, con perdón tuyo (risas), y el mismo que saca un capote en los estadios y pega lances al viento. Igual lo hacen otros personajes públicos que quieren nuestra fiesta, sin que eso vaya en contravía de sus actividades normales.
Luis: Así como tú tienes tu relación estrecha con Ramos, la mía es con Javi García. Ellos dos, como la mayoría de jugadores de fútbol, me merecen la mayor admiración. Llevan durante años una vida de sacrificio que no es fácil de sostener. Hombre, ¡se privan de tantas cosas para triunfar! ¿En algún momento de tu vida quisiste ser futbolista?
Alejandro: Sí, anduve buscando un lugar en los equipos infantiles, pero, ¿sabes? Los otros niños eran más fuertes que yo. Jugué de medio centro. Al final, tuve que buscar algo más espiritual, más artístico. Sé que lo tuyo por poco termina también siendo el deporte. Tu paso por el béisbol, ese deporte extraño para nosotros los españoles pero una auténtica fiebre en el Caribe.
Luis: sí, a esta hora sería cátcher de algún equipo quien sabe si célebre. Alcancé a estar en una selección nacional juvenil. Pero volvamos al fútbol, estoy feliz con lo que hizo mi Selección Colombia en el Mundial…
Alejandro: Me encantó. Un gran equipo, merecieron más. Lástima en cambio la decepción que causó España. Me quedo con todos los títulos que nos dieron, pero ya era un ciclo cumplido. Aunque yo soñaba con verla ganar el Mundial en una final con Estados Unidos.
Luis: ¿Estados Unidos? ¡Qué raro! Bueno, pero ¿por qué?
Alejandro: Por una sencilla razón, son los que peor me caen (risas).
Luis: Yo quería Colombia contra España, para ganarles a los grandes (risas). Bueno, ahora tienes a un gran jugador en el Madrid, al mejor: James.
Alejandro: Le va muy bien. Es extraordinario. Dios, qué goles hace…Todos estamos muy ilusionados con él. ¡Y cómo es la vida!, ahora la vas a sufrir porque a tu Aletic (Atletico de Madrid) le irá a dar lo suyo.
Luis: Prefiero no pensar en eso. Será una sensación rara. ¿Qué crees que le debe envidiar los toros al fútbol?
Alejandro: Creo que la organización. Y la unión. El fútbol ha asumido la defensa de lo suyo, más allá de la FIFA. Por ejemplo, hace unos años los jugadores lucharon por sus derechos y lograron que se los respetaran, aunque, claro está, hay excepciones. Y apostó el fútbol por convertirse en un espectáculo de masas y hoy lo son, a quién le cabe duda.
Luis: Los toros fueron un espectáculo de masas, hoy compite con muchas cosas…
Alejandro: sí, es que si te detienes a pensar un poco en lo que somos como expresión artística, no suele ser el arte un tema de multitudes.
Relación
Luis: Mucha gente se pregunta si uno piensa en otras cosas delante del toro. Yo les digo que no, que no hay tiempo, ni lugar. Pero, ¿en los hijos, sí?
Alejandro: Cuando se piensa, se pierde. Sale el toro, vamos a por el toro.
Luis: Entre tanto, a cuidar del toro. A buscar la madurez con él.
Alejandro: Esa es una relación muy especial. Hay respeto. Quienes están fuera de esto jamás entenderán de qué trata. Por ejemplo, un torero jamás mira a un toro pensando en que lo va a matar. Apasiona buscar ese momento de la comunión con él.
Luis: Pero, como bien lo dijiste, de respeto. Por encima de todo, una relación de respeto. El toro y el toreo son como tu padre: te ama, te reprende, te enseña, te castiga, te recompensa. Algo muy intenso, en lo que la pasión y el valor juegan su papel.
Alejandro: Para mí el valor es tomar una decisión, ateniéndote a las consecuencias. El valor es consciente. El toro ataca no retrocede, pero te da la opción única de defenderte con arte.
Luis: La gente no sabe cuánto se sufre en esas horas previas en el hotel, o a la espera de que salga el toro. Si hubiera una puerta uno se iría…
Alejandro: Y saber que luego, delante de un animal de 500 kilos se puede sentir calma, gozo, placer auténtico.
Luis: Y se puede respirar…es un cambio brutal.
Alejandro: Entonces, surge otro desafío, ese que se sube a los tendidos…
El público
Luis: En la medida en que cada vez se torea mejor, los públicos se vuelven más exigentes. Hoy se emocionan solo con la perfección y además lo piden a diario. Por eso, cuando caes, te quieren comer. Es una línea de fuego con abismos a ambos lados.
Alejandro: Debes tener la suerte de que la gente se identifique con lo que estás haciendo. Si no la tienes, estás más cerca del fracaso.
Luis: Sí, por eso es que en algunas oportunidades uno se siente bien con lo que ha hecho pero encuentra otra respuesta en la gente. Es evidente que no ha habido esa identidad.
Alejandro: Por eso no hay respuesta contundente cuando a uno le preguntan por sus mejores faenas. A mí me gustan más las de mis compañeros. Es más, no me gusta verme en video. No veo el matiz que le ven otros.
Luis: Ojalá entonces no solo veamos loa videos sino que lleguemos a la conclusión de que acertamos en estos tiempos con las decisiones que estamos tomando, digo, en torno al futuro de la fiesta.
Alejandro: Es que esas decisiones deben contemplar las fortalezas y debilidades con las que contamos y a las que nos enfrentamos…
El toro
Luis: Nuestra mayor fortaleza es el toro y lo seguirá siendo. Y la debilidad está ahí mismo, en que no estemos capacitados para defender al toro del ataque de que está siendo objeto.
Alejandro: Hay que ser muy ‘friqui’ para ser anti. Siempre me he preguntado: ¿qué tal que dentro de 300 años alguien encuentre que todo esto que hacemos estaba lleno de valores y que ya no se pueda echar marcha atrás?
Luis: Es que hay gente que pasa a la historia por prohibir. Y luego, la misma historia se encarga de condenarlos. Pasa ahora en Colombia, ha pasado en España, esta tierra fundamental en mí vida. Aquí me dieron la oportunidad de ser torero, de expresar lo que siento.
Alejandro: Igual digo yo de América, aunque, claro está, mi experiencia es mucho menor a la tuya. América es libertad, es el significado que yo tengo de ella.
Luis: América es un paraíso que espera su oportunidad. Aunque a veces la realidad es muy dura. Por ejemplo, la vida a veces vale poco o nada…
Alejandro: Bueno, eso pasa allá en muchas partes más. Lo estamos viendo en estos días. La vida y la muerte en la balanza. Como pasa con nosotros frente al toro.
Luis: Convivimos con ella, con la muerte, tampoco es que busquemos hablarle. La tenemos cerca, pero estamos más vivos que nadie. En cambio conozco a mucha gente que está muerta a pesar de que parezca viva.
Alejandro: Eso tampoco lo entienden quienes están afuera. Aunque estaría dispuesto a explicarles todo lo que se vive aquí, en la cara del toro.
Luis: Bastaría con que conocieran de la autenticidad del toreo. Tanta verdad y tanta pasión no la hay en ningún otro medio. Pero también hay que ser conscientes de que es imposible explicar a quien no quiere oír.
Alejandro: Es que la falta de información es increíble. Yo estoy dispuesto a que se queden con la ganadería que tengo con el compromiso de que los animales mueran de viejos.
Luis: Y ellos, tan preocupados de esto, pero tan ajenos a otros problemas...
Alejandro: Por qué no más bien pensar en darle vida digna a la gente. En muchos lugares del mundo no hay ni siquiera agua potable; menos, educación. Hay que buscar homogenizar a todas las culturas a través de la igualdad.
Luis: Sí, una marea humana en el mismo camino.
Alejandro: Luis, ha sido un placer tenerte en esta casa, que es la tuya.
Luis: Gracias Alejandro por la invitación. Hasta pronto, Alejandro.
Alejandro: Hasta pronto, Luis.
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