EFE | LA PATRIA | Caracas
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró ayer que está dispuesto a dialogar con el líder de la oposición, Henrique Capriles, al que llamó "nuevo Carmona" en alusión a Pedro Carmona, efímero presidente autoproclamado durante el fallido golpe de Estado de 2002.
"Estoy dispuesto a conversar hasta con el diablo, que Dios me perdone, hasta con el nuevo Carmona si es necesario para que cese en su odio contra mi, contra el pueblo, para que cese en su intolerancia", afirmó Maduro durante su discurso de investidura.
El nuevo presidente de Venezuela comparó ayer en su discurso de investidura la campaña de la oposición con la que "justificó el holocausto judío" y se quejó de la "intolerancia" contra el pueblo cubano.
El recién investido gobernante comparó las campañas electorales del oficialismo y la oposición, e indicó que la del chavismo fue de "altura".
Apuntó que, "por otro lado, iba la campaña de intolerancia", que calificó de "brutal, por ejemplo, contra el pueblo cubano" y que, según dijo, buscaba "justificar" un desconocimiento de los resultados de los comicios del pasado domingo.
"La campaña xenófoba que yo la comparé con el clima de la Alemania de los años 30 y 40 contra el pueblo judío", sostuvo.
"Tiene las mismas características de intolerancia, de odio, de muerte, que luego justificó el holocausto judío, guardando las distancias históricas, pero las características de la campaña son iguales", sostuvo.
Apuntó que "en este caso no era contra el pueblo judío" sino contra el cubano, e insistió en su denuncia de que durante las movilizaciones opositoras en contra de su proclamación como presidente antes de que se haga el recuento de votos fueron quemados ambulatorios que el Gobierno mantiene con apoyo de médicos cubanos.
La posesión
Maduro, de 50 años, juró ayer como presidente de Venezuela tras imponerse el pasado domingo en unos comicios anticipados convocados tras el fallecimiento, el pasado 5 de marzo, del gobernante Hugo Chávez, que promovió desde 1999 la revolución bolivariana.
El nuevo presidente venezolano -de acuerdo con el último recuento- alcanzó 7.575.704 votos, 1,83 puntos por encima del líder opositor Henrique Capriles, que ha manifestado que no reconocerá los resultados hasta que se produzca un recuento de los votos.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobó ayer la auditoría del 100 % de los votos, un anuncio que aceptó Capriles.
La oposición ha afirmado que no tiene constancia de los ataques a los centros médicos denunciados por el Gobierno.
Falló la seguridad
La seguridad durante la ceremonia de juramento falló cuando un hombre subió al podium en momentos en que Maduro iniciaba su discurso.
"Ha fallado la seguridad aquí, me han podido meter un tiro", dijo el mismo Maduro luego de que un supuesto seguidor ascendiera al podio presidencial y le arrebatara el micrófono, aunque el incidente no pasó a mayores.
En tono molesto, Maduro anticipó críticas si el incidente es tomado como montaje por la oposición venezolana.
De chofer a presidente
Caracas. El elegido por el fallecido gobernante Hugo Chávez como su sucesor, Nicolás Maduro, se convirtió ayer en el, en sus palabras, primer gobernante "chavista" del país, en una ceremonia en la Asamblea Nacional a la que no asistió la oposición.
Tras ganar el proceso electoral más apretado en la historia del país, una votación que será auditada en un 100 %, Maduro comienza a dirigir el Gobierno en la Venezuela sin Chávez, un escenario incierto al que llega con el capital político mermado por el resultado electoral y tras días de gran crispación.
Considerado de los más incondicionales colaboradores de Chávez durante los últimos 20 años, y con fama de ser un negociador, defendió como "legal" y "constitucional" su elección como presidente tras ganar con una diferencia -aún no definitiva- de 272.000 votos, menos de dos porcentuales.
Algunos lo tildan de radical y todos coinciden en su indiscutible lealtad al proyecto de Chávez, del que no se separó en los últimos 20 meses, mientras el presidente luchaba contra un cáncer que acabó el 5 de marzo con el deceso del hombre que gobernó Venezuela desde 1999.
A él lo ungió Chávez como su sucesor político y a él le correspondió dar la noticia de la muerte del líder de la revolución bolivariana.
Encabezó una campaña completamente enfocada en su figura, repitiendo que es "hijo" del gobernante y prometiendo continuar su legado siguiendo punto por punto su programa político.
Quienes le conocen aseguran que es un hombre de equipo, que sabe apoyarse en los grupos con que trabaja y tiene grandes dotes de negociación aprendidas durante su pasado sindicalista, del que también sacó una profunda y estructurada formación ideológica maoísta.
Después de convertirse en 2006 en el ministro de Exteriores más joven de la era Chávez, Maduro fue nombrado vicepresidente en octubre pasado, centrando todas las miradas y erigiéndose de facto, y sin demasiadas sorpresas, en el hombre fuerte del chavismo.
Antiguo líder sindical, de 50 años, antes de ser la cara de Venezuela en el exterior fue durante muchos años chofer de autobús, se ha codeado en la alta política internacional sin complejos y sin ocultar con naturalidad que no habla más que español.
Que no se generen falsas expectativas
La titular del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Tibisay Lucena, pidió ayer a los venezolanos no hacerse "falsas expectativas" con la auditoría que la institución aprobó sobre el 100 % de los votos de las elecciones presidenciales del domingo pasado.
"Estamos aclarando al país de cualquier mala interpretación que se pueda hacer, de cualquier manipulación y, especialmente, de cualquier falsa expectativa" de las auditorías, dijo Lucena a periodistas antes de entrar en la Asamblea Nacional (AN-Parlamento) donde fue juramentado Nicolás Maduro como presidente del país.
Lucena señaló que la auditoría aprobada es para demostrar que "la plataforma tecnológica funciona perfectamente y que los resultados son fiel reflejo de la voluntad soberana de los venezolanas y las venezolanos".
Lucena señaló, además, que "los votos están en la máquina de votación porque el voto en Venezuela es automatizado".
El CNE anunció que aceptó la petición del excandidato presidencial opositor, Henrique Capriles, y autorizó una auditoría sobre el 46 % de las cajas de resguardo que no fueron auditadas el día de la elección.
En un mensaje trasmitido en cadena obligatoria de radio y televisión junto a los cinco rectores del ente, Lucena dijo que el CNE tomó esta decisión "atendiendo a una situación evidentemente particular" que "en ningún caso debe ser interpretada como escrutinio alguno".
El miércoles, el equipo de campaña de Capriles presentó una solicitud formal ante el ente para revisar el proceso electoral como condición indispensable para aceptar los resultados.
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