JAIRO MEJÍA
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
Iowa, el estado que abre la contienda de primarias, es un ejemplo de lo complejo que es conciliar posturas ideológicas de ambos partidos con el bienestar económico del ciudadano, tanto si se inclina por republicanos como por demócratas.
Cuando el senador por Texas Ted Cruz votó en 2014 contra los subsidios indirectos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el político ultraconservador y ahora candidato estaba mandando un mensaje a las bases contra el tan demonizado "gran gobierno".
Lo que posiblemente no entró en los cálculos de Cruz en aquellas fechas es que esa regulación, que obligaba a niveles mínimos de bioetanol en la gasolina convencional, eran algo vital para la economía de Iowa, que hoy decidirá a quién quiere de candidato presidencial en noviembre.
Iowa es un estado que combina una economía primaria moderna, con gran importancia del sector ganadero (cerdo) y agrícola (maíz), con uno de los sectores industriales más sólidos del medio oeste.
Fue Donald Trump, pese a su discurso xenófobo y sus propuestas poco claras o practicables, el que conectó con el votante de Iowa al pedir que se volviera a los estándares marcados por la EPA en 2007, algo que ayudaría a grandes y pequeños productores en el estado.
El gobernador republicano del estado, Terry Branstad, pidió que no se diera el apoyo a Cruz, petición a la que se unió Debi Durham, presidenta de la mayor patronal de empresarios del estado.
Las declaraciones de Branstad, el gobernador que más tiempo ha estado en el poder en la historia de Estados Unidos, son una demostración de que pese a que el Partido Republicano ha derivado más a la derecha desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, el discurso ideológico llega solo hasta cierto punto.
Durham y otros líderes empresariales de Iowa están a favor de subsidios temporales, deducciones fiscales a industrias emergentes e innovadoras y han puesto en marcha un programa de atracción de mano de obra inmigrante, que además ha conseguido detener el retroceso poblacional del estado.
Opción demócrata
Del mismo modo, la economía es una piedra de toque clave para la batalla demócrata de las primarias, con Bernie Sanders, senador independiente y autodenominado "socialista demócrata" posicionado cada vez mejor para canalizar el descontento de los estadounidenses con el ritmo de la recuperación de la recesión del 2008.
El ingreso medio de un hogar en Iowa, de uno 52.000 dólares anuales, se comienza a recuperar solo ahora de los niveles previos a la recesión, mientras que los salarios siguen por debajo de la media nacional, pese a que el desempleo se encuentra por debajo del dato nacional del 5%.
Es por ello, que también en el caso demócrata, la economía podría jugar un papel clave, al obligar a los votantes a declinarse por el cambio que pregona Sanders, con transferencia de recursos por impuestos a la clase media, o el continuismo que encarna Hillary Clinton, más cercana a las tesis de Obama en asuntos como acuerdos comerciales.
"Los acuerdos comerciales han sido un desastre para las familias trabajadoras en este país (...) ¿cómo puedes tener un gran país si todo lo que compras viene de China?", aseguró Sanders ante el sindicato de trabajadores acereros de Iowa a una semana de las primarias.
En Iowa, las acerías, cuyo ritmo de trabajo es considerado termómetro de la marcha de la industria de Estados Unidos, fueron las más afectadas por la recesión del 2008.
El hecho de que los ganadores de Iowa se decida en un sistema de caucus (asambleas populares), hace que aquellos más afectados por la crisis o los más beneficiados por la recuperación sean los más activos en este sistema participativo. La clave es saber quién será más convincente.
Los caucus
* Son asambleas populares que se organizan en 13 estados y varios territorios de EE.UU. y, aunque no hay consenso sobre el origen exacto de la palabra, muchos aseguran que proviene de la palabra "caucauasu", que en el dialecto de los nativos algonquinos de Virginia significaba "consejero, veterano o asesor".
* En el caso de los republicanos, las reglas son sencillas: acuden a un lugar de votación en uno de los 1.681 precintos del estado y emiten un voto secreto: escriben el nombre del aspirante que prefieren en un trozo de papel y lo meten en una caja.
* Los demócratas tienen un proceso más complejo, basado en la formación de grupos de preferencia, en los que tienen que ponerse de pie y declarar su apoyo a un candidato. Si un candidato no reúne un cierto umbral de aceptación entre los asistentes al caucus, que suele ser del 15% de los presentes en el lugar de votación, sus simpatizantes están obligados a convencer a otros para que se sumen a su causa o bien rendirse y sumarse a otro de los grupos de preferencia, en un proceso que puede durar horas.
* Con los aspirantes seleccionados en cada precinto se calcula cuántos delegados tendría cada candidato en la convención estatal que se celebra en junio, y eso se toma como un termómetro que influye en las votaciones primarias en el resto del país.
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