Moncho Torres
EFE | LA PATRIA | Nueva Delhi
El color da vida, alegría, eso es lo que piensa una pintora colombiana que lleva desde hace 11 años transformando grises fachadas de barrios marginales en arcoíris de entusiasmo; el último de ellos, en un suburbio de Nueva Delhi.
La artista Vicky Fadul llegó armada con rodillos y pintura hasta la periferia del barrio de moda de la capital india, Hauz Khas Village, donde un conjunto de chabolas de ladrillo y uralita la esperaban para someterse a su particular sesión de belleza.
Acompañándola, un ejército de niñas del lugar, reclutadas por la doctora y filántropa india Josephine Kunnacherry, quien al frente de su ONG "Salud y educación familiares" trata de empoderar a la mujer.
"Desgraciadamente en la India tenemos la mala costumbre de enviar sólo a los niños al colegio y a las niñas las dejamos en casa, por lo que hemos empezado un proyecto para mejorar la vida de la mujer y de las niñas",asegura esta exalumna de la Universidad de Navarra.
Recrear imágenes
Según el Gobierno indio, en el gigante asiático hay más de 3 millones de menores sin matricular en las escuelas -un alto porcentaje de ellos son niñas-, mientras que varias organizaciones independientes elevan ese número hasta los 8 millones.
Además, como asegura Fadul, gracias al proyecto "La casa pintada" -impulsado por la embajada de Colombia en la India-, las jóvenes aprenderán una "nueva herramienta de trabajo (...) basada en la técnica de los rodillos precolombinos".
"Esa técnica consiste en abstraer y sintetizar una imagen complicada de la naturaleza y recrearla de una manera sencilla", explica la artista, que enseñó a las niñas a modelar un diseño en el rodillo para luego plasmarlo en la pared u otras superficies.
Como las "flores" que va a pintar la pequeña Rekha Kumari, de 10 años, que acaba de regresar de la escuela y aún no ha tenido tiempo de ponerse el mono de trabajo para practicar lo aprendido junto a sus compañeras en una pared del barrio.
Puja Choudry, de 19 años y entre las alumnas avanzadas del taller, se muestra entusiasmada por haber aprendido a "mezclar nuevos colores y a hacer diseños", y asegura que aunque no es del barrio, está deseando pintar su casa con la pintura sobrante.
Miradas
El proceso es muy sencillo: primero las niñas pintan la fachada de la vivienda de un color muy vivo -han triunfado el azul, verde y el amarillo- y después plasman, según el gusto de la pintora, mariposas, corazones o pájaros al paso multiplicador del rodillo.
A pesar de que antes desconfiaban de la propuesta, ahora los habitantes de la zona sueñan, como dice el jardinero Ganga Ram, en que el embellecimiento de la zona les dé acceso a una porción de la prosperidad que envuelve a su vecino.
En la India, el rápido crecimiento que ha vivido el país en la última década ha repercutido poco en sus 1.210 millones de habitantes, donde según datos oficiales un 80% viven con menos de dos dólares al día y de ellos un 22% con menos de 50 céntimos.
Algunos, como el electricista Ram Chandra o la verdulera Nehja, están "encantados" por la "dignidad" que el color llevará a sus casas, mientras que los más humildes deberán esperar, pues la pintura no acepta las paredes de cartón y lona de sus chabolas.
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