EFE | LA PATRIA | RAFINA
Arboles calcinados, carros carbonizados y casas devoradas por el fuego es lo que queda de una zona de veraneo y residencial a 30 kilómetros de Atenas, donde el fuego se cobra por el momento 74 vidas y causa 182 heridos.
A pesar de los esfuerzos colectivos, las altas temperaturas, los fuertes vientos y la simultaneidad de los focos en distintos tipos de terreno provocan la mayor catástrofe de este tipo que se recuerde en Grecia.
Bomberos, Fuerzas Armadas, vecinos e iniciativas privadas se movilizan para dar respuesta a esta tragedia, cuya banda sonora está compuesta por sirenas de los camiones cisternas, coches que se mueven de un lado a otro y el zumbido de aviones cisternas que aterrizan sobre el mar para cargar agua.
Delante de las casas en parte o completamente destrozadas se reúnen vecinos para intentar salvar pertenencias.
Son los afortunados dentro del desastre, pues aún hay desaparecidos y decenas de edificios a los que las fuerzas de rescate no han podido acceder, por lo que se teme que las cifras de fallecidos aumenten.
María Burba está convencida de haber vivido un milagro. No pueden creerse su suerte tras haberse visto completamente rodeada por las llamas.
"El jefe de la Policía entró en mi casa y sacó a mi madre y a mi hija que no querían salir. Es un milagro que mi casa resultara ilesa", dice Burba.
Algo más alejada estaba la casa de veraneo de la familia de Yorgos Mijailidis, un joven de 17 años que acompañó ayer a su madre para evaluar los daños.
Su hogar, como los bosques de pinos que lo rodean, está totalmente carbonizado, el techo y la mitad de las puertas desaparecieron, y su madre no tiene fuerzas para hablar.
A pesar de todo, por suerte ni ellos ni sus amigos estaban allí cuando las llamas rodearon la casa.
La mayoría de las víctimas mortales contadas hasta el momento perecieron en sus casas o en sus vehículos, arrasados por las llamas que se propagaron con suma rapidez.
A un par de kilómetros, dos policías guardan los escombros de lo que ayer era un hogar. Los cadáveres carbonizados de dos hombres, dos mujeres y dos niños esperan ser recogidos.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, anunció tres días de luto por las víctimas de los incendios y prometió que "nadie se quedará sin ayuda" y "nada sin respuesta".
De momento la realidad es que vecinos se encuentran sin techo, a merced de la ayuda que reciben, y con la duda de qué es lo que ha causado la tragedia.
La Fiscalía inició las primeras investigaciones para determinar las causas ante la sospecha de que lo incendios podrían ser intencionados o al menos provocados por conductas negligentes.
A pesar de la ayuda internacional y el despliegue de centenares de bomberos y de numerosos medios terrestres y aéreos, los dos grandes frentes que asolan la región capitalina todavía no han podido extinguirse.
Destacado
El Gobierno facilitó un primer paquete de ayuda inmediata de 20 millones de euros procedentes del Programa de Inversión Pública, destinados a cubrir las necesidad de los damnificados por los incendios.
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