El presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana y arzobispo de Bogotá, el cardenal Rubén Darío Salazar Gómez, se mostró "profundamente afligido" por la renuncia de Benedicto XVI, un Papa "muy cuidadoso de América Latina" y "un gran teólogos de la iglesia".
Salazar Gómez calificó la decisión del Sumo Pontífice como "un acto de extrema valentía" adoptada por un hombre sencillo, amable, cercano que gracias a su calidad y calidez humana "ha sabido ganarse los corazones de todos los católicos", dijo.
A su juicio, la herencia que deja es inmensa, sobre todo en el campo de la doctrina, el Santo Padre fue desde muy joven uno de los grandes teólogos de la iglesia.
Su legado, según el cardenal colombiano, es inmenso de encíclicas, cartas y exhortaciones apostólicas, así como de catequesis y homilías.
El también vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) detalló que su último encuentro con Benedicto XVI fue el 24 de noviembre de 2012, poco antes de que lo nombrara cardenal, cuando ya lo encontró frágil y cada vez más cansado en las audiencias públicas, pero siempre cordial, amable, cercano.
UN ´PAPABLE' COLOMBIANO
Tal vez, la más importante reacción que en el país produce la renuncia de Benedicto XVI tiene que ver con el Cardenal Salazar, ya que es el único representante de la Iglesia Católica colombiana que puede ser elegido y que tiene voto en el Cónclave.
"Para mí es una enorme responsabilidad pensar que soy el único miembro de la Iglesia que va a participar en la elección del nuevo Papa. Eso me obliga a entrar en un proceso de oración muy fuerte para cumplir con la responsabilidad”, dijo Salazar, que aún no tiene fecha de viaje. Además, para él, no es adecuado hacer conjeturas sobre quién puede ser el escogido.
"Las elecciones siempre tienen una, dos o tres rondas porque es muy difícil que en una sola ronda salga", añadió el Cardenal, que fue designado así precisamente por Benedicto XVI, en noviembre pasado. Por eso, nunca ha participado en un Cónclave.
Sobre las posibilidades en la elección para Salazar o algún otro cardenal latinoamericano, el decano Piotrowski consideró que no es descabellado ni se debe descartar de plano. No obstante, las especulaciones de este lunes apuntan ya, más bien, a otro Sumo Pontífice europeo.
Ahora, varios representantes de la Iglesia en Colombia consideraron como injusto e inconveniente hablar sobre cardenales “con más opción”, pero sí dieron algunas opiniones sobre qué elementos se podrían tener en cuenta.
Por ejemplo, monseñor Luis Augusto Castro, actual Arzobispo de Tunja, consideró que se podría escoger un cardenal que no esté próximo a los 80 años. “La edad sí es uno de los factores que hay que tener en cuenta. Ojalá ahora, que se trata de escoger un nuevo Papa, se escoja de edad inferior, así como cuando fue elegido Juan Pablo II, hacia los 50, y pudo hacer tanto”, señaló.
Por su parte el cardenal Darío Castrillón, que ya es emérito por haber pasado de los 80 años y no puede ser elegido ni votar, señaló que el deber del Papa es conservar el depósito de la fe.
“El Papa tiene que conservar lo que Cristo dijo. Y otra cosa es que tenga apertura para las nuevas formas culturales compatibles con el evangelio y que ayuda al Papa, a toda la iglesia, para que meta en el corazón de la cultura el pensamiento del creador del mundo, la inteligencia suprema que está por encima de todo aspecto cultural local o limitadamente estoico”, apuntó.
UNA VISITA FRUSTRADA
El anuncio de Benedicto XVI de renunciar a su pontificado a partir del próximo 28 de febrero cierra una posibilidad sobre la que se venía trabajando desde cerca de un año: su visita oficial a Colombia en junio entrante.
La posible visita de un tercer Papa a Colombia -ya lo habían hecho Pablo VI en 1964 y Juan Pablo II en 1986- se había convertido en un asunto de Estado sobre el que trabajaron los dos últimos embajadores en la Santa Sede, César Mauricio Velásquez y su sucesor, el actual embajador ante El Vaticano, Germán Cardona Gutiérrez.
Velásquez tuvo un primer acercamiento con el Sumo Pontífice el 9 de mayo del año pasado, cuando le entregó a Benedicto XVI el libro ‘Juan Pablo II en el corazón de Colombia’, en el que aparece con el tradicional carriel antioqueño.
En esa ocasión, el embajador Velásquez contó que cuando le entregó el libro y le habló a Su Santidad de viajar a Colombia, Benedicto XVI le dijo: “Es un deseo que espero cumplir. Ojalá pueda hacerlo en 2013 camino de Brasil”.
Cuatro meses después, en septiembre de 2012, los obispos de Barranquilla y Cali le hicieron el mismo pedido al Sumo Pontífice y se mostraron confiados en que Benedicto XVI pudiera venir a Colombia con ocasión de su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Río de Janeiro (Brasil) a mediados de este año.
Aunque se trataba de una visita oficial aún no confirmada, el hecho es que la dimisión de Su Santidad frustró esa posibilidad.
Ahora los embajadores de Colombia ante El Vaticano y la Conferencia Episcopal, tendrán que empezar de ceros para buscar esa posibilidad con quien suceda en el trono de Pedro a Joseph Ratzinger.
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