Foto|Martha Elena Monroy|LA PATRIA
Un Sancho que reta a su titiritero, todo en defensa de su amo.
LA PATRIA | Manizales
Las velas que se encienden dan un aire teatral a la oscuridad. Las manos se mueven y juegan sobre los libros que perturban a El Quijote, que empieza a perderse en medio de las letras, hasta hacer un remolino de papel. Se asoma Sancho, que siempre lleva las de perder, tanto en el texto original como en el teatro, el fiel escudero.
Una obra que capta la atención del público de todas las edades. Una mesa en la penumbra, dos títeres que se mueven como con vida propia, algunas otras imágenes que van y vienen, elementos que ya no son paraguas, sino molinos de viento, entre otros, convierten el lugar en un escenario sin límites.
La penumbra es pieza clave de este montaje del grupo Bambalina, de España, obra que se presentó en el auditorio Hernando Aristizábal Botero de Confa. Las luces se apagan, una a una y poco a poco, hasta hacer de la penumbra oscuridad total. El Quijote se apaga, pero se enciende la imaginación. Varias personas se acercan al escenario, después de los aplausos, para verificar si son solo muñecos o actores en miniatura.
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