Paulo Andrés Sánchez Gil*
La música en la corrida de toros es para los aficionados un aliciente, una especie de ambientación del jolgorio como algunos asumen el festejo taurino. Hay de muchos niveles, por ejemplo, la que interpreta la Banda de Música del Maestro Tejera es un plus en medio de las vicisitudes que ahora representan el marco de expresión de una minoría cultural a la que se le cierran cada vez más espacios, a pesar de que la fiesta muestra desde muchos elementos su vigor. En Sevilla, España, se encuentra esta banda que interpreta esencialmente pasodobles hace más de 100 años y este año cumplirá 80 en el palco de la Maestranza, uno de los templos de la tauromaquia mundial. Conversar con su actual director José Manuel Tristán Becerra es un privilegio por su conocimiento de la música que interpreta, por ser la tercera generación del maestro Tejera, fundador de esta emblemática banda y por su ilustrada y genuina afición taurina.
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El director actual de la Banda de Música del Maestro Tejera, José Manuel Tristán Becerra, pertenece a la tercera generación de directores de dicha banda.
¿Maestro José Manuel Tristán Becerra, para las bandas taurinas en todas las plazas del mundo, la Banda del Maestro Tejera de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla es el referente, para ustedes cual es el referente?
Nuestro referente es la historia y es la tradición. La tradición que nos mantiene en esta plaza desde 1938, que la banda del maestro Tejera, entonces dirigida por mi tío Manuel Pérez Tejera que le dio nombre a ella, pasó a ser la titular de esta plaza, y desde el primer día se intentó mantener una forma, un estilo. Hay dos vertientes, una es la parte musical que consiste en seleccionar y tocar los pasodobles lo mejor posible, que de eso nos encargamos con los ensayos y la elección del repertorio, y la otra parte que no es menos importante es el momento de tocar. Como le digo en 1938 Manuel Pérez Tejera entra en esta plaza por primera vez, posteriormente mi padre en 1971 cuando muere Manuel Pérez Tejera y desde el 2006 soy yo el encargado. La parte artística en la que los pasodobles suenan con nuestro tiempo, con nuestra forma de tocar, con nuestra calidad, con nuestra manera de interpretar, y después está la parte que en esta plaza es diferente quizás a otras plazas, que es elegir el momento de tocar.
Que la faena en el ruedo debe hablar por sí sola y que nada debe hacerle ruido mientras ella transcurre, es lo que algunos piensan. Pero hay otros, como el maestro Tristán que piensan que la música inspira al torero en la arena y a la afición en el tendido; yo pienso, que la música es atributo cuando se interpreta con maestría, y la Banda del maestro Tejera lo hace. También pienso, luego de escuchar las bandas de las plazas más importantes, que la de Manizales merece ser escuchada por la afición taurina del mundo como otra banda excepcional.
Algunos sostienen que no hay como “la música callada del toreo”, en Madrid no suena la música durante las faenas, por ejemplo. ¿Qué opina de esto?
Yo no concibo una faena sin música. A una gran faena sin música le falta algo, para mí es un cuadro al que le falta color. No lo concibo porque la música invita a varias cosas, en este caso, primero cuando el torero está preparándose para la faena y empieza la faena de verdad como suele suceder en Sevilla que empiezan a torear y suena la música, ¡es una explosión! Y la gente aquí espera después a cada tanda a que el torero haga su toreo y escucha la música y yo creo que ese momento es lo máximo. Yo respeto, como no puede ser de otra manera, que se entienda de otra manera en Madrid, que es una plaza de primerísimo orden, pero yo siento la música como un condimento importante que no puede faltar, porque para mí es básico en mi vida, y en el mundo del toro yo creo que igual.
Y es que en la Real Maestranza de Sevilla puede hablarse de dos autoridades, y de dos reconocimientos; el primero que llega o no es el de la música para colorear la obra, después llegan los trofeos que otorga el presidente de la corrida; pero primero gobierna con su criterio el maestro Tristán, que imparte desde su juicio honores para el torero y deleite para la afición.
¿Como se llegó a que la música en la Maestranza es potestad del director de la banda? ¿Si el torero que está en el albero no es de la línea de su gusto, entonces se queda sin música?
Pues es así desde el primer día, como le decía en 1938 se le dio la potestad al director de poder decidir cuando se tocaba o cuando no, no solamente en la faena de muleta, sino en un momento que sobrecoja, y eso es otra particularidad en esta plaza. A un hombre de plata, un subalterno se le toca en banderillas, o a un picador, o a detalles que ocurren en la plaza que son dignos de la música. Y que el torero que está toreando no sea del gusto, en este caso, mío, no influye en que suene la música, podrá no ser de mi gusto, pero si lo está haciendo bien, la música por supuesto suena, es que no tiene una cosa nada que ver con la otra; a mí me gustará un corte de toreo como cada aficionado, hay quien le gusta algo más artístico, otros más valientes, otros que le puedan a los toros, otros que con media verónica de algunos se conforman, yo tengo mis gustos por supuesto, y es personal, pero cuando me siento ahí eso desaparece; y si un torero está bien de verdad, sea de un corte o sea de otro, la música suena seguro.
Música para el arte, como solo la Banda de Música del Maestro Tejera lo sabe hacer. Se toca como se es, y así lo deja claro el director.
¿Cuál es el secreto de los pasodobles, musicalmente hablando? ¿Se puede tocar bien un pasodoble si se es músico de otra parte del mundo? ¿O hay que nacer en España para saberlo así, sentirlo así, y tocarlo así?
Yo creo que sí. El pasodoble está tan metido en nuestra epidermis en nuestras venas, que por ejemplo la Sinfónica de Berlín podrá tocar un pasodoble técnicamente perfecto, pero le falta alma, le falta corazón, y eso aquí no seremos tan perfectos como la Sinfónica de Berlín, pero si le damos ese punto; igual que nuestras orquestas no tocarán los valses como suenan los valses de la Sinfónica de Berlín o de Viena. El pasodoble está en nuestra cultura, el pasodoble es parte de nosotros y sale simplemente, no hay que hacer nada especial, no forzamos nada, sino que sale naturalmente, no es que queramos hacerlo así sino que sale. En esta banda con tanta tradición dejo que fluya la vena artística nuestra, y de los cuarenta y dos músicos que estamos, hago que todo eso confluya y que suene el pasodoble como aquí gusta, en este tiempo que ni es rápido ni es lento, con esa cadencia y buscar los pasodobles que considero del corte de esta plaza, hay también pasodobles que son buenos pero que no se tocan aquí. Por poner un ejemplo para ser gráfico Paquito el Chocolatero es un pasodoble que se toca en muchas plazas españolas y quizás en Suramérica, pues aquí no se toca; El Gato Montés últimamente tampoco se toca. Aquí hay un corte más de Gallito, Manolete, Plaza de la Maestranza por supuesto, Fiesta Taurina. Bueno, un corte de pasodobles no digamos que más serios, porque también tenemos algunos pasodobles que son más alegres, pero sí de un corte que gusta más en esta plaza, se escoge mucho.
Ahora las puertas se entreabren para María del Mar Tristán Doblado, quien seguramente será la cuarta generación al frente de la dirección de la banda. Es la primera mujer que ingresó a la banda, luego de ella vinieron otras para equilibrar la balanza.
¿Cuando falte usted maestro Tristán, quién tomará el relevo?, ¿habrá cuarta generación?
Yo estoy preparando a mi hija que aquí está, y será la primera mujer, no solo en entrar en esta banda hace nueve años, pues antes no había mujeres en nuestra banda, ella es la primera y ahora hay más, sino en ser la directora de esta banda y quizás no en mucho tiempo, espero que pronto tome el relevo; ella está aprendiendo, está viendo como funciona esto en una plaza complicada, es una plaza dura porque yo tomo la decisión de tocar o no tocar en segundos, sobre todo cuando son las faenas de muleta y eso puede dar lugar, y da lugar, y seguirá dando lugar a equivocaciones como tocar cuando no debo o no tocar cuando debo, pero claro ya le digo que es una decisión muy rápida. Hago la crónica taurina al instante, no tengo tiempo para pararme a pensar en cómo ha sido la faena, la tengo que hacer en el instante, y como usted sabe, que es buen aficionado, las faenas cambian mucho; tanto el toro como el torero; un simple desarme que a veces parece que es una tontería puede cambiar una faena, y faenas que parece que empiezan para arriba y se vienen abajo, en ese momento hay que cortar la música; o al revés, faenas en las que el torero va metiendo al toro en la canasta y va amasando la faena y cuando rompe la faena es casi al final y entonces está la duda de tocar o no tocar para alargar la faena, con el riesgo que conlleva alargar una faena con los avisos y los nervios, entonces hay faenas que son complicadas. Yo por lo menos lo veo así, porque ya le digo hay que decidirlo sobre la marcha y eso da lugar a confusiones.
El maestro Tristán también se hace vocero de la minoría en su país y anhela otra voluntad que permita que los toros sigan siendo rasgo identitario de la cultura ibérica.
¿Usted confía en que la salvaguardia de la tauromaquia se imponga al afán prohibicionista?
Yo espero que el gobierno de turno español esté a la altura de verdad de lo que significa esta fiesta para nuestro país. Y con esto digo que cómo hacen, y en eso los envidio. Por ejemplo, Francia, un país que ha asimilado el mundo del toro por nosotros, sí son capaz de salvaguardar y de defender a esta fiesta. Espero que el gobierno que sea, y no me meto en los colores del gobierno que sea, que de verdad de un zapatazo y diga: “la fiesta nacional tiene que ser defendida y protegida como se merece, como lo que es, cultura”, por encima de cualquiera que diga que somos bárbaros o que maltratamos animales. Creo que eso es un debate en el que se imponen las mentiras, que está viciado, y que desde las máximas instancias tienen que poner las bases para que de verdad esta fiesta perdure en el tiempo, porque no es una fiesta de una moda, esta fiesta tiene siglos y está marcada y reglamentada, y espero que el gobierno que sea, que hasta ahora no lo han hecho por las vías del derecho, tome como se suele decir “el toro por los cuernos” y dejen esta fiesta al margen de polémicas y de intereses que no corresponden muchas veces a la grandeza de esta fiesta.
Las ideas son para compartirlas y luego para cerrar filas en torno a aquellas que merezcan ser materializadas, y lo que surgió como un sueño de aficionado que reconoce el lujo que representa para los manizaleños tener en la Plaza Monumental a la Banda Municipal de Manizales como su banda taurina, ahora se hace provocación para que desde la alcaldía y los gremios se busque el intercambio, quizás la hermandad con Sevilla, para que nuevamente, como en los orígenes, la feria se haga a su usanza.
¿Podríamos hacer un intercambio entre la Banda de la Maestranza y la Banda Municipal de Manizales, que con todo respeto, suena casi tan bien como la suya?
Por mí, ojalá!, ojalá eso fuera posible, eso es un sueño digamos, que nuestra banda pudiera ir a esa plaza de Manizales a compartir una corrida de toros y que aquí permitieran La Real Maestranza de Caballería y la empresa Pagés que otra banda estuviera compartiendo con nosotros; creo que sería una cosa maravillosa, que no es la primera vez, porque recuerdo hace muchos, muchos, años una banda francesa precisamente compartió una corrida con nosotros. Es un sueño que bueno…, por mi parte si fuera yo el que tuviera que decidirlo estaría encantado.
¿Ha visto toros y ha escuchado bandas en Colombia, y ha tocado esta banda en Colombia alguna vez?
No, y no conozco realmente. He escuchado algo de la música que se toca en algunas plazas de toros mexicanas y suramericanas, no concretamente las que usted me dice en Colombia, pero no le puedo hablar ni siquiera del repertorio que tocan allí porque no lo conozco. Sé que tocan allí una obra que aquí se llama La Virgen de la Macarena que está basada en algo más mexicano, que sé que se toca en las plazas de toros. Aquí se toca pero no en las plazas de toros, aunque sí me suena quizás haberlo escuchado en alguna plaza pero no le puedo hablar sinceramente porque no lo conozco.
Ojalá pronto podamos tenerlo en Colombia, ha sido un sueño que vamos elaborando con la Alcaldía de Manizales, la empresa taurina de la ciudad, para tratar de tejer alguna hermandad con Sevilla y lograr hacerlo realidad. Porque es la primera vez que la escucho en directo y corroboro por qué es la mejor banda taurina del mundo.
Pues yo le lo agradezco de verdad y mando un saludo enorme a todos los aficionados de su país y de toda Suramérica por mantener viva esta llama del mundo del toro allá tan lejos de la madre patria y encantado de que le haya gustado nuestra banda. Me voy a documentar y voy a escuchar la Banda de Manizales porque ya me dejó picada la curiosidad y si usted lo dice seguro que es una banda extraordinaria.
*Gestor cultural. Cronista taurino.
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