Sergio Villamizar Dussan*
Muchos son los retos que Leila Guerriero ha asumido desde que se dedica a la escritura, al periodismo, y el ser la editora de Un mundo lleno de futuro no fue tarea sencilla, con diez crónicas de diez historias en diez distintos lugares y escritas por diez distintos periodistas.
Un trabajo encomendado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Editorial Planeta, que buscaba resaltar, en América Latina, aquellas historias relacionadas con emprendimiento e innovación.
Son historias de grandes ideas que han dejado una huella en países como Perú, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Argentina y Uruguay, contando con el trabajo de destacados periodistas como el español Arturo Lezcano, el colombiano Juan Miguel Álvarez, la ecuatoriana Gabriela Alemán, la paraguaya Luján Román, el uruguayo César Bianchi, los peruanos Juan Manuel Robles y Joseph Zarate, y los argentinos Sol Lauría, Miguel Prenz y Javier Sinay.
Esta vez, Leila no muestra su maestría en el género periodístico de la crónica, pero si en el trabajo clave y silencioso de la edición de este libro, que si bien los textos funcionan de manera independiente, la periodista argentina les da un orden y un sentido para que al final funcionen como un sólo libro.
Un reto que asume Leila tras 26 años de carrera periodística, luego de publicar libros como Los suicidas del fin del mundo, Frutos extraños, Plano americano y Una historia sencilla.
Además, como editora estuvo al frente de los proyectos de las obras Los malos, Temas lentos y Maniobras de evasión, entre otros, sin contar su constante trabajo en la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
Los textos de Leila Guerriero han aparecido en El Malpensante y SoHo, de Colombia.
El libro es un viaje por los emprendimientos que nacen de los problemas de algunos países de América Latina, como un grupo de productores de té en el noreste argentino que desarrolla, a partir de tractores tradicionales, cosechadoras de té altamente especializadas a costos razonables, pero que se ven enfrentados con los grandes monopolios de este producto en la región.
Siguiendo en Argentina, un grupo de científicos desarrolla una vacuna contra el cáncer de pulmón que no cura, pero que permite una sobrevida de dos años en pacientes que ya han agotado todos los tratamientos disponibles.
También pasa por Perú, donde unos científicos encuentran un método simple para detectar la tuberculosis en segundos, y no en meses, pues mientras que en la mayor parte del mundo la tuberculosis es cosa del pasado, una enfermedad que se encuentra en novelas históricas y que sorprendía por su alta mortalidad, es un drama actual en una parte del Perú.
En Uruguay, donde los expertos dicen se produce las mejores carnes del mundo, una joven inventó un chip que puesto en las vacas ayuda a prevenir enfermedades potencialmente graves en el ganado. Justo al lado, unas científicas paraguayas se abocan a la tarea de encontrar medicamentos menos tóxicos para dos enfermedades de las que casi nadie habla y que afectan a buena parte de la población de su país, el mal de Chagas y la Leishmaniasis.
Un panameño de origen humilde imagina, mientras pasa la aspiradora en la oficina donde trabaja, un aparato que detecta la presencia humana cerca de los gigantescos montacargas de los puertos, y evita así que un mal movimiento de las máquinas aplaste a alguien.
¿De dónde surgieron las historias?
Son diez historias relacionadas con, entre otras cosas, la innovación, la educación, la ciencia y la tecnología en América Latina, contadas por algunos de los mejores periodistas de la región con el pulso narrativo de las grandes crónicas.
Son historias de gente que lo pasa bien, mal y peor, intentando curar lo que parece incurable, llevar agua donde no la hay, educación donde tampoco, haciendo brotar tecnología en sitios impensados. Historias que hablan de las cosas extraordinarias que le pasan a la gente común y de las cosas comunes que hace la gente extraordinaria.
Según Leila, ¿De qué trata el libro?
No es un libro de científicos ni de maestros ni de investigadores ni de ingenieros, aunque es un libro repleto de científicos y maestros e investigadores e ingenieros. Es un libro sobre gente que vio, en medio del ruido y la confusión del tiempo presente, lo que nadie había visto: una necesidad, una falta, una carencia. Y tuvo el ingenio, la inteligencia, la ambición y la tozudez necesarias como para hacer algo con eso.
¿Y la crónica colombiana?
'Y se hizo el agua, y se hizo la luz' es la crónica de Juan Miguel Álvarez que habla de cómo en el desierto de La Guajira, en el extremo norte de Colombia, las reservas del agua son inexistentes, donde vive 20 por ciento de la población del país que no accede a agua potable y que se ven en la necesidad de realizar artilugios para sobrevivir con la poca cantidad de agua potable que tienen.
Pero además, intentar comprender cómo, aunque no tienen acceso al agua, la prioridad del agua potable es para sus animales.
¿Cómo fue la selección de las historias?
Fue de un extenso grupo de historias propuestas por el Banco Interamericano de Desarrollo y sus distintos trabajos que realizan en distintas regiones de América Latina. Con total libertad seleccioné las historias que me llamaron la atención y que sentí que podían funcionar entre sí.
Leila Guerriero recibió el premio Cemex-FNPI en 2010 por su texto “El rastro en los huesos”, publicado en El País Semanal y Gatopardo.
¿Cómo fue el trabajo con el BID?
Al principio siempre tienes la duda, pensando que solo quieren mostrar lo que ellos quieren que se vea de este tipo de proyectos. Pero desde el principio, tanto ellos como yo, dejamos claro el trabajo que queríamos realizar presentando el desarrollo de estas historias, estos emprendimientos sin que fuera un libro de autosuperación, mostrando también las dificultades y los problemas con los cuales se siguen encontrando sus realizadores.
¿Y la selección de los periodistas?
Durante tanto tiempo en el periodismo he conocido y trabajado con periodistas de toda América Latina, con quienes he podido trabajar muy bien. Quería que fueran periodistas que vivieran en el mismo país del lugar de cada historia que les quería proponer, para que tuvieran de antemano el contexto de las distintas situaciones a las cuales se enfrentarían.
¿Difícil sacar a los periodistas de su zona de confort?
No eran los temas que ellos están acostumbrados a desarrollar. Los saqué de su zona de confort para desarrollar historias que tienen que ver con otros temas, como la innovación, la tecnología, la ciencia, la educación y la salud.
¿Cómo fue trabajar este tipo de temas?
Siempre vamos diciendo que faltan crónicas sobre este tipo de temas, como la salud, la educación y la tecnología en América Latina. Era un real desafío, tanto para mí como editora como para los periodistas que las realizaron.
No fue sencillo, porque el periodismo narrativo no suele tocar este tipo de temas, pero era necesario abordarlos de la misma manera.
Los periodistas que trabajaron en el libro suelen tratar otro tipo de temas. En México son expertos en realizar trabajos sobre frontera o el narcotráfico, en Colombia sobre el conflicto armado. Necesitaba que ellos, trabajaran los temas del libro, de la misma forma que trabajan otros temas.
*Periodista de Colprensa.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015