Sergio Villamizar*
Una vida de grandes éxitos pero también llena de dificultades, fue la que vivió Rudolf Nuréyev, un bailarín que trascendió los límites del mundo de la danza para volverse un ícono global, que décadas después sigue vigente transformándose en toda una leyenda de este arte.
Esa historia, entre los más prestigiosos escenarios del mundo y una vida llena de dolor por el desprecio que sufrió en su tierra natal, es la clave de ‘Nuréyev’, la obra documental que estará en la pantalla grande en Manizales este 9 y 10 de febrero, en un recorrido a través del cual el espectador puede conocer su origen humilde, un ascenso increíble y una deserción de la Unión Soviética que conmocionó a todo el mundo.
Gracias a una combinación de material inédito e innovadores montajes de baile moderno, este trabajo permite conocer al artista, pero también al hombre atormentado que habitaba dicho artista, en especial la época en la que el mundo se encontraba dividido entre Este y Oeste.
David Morris habla sobre el largo proceso de realizar este trabajo.
Foto/Colprensa-Cine Colombia/Papel Salmón
El ruso Rudolf Nuréyev está catalogado como el mejor bailarín del siglo XX.
¿Por qué decidió realizar este proyecto?
Junto con mi codirectora y hermana, Jacqui, habíamos hecho otros dos documentales sobre personas que están vivas con historias increíbles, por lo que estábamos buscando un nuevo proyecto. Un día, estaba leyendo sobre el ballet en Londres y apareció el nombre de Rudolf Nuréyev, era clave al hablar del ballet de Londres y en general cuando se habla del ballet en 1960-1970.
Ahí fue que pensé que nadie había hecho un documental en cine sobre su vida. Encontramos cosas breves en la BBC pero no algo que se podía ver en cines que en serio tratara de explicarle a las audiencias lo grande que era. Fue un gran reto pero fue muy natural, fue un descubrimiento suertudo porque estaba leyendo de la época.
Los montajes de danza son uno de los elementos más llamativos de la película. ¿Cómo surgieron? ¿Cómo fue grabarlos?
Debido a que estábamos tratando con toda la vida de Nuréyev, teníamos que hablar de sus inicios que fueron fundamentales para él, pero no hay ningún archivo de él cuando estaba en Ufá, su ciudad natal en Rusia, y en muchos otros períodos tampoco había grabaciones. Teníamos que tener gran parte de su historia, así que teníamos una opción, la llenábamos con el tipo de archivo que existe del campesino ruso o hacíamos algo original. Así que decidimos que usaríamos la danza contemporánea para ilustrar partes de su vida.
Queríamos hacer algo como un espectáculo, no un ballet, sino un baile moderno sobre él. Nos contactamos con un hombre llamado Russell Maliphant, una gran estrella de la danza contemporánea en Inglaterra, que el año pasado ganó el Coreógrafo del año de Sky Arts y es una de las grandes figuras de la historia de la danza actual. Trabajamos en colaboración con él, decidimos qué partes de sus inicios queríamos ilustrar, pensamos mucho en ello y creamos las escenas que filmamos. Hay otras escenas que al final no se usaron en la película final, pero estarán en el DVD como extra.
Foto/Colprensa-Cine Colombia/Papel Salmón
El documental sobre bailarín ruso Rudolf Nuréyev toma en la pantalla grande una vida que pocos han visto.
La película tiene un mensaje final muy fuerte y muy presente. ¿Estaba ahí desde el inicio?
No estoy seguro que tenga un solo mensaje final. Lo más cerca, que creo que es a lo que se refiere, es lo que decimos sobre el Sida. Queríamos hablar de eso, recordarle a la gente que hay personas que podían ser muy grandes como Nuréyev y que terminaron condenados a una muerte temprana. No queríamos que fuera muy pesado pero queríamos recordarle a la gente que el Sida no ha desaparecido.
Antes del documental, ¿le gustaba el ballet o Nuréyev?
Sabía quién era Nuréyev, claro, porque todo el mundo de una cierta generación sabía quién era. Él no era solo un bailarín de ballet sino que era parte de la cultura contemporánea, estaba en los periódicos todo el tiempo, lo pintó Andy Warhol, estaba en la televisión: todo un ícono cultural.
Yo no era fan, ni mi hermana, y en realidad eso fue una ventaja porque lo vimos con ojos distintos. Hicimos algo que no es solo para la gente que le interesa el ballet sino para todos. Quisimos utilizar nuestro propio asombro y mostrárselo a una audiencia que era como nosotros, pero que a la vez fuera relevante para la gente que conoce bien a Nuréyev.
Tenemos muchísimo material de archivo que nadie ha visto, en especial sobre su trabajo contemporáneo con gente como Paul Taylor y Martha Graham. Mucha gente conoce su trabajo en ballet pero ese aspecto no se conoce tanto entonces hay cosas que hasta el más fanático de Nuréyev no conoce.
También hay cosas que, aunque se han visto antes, vienen con una restauración de la imagen y limpieza del sonido, eso sin hablar que verlo en la gran pantalla es muy distinto a verlo en una computadora. En cines toma vida de una manera que pocos han visto. Nos demoramos más de tres años en hacer esta película y buscamos muchas cosas y hablamos con mucha gente: tuvimos toda la cooperación de la Fundación de Nuréyev quienes nos abrieron muchísimas puertas para darnos este increíble acceso.
Foto/Colprensa-Cine Colombia/Papel Salmón
La existencia de Nuréyev fue tan inspiradora como interesante, señala el director David Morris.
¿Por qué se debe conocer la historia de Nuréyev?
La historia de él es como si fuera de una novela rusa: nació en un tren que cruzaba Siberia y creció en un pequeñísimo pueblo provincial Ufá, y como se oye en la película, se podría decir que “fue el último lugar que hizo Dios”. Así que tuvo que luchar y luchar toda su vida, quería ser bailarín y parecía imposible, su padre detestaba la idea porque era un militar y no quería eso para su hijo.
No solo supero eso, logró llegar a que le enseñara el mejor profesor de ballet del mundo, Pushkin, y luego se escapó al Occidente para tener una carrera magistral. Entonces es una gran historia de triunfo sobre sus dificultades gracias a su voluntad. A la gente siempre se le hacen interesantes las historias así.
Además, muere de manera trágica, tanto su nacimiento como su muerte fueron extraordinarias: en la obra tenemos la grabación de archivo en la que se despide por última vez de la opera de París. Fue una muerte catastrófica en una manera que hoy mucha gente no entiende. Toda su existencia fue tan inspiradora como interesante.
Personaje polémico...
Cuando dijimos que estábamos haciendo algo sobre Nuréyev mucha gente nos dijo que él no era muy querido, que era arrogante, pero lo que descubrimos fue lo opuesto. No era paciente con la gente que era incompetente pero era extremadamente leal a sus amigos.
Sus amigos rusos sufrieron luego de que él escapó la Unión Soviética, perdieron puestos y oportunidades, y él nunca se olvidó de ellos. Siempre trató de apoyarlos, les envió dinero, y así. Llegamos a la conclusión que era muy difícil pero muy decente.
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