Yuliana Valencia González*
En 1850 se dieron cambios en las estructuras políticas, económicas y territorial en Colombia, esto dio lugar a una nueva vida republicana donde era prioridad de cada estado perteneciente participar en este proceso. En el caso de Manizales esto se vio reflejado desde su fundación en 1849, en aquellas prácticas que los habitantes establecieron para darle un desarrollo, lo cual se hizo viable por ser un lugar de cruce de caminos y con el tiempo por considerarse un lugar estratégico militar en la República.
Esto fue factible de esclarecer analizando algunos referentes bibliográficos que de forma general dieron pie a la necesidad de profundizar en este tema por medio del estudio de las fuentes documentales primarias que nos brindaron nuevas visiones de la historia de Manizales.
Distrito Parroquial de Manizales, Estado de Antioquia, República.
Foto/Cortesía Yuliana Valencia/Papel Salmón
Mapa de las principales zonas de desarrollo económico en Manizales entre 1850 y 1900 por Albeiro Valencia
Después de la fundación del distrito parroquial de Manizales decretado por la asamblea de Antioquia en 1849, el distrito se convirtió en un lugar de suma importancia histórica en el siglo XIX, por ser un lugar estratégico para el avance comercial, militar, socioeconómico y político. El desarrollo de los caminos de Manizales favoreció la importación y exportación por el río Magdalena donde los actores eran grandes caravanas de bueyes y mulas que fortalecieron a la región por la acumulación de capital y con el tiempo en la segunda mitad del mismo siglo XIX en escenario fronterizo que controló el acceso al sur de Antioquia y norte del Cauca.
Estos procesos permitieron a la joven parroquia participar en la vida republicana del momento dado a que en la Nueva Granada se daba una serie de cambios en las instituciones y sectores como el comerciante, artesano y manufacturero además en el orden social y económico debido a la ruptura del vínculo con estructuras e instituciones coloniales (1), llevando a cada estado a hacer partícipe de estos nuevos acontecimientos. Manizales como distrito perteneciente al estado de Antioquia no era la excepción su interés de participar no solo era de tipo económico sino también de prestigio, reconocimiento y valor del lugar; por eso ocupó el tiempo del gobierno a pesar de ser considerado el último por su reciente fundación.
El presente trabajo tiene como objeto acercarnos por medio del estudio de fuentes documentales primaras y de algunas posturas presentadas por diferentes autores interesados en dominar el tema, a lo que fue Manizales en los inicios de la República y su importancia en este periodo de 1850.
El tema de la historia de Manizales ha sido elaborado por diferentes autores, sus trabajos han sido de gran interés para los lectores debido a que cuenta una historia enmarcada en la cultura antioqueña como un legado que nos han dejado nuestros antepasados.
No obstante, con el pasar del tiempo y con el estudio sistemático de las diferentes fuentes primarias, se presentaron nuevos planteamientos o interrogantes más específicos que cuentan lo que fue la parroquia en parte del periodo republicano en Colombia, en este caso, la primera década de 1850.
Se tomó como punto de partida este periodo ya que fue tres años después de su fundación y es a partir de esta fecha donde la parroquia ya estuvo constituida como tal y contó con la regulación del gobierno local. Generalmente fueron hombres nombrados por los mismos parroquianos quienes hicieron cumplir una serie de leyes y acuerdos que se dictaminaron con la intención de ayudar en el avance de la parroquia para que pudiese participar en la entonces vida republicana.
Como se indicó anteriormente, tomamos algunos referentes que así mismo elaboraron la historia de Manizales y fueron importantes para este trabajo en la medida que también realizaron una labor laboriosa y metódica con las fuentes encontradas en los archivos, permitiendo ubicarnos en el contexto histórico.
Un ejemplo de esto fue Albeiro Valencia Llano quien ha realizado varias obras, como el libro Raíces en el tiempo (2010), en el cual da mérito a los caminos de herradura como elemento clave en los procesos que permitieron la construcción del territorio, además de la dinámica de colonización antioqueña y las fundaciones, siendo escenario importante para la arriería dentro de la estructuración social, económica, política y cultural, lo cual permitió el avance y progreso de la joven parroquia.
Asimismo, se contó con su obra Registro de adjudicación de solares a los pobladores del área de Manizales 1850 (1999), que detalla el proceso de repartición de lotes, el desarrollo de las vías y las dinámicas de fundación en el comienzo de la parroquia, lo cual permitió identificar parte de la evolución social, económica, política y cultural de Manizales.
Para algunos historiadores el trabajo de Albeiro Valencia se ha enmarcado en un mito fundacional como consecuencia de la colonización antioqueña. Sin embargo, el mérito que damos a Valencia Llano es el aporte de sus estudios a la historiografía regional ya que da a conocer la historia tradicional de Manizales en la segunda mitad del siglo XIX y comenzando el siglo XX.
Por otro lado, está el caso de autores como Pedro Felipe Hoyos (2) quien hace una historia desde su experiencia empírica en el trabajo de fuentes documentales y bibliografías de otros autores, convirtiéndolo en un referente histórico que nos permitió por medio de sus trabajos conocer parte de la historia desde la época de Fermín López (colonizador antioqueño), las primeras expediciones y como se fue estructurando el sur de la provincia de Antioquia, presentando estos elementos como los que posibilitaron el desarrollo socioeconómico de Manizales, a pesar de que ha sido objeto de crítica para algunos historiadores que ponen en duda la objetividad de su trabajo histórico. Así mismo, obras como la de Ernesto Gutiérrez Arango (3) que nos refiere el vivir de los colonos antioqueños carentes y la búsqueda de nuevos sitios en los cuales vivir en el Gran Caldas; aunque un poco novelesca nos recrea las vivencias de aquella hazaña colonizadora, desde la etapa de Fermín López, los veinte expedicionarios, hasta la constitución del distrito parroquial de Manizales.
Al nivel general, Manizales ha sido un lugar de suma importancia histórica en el siglo XIX y comienzos del siglo XX debido a los procesos económicos, políticos, comerciales y culturales que allí se vivieron. Esto ha sido objeto de trabajo para la mayoría de autores, pero es preciso conocer detalladamente cómo se dieron algunos de estos procesos, brindando nuevos aportes que, como se había mencionado anteriormente, posibilita el estudio de las fuentes encontradas en los archivos, ya que actualmente es parte del vacío que tiene la historia de la región.
En este sentido, el análisis que brinda este trabajo pudo ser factible por medio del estudio sistemático de las fuentes documentales primarias encontradas en archivos del municipio, bibliotecas y con base a los diferentes trabajos presentados por los autores que han dominado el tema.
El contexto en que se vio sumida la república de Colombia en la primera década de 1850 estuvo enmarcado en transformaciones políticas, religiosas y sociales que se dieron principalmente en la provincia de Antioquia y en la provincia del Cauca. Estos cambios nos brindaron un panorama lleno de coyunturas que influyeron en la administración del territorio, ya fuere del poder central o liberal, que dio disputas en la delimitación territorial donde los conservadores bajo una nueva constitución y con la ayuda del clero accedieron al control de las provincias antioqueñas.
Dadas las consideraciones anteriores, Manizales fue un distrito que hizo parte de la provincia de Antioquia, aunque presentaba problemas de corte jurídico y legislativo debido al establecimiento de límites y algunas fronteras con la provincia del Cauca y otros estados vecinos. A pesar de estos obstáculos la joven parroquia se establecería en un lugar clave dado a que en un comienzo era el cruce de caminos para la importación hacia el río Magdalena y con el tiempo en un punto estratégico militar entre Cauca y Antioquia.
Una vez constituida la parroquia en el lugar, los colonos se dieron a la tarea de regularizarla dictaminando innumerables leyes que fueron impuestas generalmente en un comienzo por los mismos pobladores, quienes se dieron a la tarea de gobernar y recaudar dinero a manera de impuestos no solo a los parroquianos sino también a los transeúntes de los caminos, por medio del cobro de los peajes.
Foto/Cortesía Yuliana Valencia/Papel Salmón
Rutas del Estado de Antioquia en 1850.
Como buenos estrategas, los parroquianos controlaron por medio del cobro de impuestos los caminos más transitados, lo que se hizo sobre la cantidad o recua de mulas y por el peso de las mercancías transitadas en compañía de los visitantes. El dinero que se recaudó se destinó a beneficio de la parroquia o se invirtió en las obras públicas como la construcción de la plaza, la iglesia, las calles o para el fondo de caminos que se encargó de conservar y mejorar nuevas vías.
Esto se hizo con base a una ley nacional sobre caminos de 1850 decretada por el Senado y la Cámara de representantes de la Nueva Granada que habló acerca de los derechos de la recaudación del peaje, pasaje, pontazgo o servicio personal subsidiado en estos:
“Art 4 Los derechos del peaje, pontazgo, pasaje y el servicio personal subsidiado que correspondan a las vías de comunicación que con arreglo a esta le pierdan el carácter de nacionales y queden a cargo de las respectivas provincias y distritos se aplicaran a favor de las vías de comunicación de dichas provincias o distritos.” (4)
En este sentido, el cobro de dichos impuestos se realizó a manera de peajes a los visitantes que debieron de pagar por el paso o el transporte de sus mercancías, así mismo también se tuvo en cuenta el peso de éstas y si eran extranjeras o hicieron parte de la República.
Este dinero, como se mencionó antes, se destinó principalmente para la parroquia, pero algunos caminos continuos pertenecieron a la provincia de Antioquia y era directamente ella quien debió encargarse de ellos, pese a que en la práctica fue la misma parroquia quien los cuidó. En el siguiente acuerdo expedido por el cabildo parroquial de Manizales el día 31 de diciembre de 1850 señala cuáles eran los impuestos que se debieron cobrar y que eran de la provincia o los impuestos locales o que pertenecían al distrito.
El cabildo parroquial del distrito de Manizales teniendo presente la ley 1ra parte 2a y usando la facultad que le confiere la atribución de 7a del art. 34 y 35 de la ley de 3 junio de 1848. Acuerda:
Fueron impuestos de la provincia los que se introdujeron del extranjero o los que fueran de otras provincias y se cobró con base a las siguientes partidas:
Por cada carga de mercancías extranjeras se cobraron dos reales; por cada carga de mercancías manufacturadas en la República, un real; por cada carga de cacao que no baje de siete arrobas, un real; por cada carga de aguardiente, sea cual fuera su envase y especie, un peso por cada cántara de licor no destilado.
Fueron impuestos de la parroquia:
Por cada res vacuna que se mataba para el abasto se cobró dos reales; por cada cerdo que se mataba para el abasto, un real; por cada almacén en que se vendieron mercancías a por mayor, doce reales por mes; de uno a cuatro reales, por cada tienda en que se vendieron mercancías extranjeras o locales; tres reales mensuales, por cada botica en que se vendieron medicamentos de toda clase; cuatro reales mensuales por cada bodega; cuatro reales mensuales por cada fonda; dos reales mensuales por cada billar; cuatro reales por mes, por cada presentación dramática; doce reales por cada función de juegos artificiales; cuatro reales por cada pulpería; medio real mensual por cada toldo que se saque a la plaza o calles públicas para vender en ella y medio real por cada vez que lo verifiquen; por cada riña de gallos que se realice, un real; por cada vez que se saquen a la plaza ropa, cacao u otras mercancías, medio real; por cada fragua, carpintería, sastrería, tenería, taberna, zapatería, platería, medio real; por cada tejar, un real; por cada baile público, cuatro reales; por cada fondo en que se merme agua sal en los salados, medio real mensual; por cada molino de moler trigo, un real por mes; por cada molino de trapiche o de caña exceptuando los de manos pagaran medio real mensual; por la licencia para abrir un establecimiento de juego permitidos por la leyes pagaran dos pesos; por cada marca de peso, romana, vara, almud, dos reales; por cada carga de peso de ocho arrobas y si bajare proporcionalmente de efecto extranjeros que se conduzcan al distrito para su consumo, dos reales; por cada carga de peso y proporción manufacturadas en el país que se introduzcan en el distrito para su consumo real, por cada carga de cacao del mismo peso y proporción que se introduzca para el consumo del distrito, un real; por cada mesa de juego lícitos que se establezcan en las temporadas de fiestas públicas, un real por día; por el derecho de carcelaje que pagaran los que por cualquier delito o causa entraron a la cárcel, dos reales; por cada carga de ocho arrobas de tabaco, un real; por cada carga de anís que se introdujo para el consumo del distrito, con el mismo peso y proporciones anteriores, un real; por cada marrano que se crió o se cebó en la plaza y calles públicas del poblado debió pagar su dueño medio real el día que lo extrajera o consumiera.
Por cada cabeza de ganado para el consumo y que pasó por el distrito de la provincia, medio real; por cada mula o caballo que pasaba de la misma manera, medio real; por cada cabeza de ganado menor que pasó en los mismos términos, un cuartillo; por cada carga de cacao del peso de ocho arrobas y si es menor a proporción que se trasportaba de otras provincias pasando por el distrito para el consumo o ventas en otros lugares del cantón o de la provincia, un real; por cada carga de tabaco y de anís que se trasportó de otras provincias pasando por el distrito con el objeto indicado anterior y guardando las mismas proporciones, un real; por cada carga manufacturera en el país, que se transportó pasando por el distrito para el consumo y reventa en otros pueblos del cantón o de la provincia, un real. (5)
Los impuestos anteriormente nombrados son constancia de los impuestos a los que debieron responder los habitantes de la parroquia. Estos además de recaudar gran capital que permitió darle el progreso al poblado, fueron considerados como actos honorables y patrióticos que toda persona debió cumplir para convertirse oficialmente en un ciudadano de la República. (6)
Es de anotar que nadie escapó al marco legal que estableció el gobierno a manera de impuestos, tanto a visitantes de otras provincias que utilizaban los caminos de la parroquia como a los mismos parroquianos que debieron responder por el cuidado de estos por medio del cuidado y la conservación, pagando un impuesto o trabajando obligatoriamente por jornales o días de trabajo por cada varón cabeza de hogar que habitara en la parroquia. Si no se hacía así, se multaba por desacato o en última medida se apresaba al citado.
Por otro lado, la fama de esta nueva cuchilla creció en la provincia Antioquia y las provincias vecinas. Un claro ejemplo fue la visita de don Manuel Pombo unos de los hombres más notables en el ámbito de la política, la literatura y la diplomacia colombiana del siglo XIX, quien visitó la parroquia tres años después de su fundación elogiando la labor de los primeros colonizadores: Joaquín Echeverry y Marcelino Palacio por ser los fundadores del pueblo y de tener las agallas de emprender esta obra.
“Los Manizaleños comentaron aquella visita (visita de Manuel Pombo) estos señores no tienen ningún interés en negocios, pero es importante que esta gente pase por aquí y que, a pesar del mal recuerdo que puedan tener de los caminos, las posadas y la travesía, en gran parte a lomo de buey, lento y fatigante, vayan a contar lo que aquí sucede y las posibilidades de hacer negocios, o aun de colonizar…Ya verás. Como comenzará a pasar por aquí tanta gente, cuando tengamos buenos caminos, que vamos a tener “espantar a la gente con el sombrero”. (7)
Con base a esto, fueron incontables las personas que vinieron dado la creciente fama. Sus tierras se comenzaron a valorizar con el tiempo y por la emigración de personas provenientes de lugares colindantes para establecerse en el distrito parroquial donde se evidenció su avance comercial y económico, lo cual permitió la articulación de toda la región al sur de Antioquia. Esto atrajo la atención del Estado nacional al considerar a Manizales como punto clave de negociaciones entre liberales y conservadores lo cual le dio más validez y participación, al pasar del tiempo, en la vida política de la República dado que allí se tomaron decisiones importantes en cuanto a esta.
A modo de ejemplo fueron las significativas guerras civiles de 1860 y la de 1876 que se libraron en Manizales, debido a su condición fronteriza, cuando algunos conservadores de Antioquia y Tolima se alzaron en contra del gobierno liberal del Cauca. Estas guerras favorecieron a Manizales en lo económico, en lo político y en lo social, lo cual la elevó al nivel de considerarse “capital de provincia”. Esto fue desfavorable para Salamina, pueblo fundado en 1825 por Fermín López y Juan de Dios Aránzazu, que fue considerada “la madre de los pueblos” ya que fue un punto clave de desarrollo de la colonización antioqueña y era la capital de uno de los cantones de la provincia de Antioquia. Pese a esto, los roces entre estos dos poblados se dieron porque fue trasladada la prefectura que allí se encontraba hacia el nuevo poblado.
Al respecto apunta Otto Morales Benítez:
“No vamos a tener la presuntuosa ingenuidad de creer que los hechos que comentaremos en breve, los incubó Manizales. O fueron hechos ideados allí. No. Lo que sostenemos es que los actos que se cumplieron en esa colina fueron suficientemente fuertes, que le dieron rumbo, en ambos casos, a la República en forma definitiva. Las guerras no valen por los muertos, ni por su duración, ni por el semblante trágico que imprimen a los pueblos, sino por las orientaciones que desatan sobre la historia. Esas dos contiendas le dieron cauces al país, en forma tal que todavía hay instituciones que nacieron en el final de ese fragor bélico. Por ello hemos detenido, con mirada curiosa, nuestra indagación sobre los procesos militares que atravesaron la aldea. Queremos revelarlos para que se entienda cómo Manizales, desde las primeras horas de la República, ha tenido participación en hechos fundamentales que le dan fisonomía muy propia.” (8)
Finalmente, su vida económica se vio estimulada debido a la concentración de miles de soldados en la plaza aumentando la población, llevando a que todos los pueblos de Antioquia vendieran sus mercancías y llegaran con cargamentos de primera necesidad. Esto ayudó a impulsar las relaciones mercantiles e introdujo nuevas costumbres como la venta de la chicha y las famosas “Juanas” acompañantes de los soldados. Estas costumbres fueron influenciadas en su mayoría por grupos provenientes del Cauca. Sin duda alguna, Manizales se constituyó en un epicentro demarcado por los dos partidos, Antioquia como bastión del partido conservador y el Cauca como representante del partido liberal.
Foto/Cortesía Yuliana Valencia/Papel Salmón
Campesina
La creación legal del distrito de Manizales se dio en el año de 1848, con la ordenanza emitida por la Cámara Provincial de Antioquia que creó un distrito parroquial nombrado Manizales. Esto es referido por Albeiro Valencia Llano en su libro Raíces en el tiempo donde se cita la Ordenanza:
La Cámara Provincial de Antioquia, ordena:
Articulo1: se crea un Distrito parroquial denominado Manizales, cuyos límites serán como sigue: los que dividen la provincia de Antioquia de la del Cauca por el río Chinchiná hasta la cordillera nevada del Páramo del Ruiz; esta cordillera hacia el norte hasta los nacimientos del río Guacaica; éste abajo hasta su desagüe en el Cauca, y este arriba hasta la boca del Chinchiná; entendiéndose que el Chinchiná es aquel que queda al sur de la Provincia y nace en lo más alto de la Cordillera del Ruiz.
Artículo 2: será cabecera del nuevo distrito el lugar en donde se hallase actualmente el caserío y capilla de Manizales.
Artículo 3: el señor Gobernador de la provincia dictará todas las órdenes necesarias para la cumplida ejecución de esta ordenanza.
Dada en Medellín, a 1 de Octubre de 1849 (9)
Tras la delimitación del territorio y la creación de la ordenanza donde se aprueba la fundación del distrito parroquial, el gobierno de Manizales expidió un acuerdo el día 5 de julio de 1850, firmado por el alcalde Antonio Cevallos, el juez Nepomuceno Franco y el tesorero Vicente Gil, en el cual se demarcó cómo debió constituirse el distrito a partir de la construcción de plaza, las condiciones para la entrega de solares a los vecinos o habitantes, el monto que correspondió pagar al momento de recibirlo, la descripción detallada de cómo debieron cimentar las aceras de las calles, entre otras, de la siguiente forma:
El alcalde de Manizales en uso de la facultad que le confirió la atribución 1ra del art 20, ley 21, parte 2, dispuso la extensión del terreno de la plaza así: cada una de las aceras de ésta por la parte del frente debía contener cuatro solares, constando cada uno del número de varas correspondientes a una cuarta parte de la acera. En las mismas cuadras y por la parte del respaldo se demarcarían tres de ellos que debían contener cada uno el número de varas correspondientes a la tercera parte de manzana; el mismo orden se observará en las manzanas o cuadras que salen a una esquina de la plaza. Las demás cuadras del área de la población se dividieron en cuatro solares, contando cada uno de ellos de una cuarta parte de la cuadra, la mitad de la longitud.
El alcalde del distrito debió señalar y poner en posesión de un solo solar a cada vecino poblador. Este beneficio lo pudo disfrutar todo varón que hubiese cumplido dieciocho años, o mujer libre que pudiera administrar sus bienes. La demarcación o la delimitación del poblado se hizo conforme al plano o mapa, teniendo particular cuidado de conservar los solares de los individuos a los cuales se les había señalado a no ser que lo hubieran vendido o no aparecieran como residentes actuales y vecinos del distrito; si estaban formalizados el alcalde se abstendría de designar los solares. Asimismo, se formó un libro donde se asentó con claridad cada una de las partidas de la entrega a la que tenían derecho los pobladores, en este constaba el número del solar, las varas que contenía, el nombre de las personas a quienes se les estregaba, la cuadra donde estaba ubicado expresando el nombre de los colindantes, y la firma de la entrega. La partida sería firmada por el alcalde sacando al margen el nombre y apellido de la persona a quien se le entregaba.
Los individuos que recibieron su solar debieron pagar dos reales a favor de entrega. Igualmente, a los que se les entregó al frente de la plaza tenían ocho meses para poblarlo y constituir allí su casa. Este término se comenzaba a contar desde el día en que se les entregaba, lo que debió estar inscrito en la partida de la cual se habló. El que no cumpliera con esta disposición perdía el derecho del solar y se le entregaba a otra persona que sí satisficiere la condición del poblado. Las personas que recibieron solares al respaldo de la plaza y en las manzanas que hacían esquina en ella, tuvieron un año de término para poblarlas de casas, o por lo menos los tendrían bien cercados, el que así no lo hiciera perdería el terreno. Las que recibieron solares en las otras cuadras tuvieron el término de dieciocho meses para poblarlos o al menos cercarlos bien y señalarlos, por el contrario, otra persona que fuera vecino y no tuviere su solar podía ocuparlo.
Al momento de haber hecho la entrega y cumplidos dos años de residencia en el nuevo establecimiento, se infería que cooperó en las obras públicas, por ello se pudo enajenar el terreno que recibió así dejase de ser vecino del distrito, desde que cumpliera el término de tiempo no habría problema para venderlo de no hacerlo se debió de reportar como vago.
De igual forma si en el libro aparecía la partida o designación a una persona, ésta no tenía el derecho de manera alguna a otro solar aunque alegara que lo hubiese vendido o cediese a otro vecino o poblador que no tuviera. El jefe de policía tuvo el deber de cuidar de que no se estancaran las aguas con las cercas de los pobladores, para ello dejaba el ancho de ocho varas en todo el cauce principal del manantial.
La extensión del poblado contenía por los puntos que más sobresalían hasta diez cuadras desde la plaza, y por los demás según lo que permitía la localidad. Acuerdo dado en Manizales el 5 de Julio de 1850, firmado por el alcalde Antonio Cevallos. (10)
Los primeros habitantes del poblado ayudaron a la creación de las primeras obras públicas como la construcción de la plaza, el trazado de calles y la apertura de los primeros caminos que se formaron desde el distrito.
Según el artículo único expedido en 1850, la contribución en dinero que estos hicieron era destinada en general para emplear jornales que reparasen el camino hacia provincia del Cauca, otros para el camino a Peladeros y para la apertura de la nueva vía a Neira por el punto de Olivares. Por otro lado, la quinta parte se consignaba a las calles, la plaza, las fuentes públicas del poblado y demás obras. (11)
En este caso un ejemplo de las primeras obras públicas fue la creación del camino hacia Neira ya que era el lugar de donde la parroquia se abasteció en un comienzo:
Se ordena la construcción de una nueva vía de comunicación entre el distrito y el de Neira por el punto de Olivares cuidando de conservarlo y mejorarlo, lo firman Julián Salazar (presidente), Nepomuceno Franco, Vicente Gil en junio de 1850. (12)
Con la fundación legal del poblado y la creación de las primeras obras públicas como la creación de esta nueva vía que se convirtió en uno de los primeros caminos desde la fundación, se dio pie a la apertura de muchas más, y de mejorar las existentes como la ruta que se dirigía hacia el Ruiz, convirtiendo a este poblado en cruce importante de caminos a mediados del siglo XIX.
En conclusión cabe resaltar el trabajo de los parroquianos por hacer de Manizales un lugar importante para la época. Esto se pudo ver enmarcado en el anhelo que ellos tenían por darle un avance a la parroquia y de lo cual con tan solo tres años de fundación se pudo constituir en un punto estratégico donde se articuló la economía de una región, además de convertirse en un sitio militar importante. Esto no hubiera sido posible si no se hubiera dado esta hazaña colonizadora basada en el anhelo de encontrar un lugar donde todo ello fuere viable. Además, cabe resaltar el proceso de fundación que vivieron ellos mismos desde el encuentro y la roza del lugar hasta la regulación jurídica como la adjudicación de lotes, la legislación, la imposición de impuestos, entre otras que permitieron el adelanto del distrito parroquial y su participación en la República.
Foto/Cortesía Yuliana Valencia/Papel Salmón
Campesinos.
-. La participación de Manizales en los comienzos de la República se vio reflejada en la necesidad de los Colonos para darle un avance a la joven parroquia. Esto fue posible por medio de sus prácticas como el cobro de impuestos, peajes, y la regulación del distrito por medio de la legislación entre otros, siendo viable por ser lugar estratégico a pesar de sus problemas jurídicos con Neira y Salamina.
-. El tema de la historia de Manizales ha sido tratado por diferentes autores interesados en dominar el tema. No obstante, y sin desmeritar el trabajo laborioso que han realizado, la necesidad se ve enmarcada en aquellos vacíos historiográficos que van más allá del mito de la colonización, dando lugar a la necesidad de profundizar en estos temas de estudio para que nos brinden nuevas visiones de la historia a través de la urgencia de leer la información existente en archivos, bibliotecas entre otros, con el fin de proponer nuevos análisis.
*Historiadora profesional de la Universidad de Caldas.
1.- Tomado de: Ortiz, 1985, 40.
2.- Como en su obra Caminos de Herradura y Poblamiento de Caldas. Hoyos, 2001.
3.- Como en su obra Episodios Antioqueños III, Fundación de Manizales. Gutiérrez, 1994.
4.- “Proyecto de ley de Caminos” en la Gaceta Oficial de Bogotá, Trim. LXXVI, marzo de 1850.
5.- Acuerdo firmado por los señores Julián Salazar, Marcelino Palacio, Joaquín Arango, Agustín J. Patiño. (AHM). Caminos, Memoriales y Acuerdos 1850-1860, f.18, 19, 20.
6.- Monsalvo, 2012, 12-43.
7.- La visita que Don Manuel Pombo hizo a la parroquia de Manizales en 1850 tres años después de la fundación, elogiando a Joaquín Echeverry y a Marcelino Palacio por ser fundadores del pueblo y de tener las agallas de emprender obras como la colonización. (Más adelante Manuel Pombo escribiría sobre este suceso, el de sus vivencias en el viaje y sería su hijo el que lo publicara 80 años aproximadamente después de la fundación de Manizales). Crónica de don Manuel Pombo, editado por su hijo en la imprenta de la {tribuna} de Bogotá.
Pombo, Manuel, “Obras Inéditas”, en la voz de Caldas, Manizales, 4,7.
8.- Morales, 1962, 157, citado por Valencia, 2010, 315.
9.- Restrepo, 1914,36. Citado por Valencia, 2010, 257.
10.- (AHM). Caminos, Acuerdos 1850- 1865, f. 9, 10, 11.
11.- (AHM). Caminos, Memoriales y Acuerdo 1850-1866, f.110.
12.- (AHM). Caminos, Acuerdos 1850- 1865, f.3.
Libros
- Arango, E. (1994). Episodios antiqueños III, la fundación de Manizales. Medellín: Biblioteca Pública Piloto.
- Arango Estrada, V. (2004). La Fundación de Manizales, un mito en apuros. Manizales: Hoyos Editores.
- Botero, S. (2005). Caminos asperos y fragosos para los caballos, Apuntes para la historia de los caminos en Antioquia. Medellín: Imprenta Universidad de Antioquia.
- Codazzi, A. (1958). Jeografia Física i Política de las provincias de la Nueva Granada. Bogotá: Archivo de la Encomia Nacional, Banco de la República.
- Duque G. (2010). Tras las huellas de la Concesión Aranzazu en la Colonización Antioqueña. Manizales: autoedición.
- De María, F. (1926). Historia de la ciudad de Manizales. Manizales: Tipografía Blanco y Negro.
- Giraldo Zuluaga, L. (2001). Modernización e Industrialización en el Antiguo Caldas. Manizales: Universidad de Caldas, Colección Ernesto Gutiérrez Arango.
- Gutiérrez, E. (1992). Episodios antiqueños II, Fermín López. Medellín: Biblioteca Pública Piloto.
- Gutiérrez, E. (1994). Episodios antiqueños III, La Fundación de Manizales. Medellín: Biblioteca Pública Piloto.
- Hoyos, P. (2001). Café, caminos de herradura y el poblamiento de Caldas. Bogotá: Tercer Mundo Editores.
- Ortiz, L. (1985). El federalismo en Antioquia 1850-1880, Aspectos políticos. Bogotá: Gente nueva editorial.
- Parsons, J. (1950). La Colonización Antioqueña en el Occidente de Colombia. Medellín: autoedición.
- Pérez, F. (1868) Jeografía física i política del estado de Antioquia. Bogotá: Imprenta de la Nación.
- Valencia, A. (1999). Libro de registro de adjudicación de lotes a los pobladores del área de Manizales. Santafé de Bogotá: Bancafé editor.
- Valencia, A. (2010). Raíces en el tiempo, La región Caldense Manizales: Tizan Graficas.
- Valencia Llano, Albeiro. 1999. La Aldea encaramada. Santafé de Bogotá: Bancafé editor.
Manuscritos
- Archivo Municipal de Manizales
Archivo Histórico de Manizales (AHM). Libro de Cuentas de Caminos 1850-1882.
(AHM).Caminos, Memoriales y Acuerdos 1850-1860.
(AHM).Caminos, Oficios recibidos de la Alcaldía 1852.
(AHM). Caminos, Libro de adjudicación de lotes en Manizales 1850.
- Pérez, Felipe. Jeografía física i política del estado de Antioquia. Bogotá: Imprenta de la Nación, 1868.
-“La Gaceta Oficial 1850”. Bogotá: Archivo Biblioteca Nacional.
Archivo Historial de La Biblioteca Nacional
Archivo Historial de Manizales
Visuales
Archivo General de la Nación
Mapoteca.
Periódicos y Revistas
- Contreras, Carlos; Cueto, Marcos. (2008). Caminos, ciencia y Estado en el Perú, 1850-1930: Historia, Ciencias, Saúde –Manguinhos.3: 635-655.
- Botero A. (2005). La neurosis obsesiva del derecho antioqueño en el siglo XIX: los caminos: Diálogos de saberes investigaciones y ciencias sociales. 23: 191-202.
- La Gaceta Oficial de Bogotá. Bogotá: Archivo de la Biblioteca Nacional. 99.
- Pombo, M. (1927). Obras inéditas: La voz de Caldas. 4-7.
Artículo Web
Rodríguez, P. (1997). Sentimiento y vida familiar en el Nuevo Reino de Granada, siglo XVIII. Santafé de Bogotá: Ariel Historia, 1997. Libro. {En línea}. {Noviembre de 2014} disponible en: (http://www.revistas.unal.edu.co/ojs/index.php/achsc/article/view/16729/17616)
Tesis
Gonzales, L. (1999). Los caminos de Medellín a Rio Negro, las rutas por Santa Elena 1800-1929. Medellín: Trabajo de Grado. Universidad de Antioquia. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Departamento de Historia.
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