EFE | LA PATRIA | Madrid (España)
21 meses después de su última tarde en ruedos españoles, José Tomás volverá a vestirse de luces el viernes 29 de junio en Algeciras, al sur de España, en la que es la reaparición más deseada por el aficionado y la más necesaria para la fiesta y que ya puede considerarse como el acontecimiento taurino del año.
Considerado por muchos como leyenda viva del toreo, el de Galapagar (Madrid) es a hoy el único capaz de revolucionar el panorama taurino, de paralizar todos los sectores de una ciudad y de reventar un abono, pues las cifras de ventas de entradas se disparan de manera extraordinaria, sin contar la reventa, que, asimismo, suele llegar a cantidades desorbitadas.
José Tomás no es un torero cualquiera, es el representante más universal, el más conocido y venerado por la afición, e, incluso, por los más agnósticos en materia taurina, que por un día suelen atreverse a ir a una plaza de toros para descubrir y corroborar ese halo de misterio que de siempre ha envuelto la figura del madrileño, su misticismo, su pureza y su valor sin medida.
Desde su primera reaparición, en el 2007 en Barcelona, sus continuas idas y venidas han sido algo habitual en él, elige el sitio que son normalmente plazas de segunda categoría, los compañeros de cartel e incluso los toros a los que después deberá enfrentarse.
Tanto es así que hacía dos años que no se le veía por España más allá de algún tentadero al que ha acudido casi de manera clandestina. Concretamente desde el pasado 9 de septiembre del 2016 en Valladolid, donde cortó tres orejas.
Aquel año fue también el último en el que hizo temporada propiamente dicha y en hizo el paseíllo en Jerez de la Frontera, Alicante, Huelva, San Sebastián y México, y en todos con el mismo resultado: éxito total en el ruedo y el cartel de "no hay billetes" en las taquillas.
Precisamente en el país azteca está fechada su última actuación, el pasado 12 de diciembre, cuando actuó de manera desinteresada en la corrida de seis toreros a favor de los damnificados por el terremoto que asoló aquel país en 2017.
Porque la grandeza de José Tomás radica también en su lado más solidario, no solo al tomar parte en numerosas corridas benéficas, sino también en el trabajo que realiza a través de su fundación y en colaboraciones con la Cruz Roja o el Banco de Alimentos.
Mucho se ha especulado sobre el porqué de tanto tiempo alejado de los ruedos, especialmente en España.
Algunos dicen que acabó aburrido de la picaresca de algunas empresas que, aprovechando el tirón de su contratación, buscaban enriquecerse todavía más a su costa; otros que las secuelas de la gravísima cornada que sufrió en Aguascalientes (México) en 2010 le obliga a tomarse su profesión con más sosiego; y los hay también que simplemente piensan que él hace lo que quiere.
Así y todo se le extraña en las ferias grandes como Madrid -donde no torea desde 2008- Sevilla o Bilbao, pero la realidad es que ya no necesita de esas pruebas tan exigentes llegando a rechazar ofertas estratosféricas e, incluso, cheques en blanco, como el que llegó a ofrecer la anterior empresa de Las Ventas.
La Feria Real de Algeciras será el punto de partida a una temporada en la que ya suenan otras ciudades en la que el torero de Galapagar podría hacer el paseíllo este año, pero todos son rumores.
José Tomás toreó en Manizales el 13 de enero de 1998 y logró el indulto de Dirigido, de la ganadería Zalduendo.
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