Javier López
EFE | LA PATRIA | Madrid (España)
Primera corrida de figuras y primer aviso de "no hay billetes" en las taquillas de Madrid. Estos pusieron por fin ambiente a una feria que no acababa de despegar en cuanto a afluencia de público, ni tampoco en lo artístico.
Y, aunque el miércoles pasado se cortaron tres orejas, una por torero, es necesario matizar que fueron premios de distinto valor, condicionados por la tremenda pasión de unos tendidos inmersos en una necesidad vital de ver triunfos cueste lo que cueste, justificables o no.
El caso es que ni la tarde fue tan rotunda como algunos tratarán de vestirla, ni la corrida de Cuvillo, la más completa de lo que va de feria, acabó de ser aprovechada debidamente. Y todo esto, con el beneplácito del presidente que hace cinco días ninguneó al malagueño Jiménez Fortes, que, con la venia de Alejandro Talavante, sigue siendo el autor de la faena más meritoria y emocionante de lo que va de serial madrileño.
El premio lo obtuvo del tercero de la tarde, manso como toda la corrida en el caballo, pero que acabó embistiendo con tanto celo como poca clase en la muleta de un Talavante que, después de un inicio de temporada un tanto gris, por fin despertó de su letargo.
A los torerísimos muletazos por bajo con los que inicio faena le siguió una serie a derechas de mucho empaque y prestancia. Mas lo meritorio vino al natural, pues por ese pitón tuvo que tragar tela para arrancar muletazos soberbios a un "cuvillo" que vendía cara cara cada acometida,
Cierto es que posiblemente le faltó "romperse" más, pero así y todo, tras la estocada, logró una oreja de ley.
Antonio Ferrera abrió la tarde con un apéndice del primero de corrida, un toro noble, dócil. Hizo una labor bonita, templada, técnicamente pulcra, pero sin llegar a poner el vello de punta.
Por su parte, José María Manzanares tuvo notables altibajos ante el extraordinario jabonero que hizo de quinto toro de la corrida y al que cortó la oreja más barata de toda la función.
Porque no acabó nunca de creérselo, y también porque la manera tan oblicua de presentar la muleta y de dar los toques siempre para afuera no ayudaron a que la faena despegara como el "cuvillo" merecía. Al conjunto le faltó fibra y más verdad.
Con los consejos de Rodrigo Arias 'Monaguillo' y el torero César Camacho, el novillero manizaleño Antonio Hernández prosigue su preparación en tentaderos de Medellín y Bogotá y se resalta un indulto a un ejemplar de Achury Viejo. Ayer se presentó en un nuevo curso práctico. Hernández fue revelación el año pasado en la feria de Toros y Ciudad.
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