Gloria Luz Ángel Echeverri*
LA PATRIA | Bogotá
Entre las correrías por el país en busca de historias para narrar en los distintos medios de comunicación en los que ha trabajado el manizaleño Germán Ortegón Pérez, entre ellos LA PATRIA, la sensación que tenía con los objetos era que lo miraban, le hablaban y, por supuesto, lo seducían.
De allí que empezó a fotografiarlos, a coleccionarlos y a preguntarse qué pasaba con ellos, a quién habían pertenecido, qué utilidad les habían prestado a sus dueños. Era una manera de encontrar en ellos el testimonio de las historias que le contaban sus abuelos, de evocar, de sentir nostalgia de lo no vivido porque él no nació en el campo, sino en la ciudad y le intrigaba lo que pasaba en las casas campesinas. Esos objetos querían decirle algo, contarle algo.
“Empecé a comprar objetos. Tengo una colección de ollas de barro de Boyacá y al encontrar cada una me preguntaba quién y qué se había cocinado allí. Al ver un objeto siempre me cuestiono qué pasaba con él, quién lo utilizaba y empecé a tener nostalgia de las cosas no vividas”.
Trincheras de paz.
Lo no vivido
La primera cámara que tuvo Germán Ortegón a sus 13 años fue una Olimpus duplicadora. En la actualidad dice que tiene unas 28 mil fotografías, en su mayoría de “objetos abandonados, puestos en los lugares más inverosímiles, tirados en la calle, debajo de un árbol, en cualquier parte”.
Entonces, alguien le insinuó que les hiciera una curaduría y empezó a organizarlas desde su formación audiovisual. “Me pregunté qué es lo bello que hay detrás de lo viejo, de lo abandonado, de lo que está perdido, porque eso me cuenta algo, me evoca sensaciones que no he vivido y, entonces, empiezo a cambiar la mirada frente al objeto desde la visión del narrador".
Recuerda que cuando vio la película iraní Los niños del cielo pensó cómo hacían esos hombres para mostrar lo humilde con una estética diferente. "Es un poco lo que hago con estos objetos, los colecciono, los fotografío y me encuentro que en ese tiraje de fotos había una conciencia de la belleza de los objetos. Después evoco y al investigar me doy cuenta de que eso tiene que ver con mi pasado porque mi familia paterna es desplazada de Santander (España) que entró a Colombia por Santander y mi abuelo termina en Manizales. Insisto, hay una conexión con esa nostalgia de las cosas no vividas”.
Mar eterno.
Diálogo de los objetos
En su serie fotográfica más reciente Lo que fuimos Germán Ortegón crea una metáfora. “Hablo de metáfora porque no es solo una región como Gualivá (provincia de Cundinamarca cuya capital es Villeta), sino que el país está ahí reflejado, nuestro campo abandonado. La metáfora es cualquier cocina campesina, los zapatos del campesino, sus instrumentos".
Se exhibió en la Academia de Artes Guerrero, y se suma a otras exposiciones que ha presentado antes.
Se cuida de no revictimizar a los sobrevivientes ni la huella del fallecido y por eso cree que son los objetos los que cuentan su memoria. "No quiero evocar el dolor del otro, sino sus sentimientos, la relación del espectador con ese objeto, su nostalgia. Empecé a encontrar la conversación del observador con el objeto, lo que le decía a cada uno a partir de su experiencia personal. Y ahí está esa nostalgia, esa memoria y esa historia desde esa arqueología”.
Así Germán Ortegón vio que a partir de ese diálogo de los objetos con las personas la obra hablaba más allá, sensibilizando sin revictimizar a nadie. “Era el diálogo con el otro, pero no directo, sino el diálogo desde las evocaciones, desde los sentimientos. Por eso, la segunda parte de este proyecto es un libro donde se cuenten los relatos, ya no desde el artista o el fotógrafo, sino desde lo que las personas viven al ver las fotografías de los objetos”.
Ortegón señala que prácticamente su espíritu está en ese trabajo. “En estas fotos me desnudo un poco frente al otro. Esta tragedia tiene algo que es tan duramente bello y lo expongo ahí. Es la manera de decirle a la gente sí siento, así pienso, así me duele, así me río, así gozo. Mi espíritu está enfocado en esas fotos”.
Con esta serie, Germán espera que por lo menos alguien se conmueva frente a la foto como él se conmovió. "Las fotos tienen un orden porque cuento una historia que arranca con una virgen que está empotrada en una montaña hasta todo lo que pasa en una casa. Creo que cada vez que las fotos se exponen, conmueven”.
Otras series que ha creado Germán Ortegón son Hombres de maíz, Mar eterno, Transiciones, Trincheras de paz, Memorias de arena y Mujeres de La Macarena y frente a cada foto uno a uno de los espectadores rememora cosas vividas o añora cosas no vividas.
De la serie Hombres de maíz - Historiador Maya.
Las mujeres de La Macarena
En su afán por no revictimizar, el narrador manizaleño Germán Ortegón Pérez quiso hacerles un homenaje a las mujeres de La Macarena y lo hizo a través de sus pies.
Él cuenta que al volver a mostrarles a ellas un documental que había realizado con sus alumnos de Audiovisual, les dijo que quería mostrar la huella de la historia de sus vidas desde los pies: “su pie fuerte, el derecho o el izquierdo, va descalzo porque ahí usted me cuenta qué ha hecho, qué caminos han recorrido esos pies, qué espacios, qué camas, qué sueños están ahí. Y el otro, va calzado, pero en posición de movimiento porque ustedes siguen adelante, han mantenido este país por encima de todo”.
De su más reciente serie: Lo que fuimos.
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