Albeiro Rudas
LA PATRIA|ANSERMA
Por estos días, doña Margarita Suárez Giraldo luce triste. Se golpeó una pierna y debe permanecer más tiempo en su humilde casa del barrio La Esperanza.
La lesión la tiene caminando con mucha limitación y por eso no se atreve a salir sola a la calle como lo hacía todos los días, para visitar a sus marías, como les dice cariñosamente a varios monumentos a la Virgen María, distribuidos en Anserma.
A sus 80 años, Margarita mantiene intacta la devoción de visitar, llevar flores, rezar y conservar las imágenes de la Virgen, que están en cinco puntos de Anserma:
- 4 Frente al Hospital San Vicente de Paúl, monumento que tiene sesenta y cinco años de haber sido construido.
- 4 en el cementerio San José.
- 4 en el Barrio de Occidente, en la calle 9.ª con carrera 7.ª.
- 4 En una gruta en el sector de la Pradera.
- 4 y a un costado de la vía que conduce a la escuela de la vereda Palo Blanco.
Historia de una devoción
Margarita dice que esta devoción se la dejó su madre, María Antonia Giraldo, quien cuidó por muchos años una imagen de la Virgen de Fátima, hasta su muerte, hace casi tres décadas. Esa fue la herencia.
Reconoce que mucha gente le colabora para comprar la pintura y retocar las imágenes, sus pedestales y así defenderlas de la acción del tiempo, de la destrucción por vándalos, accidentes y otros eventos.
"Me puse a ver que nadie se acordaba de estas imágenes, y algunas estaban casi irreconocibles, llenas de musgo y falta de pintura y me di a la tarea de conservarlas. Reparto la semana y así voy un día a un monumento, rezo una oración y otro día a otro. Así todas están muy bonitas, conservadas y con flores".
Anota que en la mayoría de ocasiones busca gente para que se suba con una escalera, las pinte y cambie sus flores. "Corto la hierba, remuevo y barro los escombros y basura alrededor de cada imagen".
Dice que no falta el vivo al que le ha dejado la pintura y se la roba. "Quedan las caritas a medio pintar, pero la Virgencita me manda otra persona caritativa y termino la misión".
Margarita dice, con lágrimas, que sus fuerzas ya le están faltando, y no hay quién siga con esta tarea. "Me da tristeza que sean abandonadas. Mucha gente me felicita y me ayuda económicamente, pero descansaría en paz el día que muera, si supiera que otra persona se encargará de mis marías".
Sin historia
Cuando se les pregunta a los vecinos sobre la historia de las imágenes, no saben responder. Solo se acuerdan que Margarita Suárez se ha encargado por más de tres décadas de su conservación.
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