LA PATRIA | Manizales
Que en Bogotá se vivieran domingos acompasados con el Gato Montés, pasodoble puro, solo es sinónimo de buen torear. La Plaza de Toros de Santamaría este año dio cabida de nueva cuenta a magníficas presentaciones de toreros colombianos y foráneos, quienes procuraron reconciliarse después del tiempo arrebatado por autoritarios gobernantes.
El torero peruano Andrés Roca Rey, quien por mala suerte no pudo mostrar este año en Manizales su inmenso progresar, dio en Bogotá lo que en tierras del cafeto no pudo. Al capote le puso vida e hizo que volaran por los aires los oles orquestados por sus señoriales posiciones.
Las facultades del limeño cada vez son más envidiables por su capacidad de ocultar malos ejemplares a través de su firme muleta y por eso tuvo el aval para salir por la puerta grande de la Santamaría.
A pesar de su juventud, que no es sinónimo alguno de inexperiencia, Roca Rey demuestra que tiene la fuerza y el talante para ser el torero americano del momento.
Otra agradable revelación fue el español José Garrido. En Manizales lo recordamos por su técnica, aunque queda el sinsabor de su último. En Bogotá, Garrido indultó a Tocayito, un toro astuto de Mondoñedo, en un encuadre perfecto de la grandeza del arte de Cúchares. El ejemplar indultado el 5 de febrero fue reconocido como el mejor toro de la temporada.
En deuda
En Bogotá también prosiguió la mala racha del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. Y aunque tuvo el mejor toro de su temporada colombiana, el navarro se rajó en el último tercio. La hoja de peral le indujo a error y no sus vítores en trofeos.
También queda lo que pudo ser, pero no fue, con Luis Miguel Castrillón y Luis Bolívar, quien intenta poner el presente a su favor.
Estos días taurinos en Colombia dejaron una clara conclusión: El arrojo perseverante de Ramsés, único matador colombiano en salir en hombros en Bogotá. En su visita a Manizales demostró que las ganas son un pasaporte al éxito, cuando están alimentadas de sacrificio y modestia.
En Bogotá, su tierra, Ramsés cortó dos orejas y puso el colofón a una temporada que estuvo infestada de dramas extrataurinos que nunca, por fortuna, se colaron en el ruedo.
Según la Corportación Taurina de Bogotá, este año se pagaron a la administración distrital más de dos mil millones de pesos ($2.084.308.315).
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