LA PATRIA| Manizales
El Centro Histórico de Manizales en la noche tiene pinta de zona de tolerancia. Los habitantes y comerciantes del sector han denunciado desde 2010 el aumento de locales que comenzaron como fuentes de soda, pero hoy son reconocidos prostíbulos.
Ya cursan tres acciones populares en las que la comunidad se manifiesta en contra de estos sitios y la base del litigio es el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de 2007, que prohíbe las casas de citas en el centro y específicamente en la zona de conservación del patrimonio (ver infográfico). Es decir, es ilegal tener una casa de lenocinio en el Centro.
Los dueños de los negocios se basan en argucias legales para hacerle el quiebre a la norma, afirmó Mauricio Franco Acevedo, secretario de Gobierno de Manizales. Las excusas ante las autoridades son varias, explicó.
"Dicen que tienen el uso del suelo autorizado y muestran los papeles en regla. La otra técnica es que si se sella el local, a la semana van a Cámara de Comercio y registran otro nombre y lo vuelven a abrir", añadió.
Gobierno y la Policía visitan frecuentemente los establecimientos, pero como el mismo Franco afirmó, el control es sobre los menores de edad, el porte de armas y licor adulterado. Las rondas que implican a la prostitución se basan en desplazar a las trabajadoras sexuales de las esquinas de la Gobernación o carrera 23 y explicarles que su lugar es abajo en la Galería (carreras 17 a la 15, entre calles 20 y 24, según la norma).
Para él la solución sería una zona de tolerancia: "esa es la propuesta del alcalde Jorge Eduardo Rojas para la modificación del Plan de Ordenamiento que empezará este año".
"Es legal, pero no en el Centro"
Los comerciantes y habitantes de los alrededores de la Gobernación, en las calles 22 y 23, entre carreras 20 y 21, interpusieron una acción popular contra dos locales que tienen registro en Cámara de Comercio como bares o fuentes de soda, Momentos Café y El Quijote, que para los accionantes son prostíbulos. Según la petición, el primero colinda con la residencia Venus y el segundo, con Anhelos, distribución que está prohibida en el POT.
La investigación la comenzó la inspectora urbana Ana Francisca Giraldo Sanint, quien visitó los establecimientos en octubre de 2010, en compañía de la Unidad de Protección a la Vida y la Policía. En el caso de El Quijote solo se comprobó que la residencia y el bar quedaban en la misma edificación, pero no se comunicaban. En 2011 se le llamó la atención al dueño para que no permitiera coreográficos (striptease), pues estaría violando su uso del suelo.
En Momentos, la inspección comprobó que el servicio prestado era distinto al registrado. "Al fondo se halla una escala que conduce a la segunda planta por donde bajan y suben mujeres. Según el administrador, las escalas se hicieron para facilitarles el trabajo y así no dieran espectáculos en la calle", cita el informe.
Sin embargo, en la misma visita las entidades comprobaron que las mujeres vivían en la residencia Venus y afirmaron estar contratadas por el dueño del bar. "Una persona cuestionó por qué tanto problema, si la prostitución no está prohibida, y se le instruyó que si bien no es ilegal, es el POT el que no la permite en este sitio", registra la inspectora.
Giraldo Sanint concluyó que el bar y la residencia trabajaban como casa de lenocinio, pero fue trasladada antes de que tomara acciones. La queja ciudadana la retomó la inspectora María Maritza Cifuentes que visitó de nuevo los locales en junio de 2011, pero en esta ocasión reportó que todo estaba en regla. La comunicación entre bar y residencia estaba sellada y "había mujeres, pero en actitud de acompañantes".
Las argucias legales
Cifuentes explicó que la acción popular sigue vigente, se ha mitigado la prostitución callejera y hasta el momento no ha recibido nuevas quejas de la comunidad. "En la inspección se verificó uso de suelos, pago de impuestos, salud y bomberos. Estos comerciantes son muy cumplidos". Añadió que hay una confusión en la ciudadanía, porque el POT de 2007 es muy restrictivo con esa actividad y con la vecindad entre residencias y bares. "Sin embargo, algunos tienen derechos adquiridos, porque funcionan antes de la vigencia del actual reglamento"
Esto lo confirmó Liliana Gómez, técnica operativa de la Secretaría de Planeación Municipal. "La norma no es retroactiva, así que solo se aplica para los negocios que se abrieron a partir del 2007".
Sin embargo, queda otra duda. Según Planeación, cambiar la destinación del uso de suelos sí es ilegal y se sanciona. "Todo eso corresponde al debido proceso, primero se le dan 30 días al administrador para regresar a su actividad comercial original, si reincide se le sanciona con la suspensión hasta por dos meses y si no se corrige se puede ordenar el cierre. Todo esto implica el derecho a contradicción", explicó la inspectora Cifuentes.
El laberinto normativo parece maniatar a las autoridades. Está el POT que restringe las casas de citas al sector de la Galería o fuera del perímetro urbano, exige la preservación del Centro Histórico, obliga a las autoridades a preservarlo y evitar en él las actividades de alto impacto social, como se les clasifican a las casas de citas.
Además, como reza la misma norma, se debe privilegiar el bienestar colectivo por encima del particular. Por otro lado, están las tres acciones populares, que pasaron de los juzgados administrativos a los de descongestión. Dos se quedaron en las quejas por el ruido, y la que exige la preservación del patrimonio histórico está frenada porque no han podido notificar al dueño de un bar.
LA PATRIA habló con Antonio Gómez, dueño de Momentos y residencias Venus, quien negó que en sus establecimientos se ofrezca prostitución. "La escalera interior tiene su licencia de curaduría. La acción popular está en manos de abogados. Nunca he recibido quejas de la comunidad, no creo que viva mucha gente por ahí".
Los vecinos manifiestan que los prostíbulos los están desplazando, porque afectan su seguridad, tranquilidad y ambiente sano. "La clientela se me fue toda, este año no he tenido para pagar servicios y por más que llamamos a la Policía solo espantan a las prostitutas callejeras", se queja la dueña del hotel Mónaco, una demandante de la acción popular.
Tulia Helena Hernández, funcionaria de la Personería, confirmó que la entidad también ha hecho requerimientos sobre la ilegalidad de estos sitios, que violan las normas comerciales y de POT. Personería y Planeación explican que quien tiene la potestad para cerrar y sancionar los locales es la Secretaría de Gobierno.
El jefe de este despacho, Mauricio Franco, aseguró que aunque se hacen inspecciones y requisas a estos sitios, "¿quién le puede comprobar a una mujer que es una trabajadora sexual, cuando dice que es novia del hombre que la acompaña?".
LA PATRIA realizó la semana pasada un recorrido por 13 establecimientos, entre las carreras 20 y 23 con calles 27 a 20, y se comprobó la oferta de prostitución en siete de ellos, todos cercanos a la Plaza de Bolívar. Se contaron por lo menos 52 mujeres trabajando dentro de los locales.
"Hay ganado para todos"
En cada esquina del Centro Histórico de Manizales tienen claro dónde se consigue compañía para la fría noche. Preguntarle a cualquier portero de residencia, taxista o administrador de restaurante en qué lugar están ubicados los prostíbulos trae consigo una respuesta rápida. "Dos cuadras antes de la Gobernación, por la carrera 23 o por la Clínica Amán, encuentra", atinó a decir el portero de una residencia a donde, según afirma, los hombres llevan mujeres de esas casas de citas.
Un bar señalado es La Fragata, en la calle 26 entre carreras 21-22. Da la impresión de ser un sitio solo para enamorados. Sin embargo, al ingresar se observan a lado y lado siete nichos, cada uno con su puerta, y encima de ella dos avisos: "libre" y "ocupado". Hay cinco mujeres; cuatro permanecen en el mostrador y la restante, de unos 35 años, acompaña a dos hombres, que beben aguardiente.
Otros dos, solitarios, beben cerveza y se despiden rápidamente. "Pacho, muchas gracias", dicen al salir. El mesero, un señor mayor, de chaqueta negra, manifiesta que las chicas cobran, en promedio, $50 mil. "Si se toman cuatro cervezas ($14 mil) o una media de aguardiente, el nicho les sale gratis. Hoy hay poquitas, pero el fin de semana llegan más", expresa. Dos nichos tienen encendida la luz roja de "ocupado".
En la calle 27, entre carreras 22-23, está El Oasis. Se entra por una especie de túnel, con requisa previa y un aviso con los precios. Al ingresar, se cuentan a simple vista unas 25 trabajadoras sexuales, sentadas en el mostrador y en grupos de a cuatro en algunas mesas. Unos 10 hombres permanecen en el sitio, pero dedican su tiempo a ver un partido de Atlético Nacional por Copa Libertadores. Son las 9:20 de la noche.
Con el paso de los minutos las chicas aumentan. Sin ningún control entran y salen del establecimiento con sus bolsos. "Aquí hay ganado para todo los gustos", señala un hombre.
Cuando se ingresa al lugar, a mano izquierda hay una pasillo con ocho nichos. Al tratar de mirar cómo son, una, que no pasa de 30 años, dice: "no se arrime que ahí quedan los 'pichaderos'. Los baños están al otro lado".
Otras ingresan en grupo al baño y se les ve consumir drogas (perico) que cargan ellas o les dan los clientes. Una más, al notar presencia de hombres, se baja la falda.
Un cliente se interesa en una flaca, alta y la invita para su mesa. "Me pidió entre $25 mil y $30 mil. El nicho es a $7 mil o gratis si compro media de guaro. Eso es muy barato, es una alcahuetearía, por eso viene uno acá (risas)", manifiesta.
Dos hombres consumen perico en la entrada del sitio y les ofrecen a los que pasan. Afuera están parqueados un par de carros de alta gama y sus tripulantes hablan con algunas de las mujeres. Una le dice a la otra: "vamos con ellos, nada de nervios".
Vigilan el patrimonio
Por la Clínica Amán hay más oferta. Este negocio, de nombre Sammy, es quizá el de más caché. Su fachada no da muchas señales. A la entrada, un hombre de vigilancia privada mira de arriba abajo a los visitantes, los requisa y autoriza su ingreso por radioteléfono con un "abran puerta". Se accede por un estrecho corredor en el que hay dos entradas. Antes de la segunda, que da al centro del negocio, aparecen varios avisos: "Nos reservamos el derecho de admisión", "usted está siendo grabado por cámaras de seguridad" y otros con los precios.
La rumba está prendida, pese a que solo hay cuatro hombres, por lo menos visibles. Las luces se mueven para todos lados, mientras que de las 10 mujeres que hay, tres bailan sensualmente al ritmo de reggaeton.
Una 'empleada' dice que la tarifa por horas la pueden dar solo si el "negocio se cuadra, de resto no". Un cliente explica que la mínima es $50 mil y que va subiendo con servicios extras. Lo que sí cuenta la joven es que por la compra de media, el valor del show privado en una habitación al lado del baño y con sofá es de $15 mil. Si compra cerveza cuesta $27 mil.
Ante la llegada de los nuevos clientes, dos se levantan de sus sillas, se les paran al frente y comienzan a bailar contra unas vigas de la pista. Lo hacen por turnos y no se resisten si los clientes les recuestan el cuerpo.
Una joven escultural y de vestido blanco corto llama la atención, porque mientras danza deja al descubierto su verdadero género: es un hombre. "Aquí hay para todos los gustos", expresa un espectador del show.
De regreso a la 23
Un local de dos pisos es el nuevo destino en la carrera 23 con calle 24. Una taberna en los bajos permanece ocupada por algunos hinchas del Nacional que escuchan música romántica. La mesera de Quieta Margarita solo atina a decir que quizá, más tarde, lleguen "de esas mujeres", pero que no sabe a qué horas. No hay indicio de habitaciones.
En el segundo piso hay tres negocios. Dos permanecen solos, pero tienen nichos.
Por la Calle del Tango está El Balcón. El portero acompaña a los clientes por unas escalas hacia el segundo piso. Cinco mujeres, dos de unos 20 años y tres, entre 35 y 40 , esperan señas.
El mesero indica que se "pueden cuadrar por 20 mil pesitos y que la pieza, ubicada en un tercer piso, cuesta $6 mil". Minutos más tarde, tres hombres suben las escalas, otra vez acompañados por el portero. "Miren, ahí les tenemos las niñas". Los señores se miran las caras, pero con algo de desilusión se van y dicen que más tarde regresan. Son las 10:38 de la noche.
En la residencia Marincito afirman que toca llevar la vieja, que ahí cerquita se consigue. "Hágale que la pieza vale $8 mil con baño y $6 mil sin nada. Sale breve", indican.
El vigilante de otro de los negocios de esa cuadra no vacila en afirmar que lo mejor se logra en Momentos, a media cuadra de la Plaza de Bolívar. "Vayan allá, que hay de todo".
El próximo destino es ese sitio. A cualquier hora del día se ven mujeres en la puerta y un movimiento inusual de hombres, sobre todo el fin de semana. Al llegar, una pareja sale del establecimiento e ingresa directamente a la residencia Venus.
Ya dentro del local se observan unas siete mujeres y unos 10 hombres. En la entrada una pareja trata de negociar. En el centro del bar se ubica una pasarela con un tubo para los "bailecitos de las niñas". El mesero explica que se puede cuadrar la vuelta por $20 mil, $30 mil o $35 mil. "Hágale que hay 'chimbitas', cuadre a la niña que la pieza vale $6 mil".
Al fondo, detrás del mostrador y encima de los baños, hay unas escaleras por donde suben y bajan mujeres solas o acompañadas de hombres. Una, sentada sobre el mostrador, mueve sus piernas como un péndulo, luego las cruza y las abre rápidamente. Otra, con un cliente en la barra, se agacha y simula que le practica el sexo oral. Después se da la vuelta y pone sus nalgas sobre la entrepierna del hombre.
La cerveza es la más barata de los sitios recorridos, a $2 mil 500; pero hay que tener cuidado, pues en una residencia aconsejaron no dejar la bebida sola, "de pronto le echan algo". También advirtieron poner atención a la salida, pues "muchas de las mujeres andan con cuchillos, aunque a veces la Policía se parquea afuera".
Son las 12:12 de la madrugada y las calles ya están solas. Muchas de esas 52 trabajadoras terminan su jornada y se preparan para el próximo 'turno'.
El dato
La prostitución es legal en Colombia. Para abrir un prostíbulo en Manizales hay que tener el uso de suelos otorgado por la Secretaría de Planeación Municipal, certificado de Bomberos, Secretaría de Salud y registro de Cámara de Comercio.
Las cifras
46 negocios están registrados en Cámara de Comercio como wiskerías, coreográficos, casas de citas o grilles.
15 se registraron como casas de citas, coreográficos o apartamentos con grill. Ninguno queda en el centro de la ciudad.
La norma
El Manual de Convivencia Ciudadana de Caldas expresa que se impondrán sanciones a las casas de citas a las que se les compruebe que trabajan o ingresan menores de edad. La multa es de hasta 10 S.M.L.V. y el cierre en caso de reincidencia.
Corresponde al Concejo y al POT establecer las zonas para la prostitución. Cuando en un lugar privado se promueva o fomente la prostitución se sancionará al dueño con multa de 2 a 15 S.M.L.V., además de las acciones penales a las que haya lugar.
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