MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Para una buena hambre y el bolsillo "pelado" se le tiene el almuerzo, "tabliado" y barato, desde $2 mil 100, como gusta.
O también se puede decir de esta manera: si su presupuesto está menguado, busque los corrientazos, en los que encontrará almuerzo casero y a buen precio.
La misma cosa, pero en un estrato más alto, sería como: almuerzo ejecutivo a $9 mil 400, hecho por el chef, comida gourmet.
La cuestión es que Manizales, a pesar de ser ciudad intermedia, está cambiando de costumbres y muchas personas prefieren o ya no pueden comer en el hogar. Esto se refuerza con la consulta telefónica que hizo LA PATRIA con 80 personas, el 54% dijo que acostumbra almorzar fuera de su casa. Se nota al visitar los restaurantes que de diferentes tipos pululan en el Centro y en barrios de la ciudad, cada uno con su menú, precio y clientela.
Bien atendidos
Jorge Alberto Sánchez y Gilberto Sáenz no tienen nada que ver, pero coinciden casi todos los días entre 11:00 y 11:30 de la mañana para almorzar en un pequeño restaurante de la carrera 19 entre calles 23 y 24 que no tiene nombre y que vende almuerzos desde $2 mil 100. Ellos viven solos, son separados, trabajadores independientes que no tienen tiempo de hacer almuerzo, solo desayunan y comen en sus viviendas porque son platos más fáciles de preparar.
Por sus bajos ingresos deben buscar algo económico, no tener que pagar transporte les significa garantizar este "golpe" diario, pero sentirse como en la casa y bien atendidos es la clave para volver. Sudado, fríjoles y sancocho son los tres platos de este negocio, de ahí no se salen porque es de lo que más les gusta a las 100 personas que en promedio almuerzan a diario.
La sobremesa también entra en el valor del típico menú, siempre es jugo, y si quieren variar, por unos pesos más, entre $600 y $900, se les cambia a leche o mazamorra.
Sandra Milena Cardona es la propietaria, dice que al restaurante que lleva tres años en funcionamiento acuden familias completas, pero los clientes asiduos son hombres de edad avanzada que viven solos, tiene unos 20 fijos. "La gente ya almuerza mucho en la calle, desde las 11:00 empieza a llegar y por eso madrugamos a las 6:00 de la mañana, pues también se venden desayunos, pero en menor cantidad14".
Se llenan
El agite del mediodía con la salida del colegio y del trabajo se siente en el restaurante La 28, ubicado entre carreras 22 y 23. Las ocho mesas plásticas de este local se llenan desde antes de las 12:00 con empleados de oficinas, estudiantes y trabajadores para degustar los llamados "corrientazos".
Todos los días ofrecen algo diferente, pero siempre platos caseros que incluyen sopa, seco y sobremesa. El seco lleva arroz, algún tipo de carne, principio y ensalada. El dueño del restaurante es Alonso Arias, que se vino de Manzanares (Caldas) para hacer negocio. Lleva cinco años con el local y a diario se vende unos 50 almuerzos, aunque también ofrecen desayunos.
El corrientazo cuesta $6 mil, según Alonso la gente ya lo está comprando por economía y para ganar tiempo. Si trabajan en el Centro, acudir a estos sitios les permite comer con más tranquilidad en la hora disponible, sobre todo para quienes laboran en almacenes que les dan menos tiempo.
Otra modalidad que están utilizando en la ciudad es comprar para llevar a la casa, especialmente personas adultas que ya viven solas y no quieren hacer de comer. Gloria Inés Valencia es el ejemplo. Quedó viuda y dice que ya ni pela una papa, con los $6 mil que paga le alcanza para las dos comidas, pues vive sola.
"En mi situación, comprar en la calle es más barato que mercar, además no tiene que matarse uno en una cocina", agrega doña Gloria.
También se ven estudiantes de colegios del Centro que se los "encargan" a Alonso para que los atienda como si llegaran a la casa. Son hijos de personas que no tienen tiempo de cocinar o no pueden hacerlo por discapacidad u otra causa. Escogieron este restaurante después de haberlo visitado y comprobado que era apto para alimentar a sus hijos. Lo cierto es que allí almuerzan y hasta televisión alcanzan a ver una vez terminan.
El televisor es casi siempre parte de la ambientación de los corrientazos. En las mesas no faltan el salero, los palillos y los frascos plásticos con ají o salsas.
Opción barata
Los corrientazos ya no solo están en el Centro, como hasta hace algunos años en la capital de Caldas. En los barrios también se ven como oportunidad de negocio y servicio para los que laboran. Casas y locales de diferentes tamaños sirven para atender comensales a la hora del almuerzo. El restaurante Los Chachos, frente al Hospital de Caldas, sirve por $3 mil 500 sopa, seco y jugo, si se quiere pollo el cliente debe pagar $500 más. Tienen una modalidad que es la valera, quien la compra tiene derecho a 30 almuerzos por $90 mil.
Juan Carlos Díaz vive en Fátima, es comerciante y asegura que tiene sitios identificados para almorzar. Busca dos condiciones: aseo y platos bien servidos. Dice que los precios de la canasta familiar han subido y por eso es mucha la gente que prefiere comer en la calle.
El estudiante Santiago Puentes, que vive en La Enea, señala que de los $15 mil que a diario le da su papá saca para almorzar en la calle. "Me parece muy bueno, igual hace mi papá, vivimos solos y nunca cocinamos".
El restaurante Virgelina, en el barrio La Estrella, tiene una particularidad, está cerca a las universidades públicas de Manizales por lo que parte de sus clientes son estudiantes que no consiguieron cupo en los servicios de alimentación de sus instituciones. Por $2 mil 800 se puede encontrar un almuerzo completo, pero si el antojo es que se incluya carne hay que pagar $4 mil 500.
En estrato seis
También en La Estrella se encuentra el restaurante El Nogal, junto al parque de este barrio. La especialidad es el gourmet ejecutivo económico, cuesta $7 mil y sus porciones están pensadas para dejar satisfechos a los clientes, más no "repletos".
Abrieron hace un año y medio para ofrecer a diario tres menú de este tipo, que incluyen postre. Se inclinaron por la comida gourmet porque a la gente ya le gusta cuidar su figura a través de comida saludable. Sus clientes son especialmente trabajadores de oficinas cercanas y profesores de las universidades.
Uriel Estrada frecuenta El Nogal. Hace 13 años está comiendo en la calle, sostiene que es más barato, y que ya se ve mucha gente en estos sitios porque en la ciudad son muchos los separados y pocas las familias.
Santa María es otro restaurante, está en el sector Palogrande y vende a diario unos 60 almuerzos corrientes, cada uno a $5 mil 900, y entre 25 y 30 ejecutivos, $9 mil 400 por unidad. Su comedor es como estar en la casa. Mesas con manteles, cuadros, la Santa Cena, floreros, lámparas adornan el lugar.
En Santa María se dan cita para almorzar mujeres adultas mayores que ya enviudaron y sus hijos se casaron o viven por fuera. Dicen que le cogieron pereza a la cocina y tampoco vale la pena pagar una empleada, ven más práctico y económico almorzar en los restaurantes cercanos.
Lucía Zuluaga es una de ellas, aunque confiesa que lleva una década almorzando en la calle, modalidad que crece en Manizales.
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