Equipo Educación
LA PATRIA | Manizales
Tres años más de lo esperado tardó Mauricio Duque en graduarse del colegio. Si no hubiera interrumpido sus clases en el 2001 se habría graduado como bachiller a los 16 años y no a los 19. Su vida ha sido sortear circunstancias, desde que la escuela de la vereda El Congal (Samaná) cerró por acciones de la guerrilla y los paramilitares.
Siente que un pedazo de él quedó entre los despojos de la institución (quemada por las autodefensas) y los cafetales abandonados. Hoy se encuentra de vuelta en el caserío, sanando las heridas de la tierra con café, plátano y piña.
Y es precisamente esta escuela un símbolo del posconflicto, así como El Congal. Poco a poco y con el paso de los años se reabren centros educativos, como los nueve que encontrará en este artículo.
El conflicto armado está entre las razones de abandono y deserción escolar en Caldas. Antes de 1985, el número de personas desplazas en el departamento por violencia era 418. La cifra llegó a los 4.869 en el 2000 tras la incursión de las Farc y las Auc en territorio caldense. 15.648 fue el deporte en el 2005.
De acuerdo con el Registro Único de Víctimas, esta cifra sobre el desplazamiento en Caldas alcanzó su punto máximo en el 2002: 30.352 personas. Ese año los expulsados por la guerra en el país fueron 584.312.
El Congal (Samaná)
La Cumbre (Samaná)
Mauricio y su familia vivieron de cerca este flagelo. Su educación fue intermitente desde que los desplazaron. Cuando regresó a Samaná terminó el bachillerato en el corregimiento de Florencia y se unió al programa Universidad en el campo. "Para un país lo más importante debe ser la educación. Si no es así el progreso tiene muchas dificultades. Fue terrible, nos negaron un derecho fundamental al cerrar la escuela. Nos pusieron traspiés para una mejor calidad de vida".
Dejar por fuera a los niños de los servicios del Estado trae una consecuencia inmediata de inequidad y reduce las posibilidades de que adquieran el material escolar que tendrían al alcance en una escuela. Es lo que opina Juan Manuel Castellanos, director del Departamento de Antropología y Sociología de la Universidad de Caldas.
"Todo está sujeto a la migración rural porque el Estado no esta presente para dar oportunidades. A largo plazo se mantiene el régimen de servidumbre con los campesinos en las ciudades, que implica bajos salarios, poca tecnificación, poco acceso al crédito, entre otras cosas. Los que vivimos en la sociedad urbana parece que no lo viéramos", explica.
El éxodo obligado derivó en el cierre de los pocos establecimientos institucionales. "La gente fue desplazada por situaciones de orden público y muchas escuelas rurales se cerraron. No había población para atender", indica Elsa Inés Ramírez, coordinadora de Educación del Comité departamental de Cafeteros, entidad que contribuyó en la segunda mitad del siglo pasado en la construcción de centenares de centros educativos rurales.
El fenómeno del desplazamiento comenzó a mermar por los golpes a la guerrilla y la desmovilización de las Auc a mediados de la década pasada. En el 2016, el reporte nacional fue de 56.994, de los cuales 206 ocurrieron en Caldas.
El Guineo (Neira)
Los Alpes (Palestina)
Pocito (Salamina)
Regreso
"La apuesta por la educación rural ha hecho que las familias retornen a sus tierras y ha sido clave para la región. Las alianzas público-privada dan oportunidades de estudio. Por ejemplo, el programa Escuela Nueva incorporó el tema productivo en la enseñanza, con competencias y fuentes de ingresos para que estén en sus zonas", expresa Ramírez.
Explica que en Caldas identificaron unas 230 escuelas que estaban en riesgo, es decir, entre el 15% y el 18% de la infraestructura del departamento (1.065 sedes). “Hay que tratar que el sistema los acoja con buena educación y formación universitaria. El caso de Caldas demuestra que la gente quiere regresar por las oportunidades educativas y productivas”, concluye.
Nacen pocos niños
Otro factor que influye notablemente en la caída de la matrícula y por ende en el cierre de escuelas es la disminución de la tasa de natalidad.
En Caldas nacieron 16.590 niños en el año 2000, según el Observatorio de la Dirección Territorial de Salud. La cifra fue de 9.664 en el 2016, es decir, 6.926 menos comparado con el primer número.
Luz Adriana Suárez, profesional universitaria de matrícula en la Unidad de Cobertura de la Secretaría de Educación departamental, sostiene que cada año en promedio son tres mil estudiantes menos matriculados. "El número de los que salen cada año en once no compensa el número de matriculados en transición. Cada vez hay menos niños".
Una mínima parte de quienes no van a clases obedece a padres que no los envían a la escuela, dice el secretario de Educación, Fabio Hernando Arias. "Por lo general son adultos que no tuvieron estudio y prefieren tener a sus hijos en casa trabajando".
La dinámica de reabrir escuelas comenzó con el gobernador Guido Echeverri y alcaldías como la pasada de Aguadas y de Victoria. El camino parece continuar con los proyectos para la de California Baja y Riachuelo, en Samaná.
Al Sindicato de Educadores Unidos por Caldas (Educal) le parece acertada la gestión, a raíz de la presencia de niños en varias veredas.
Alexánder Gómez, secretario general de la organización, comenta: "Es necesario garantizar las condiciones de infraestructura, mobiliario, transporte, alimentación escolar, personal docente y material didáctico para el derecho a la educación con calidad".
Agrega que es importante que la reapertura de sedes sea una expresión de los acuerdos de paz, implementados actualmente, debido a que varias fueron cerradas por el conflicto armado.
Arias menciona: "Hay personas que se fueron en busca de mejores oportunidades económicas a otras regiones. Otras fueron desplazadas por el conflicto. Vemos que poco a poco regresan y tenemos la obligación de darles educación. Por eso les nombramos profesores, inclusive en casos donde hay apenas tres o cuatro alumnos. Esto es muy satisfactorio y lleva a que en algunos sectores se liberen docentes que luego nombramos en las escuelas reabiertas".
Mauricio, ahora de 20 años, cree que con la escuela reabierta tendrán mejores oportunidades de vida, de ser profesionales. "Por medio del Ministerio de Agricultura ganamos un proyecto para sembrar 45 hectáreas de plantación de plátano, cada una corresponde a una persona. Buscamos el desarrollo de la vereda y del municipio".
Ese anhelo de superarse a través de la formación, frustrado por la sombra del horror y de la guerra, comienza a florecer tarde en su vida. Pero florece a fin de cuentas.
Matriculados
En el 2016 se matricularon 94.347 estudiantes en Caldas e iban 89.359 en el 2017. Estos datos corresponden al último reporte del 10 de febrero.
La Linda (Viterbo)
La Merced (Viterbo)
El Granadillo (Viterbo)
* Trabajo realizado por los periodistas Fernando Gómez, Luis Fernando Rodríguez, Julián García, Laura Sánchez, Andrés Rodelo y Óscar Veiman Mejía.
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