Columna: Peripatéticos de la imagen

SARA LOAIZA

COLEGIO GEMELLI

Es interesante saber que cuando tomas una cámara y deambulas alrededor de un pueblo en búsqueda de una historia que contar, realmente estás regresando a la antigua Grecia.

La palabra peripatético es un cultismo griego (περιπατητικός) formado del prefijo περι (peri = alrededor), el verbo πατειν (patein = deambular) y el sufijo ικο (ico = "relacionado con"). Peripatético significa entonces "que deambula alrededor”.

Y esto es precisamente lo que hacemos los amantes de la imagen, visitar los pueblos como si fueran “patios”, “peripatos” y recorrerlos con el “asombro” en el deseo de saber.

Ser aristotélico es quizá deambular alrededor del conocimiento, ir acechándolo, tratar de capturarlo y, a pesar de que este es latente, someterlo a la plasticidad de la imagen.

Hacerlo icónico, alzar la vista y observar a través del lente un pueblo en su estética colonial o republicana, estar atento a los movimientos y las palabras que se van ligando al origen de una cultura, sentir su religare, su amarradura con Dios y el catolicismo, ver cómo aún todos tienen a Cristo incrustado en la piel, percibir los cuerpos y las almas paseando alrededor de la iglesia y que dentro de ella se vive una espiritualidad llena de un respeto temeroso.

En lo que a mí respecta, ahora (en los tiempos modernos) ya no se sigue una escuela, una corriente o un ismo, se sigue por un lado una pasión como por otro, una intuición. Estos dos conceptos se hacen pragmáticos cuando queremos poblar de sentido a la historia, al saber y a lo humano a través de la imagen o el arte.

Ser aristotélico es quizá deambular alrededor del conocimiento, ir acechándolo, tratar de capturarlo.