Vendaval pone en vueltas el colegio de la Cuchilla del Salado en Manizales

Óscar Veiman Mejía

LA PATRIA | Manizales

El sábado pasado Esteven García, de séptimo, estaba concentrado en Platero y yo, obra del Nobel de Literatura 1956, Juan Ramón Jiménez. "Debo hacer resumen, biografía y gráficos". En la mañana de ayer su prioridad era otra: Ayudar en el colegio, cerrado el resto del semestre por un vendaval.

La sede principal de la Institución Miguel Antonio Caro, como lo informó LA PATRIA el lunes, quedó sin techo. El fuerte viento azotó una parte de la vereda Cuchilla del Salado (Manizales), donde viven cerca de tres mil personas.

Esteven descendió en su bicicleta desde el sector Villa Nueva, donde vive, y en menos de cinco minutos llegó al centro educativo. Pedaleó despacio por el patio, justo donde profesores y directivos han ubicado los escombros.

El sábado su amigo Juan Felipe le avisó que la sede estaba destruida. Ayer le comunicaron que lo más seguro es que el 2 de abril, cuando regrese a clases, su lugar provisional de estudio será la sede A2, donde funciona una primaria.

El rector, José Javier Guerra, corre de reunión en reunión de gestión en gestión. "Tenemos que garantizar el derecho a la educación. Por tal motivo, seguimos en busca de asegurar espacios, adecuarlos para que estén listos el 2 de abril y atender a toda nuestra población estudiantil".

Esteven se bajó de la cicla. "Estoy triste, pues le tengo mucho cariño al colegio. Aquí he estudiado desde transición. Vine a colaborar botando basura". ¿Y la tarea de español sobre Platero y yo? "Como no podremos estudiar esta semana y tampoco en Semana Santa, aprovecharé para terminarla".

Vacaciones adelantadas

Los planes de Esteven, los de sus 237 compañeros de institución, los de los profesores y directivos cambiaron por cuenta del aguacero y el viento violento que arrancaron techos con amarres, esqueletos de aluminio, cableados eléctricos.

Las vacaciones cambian. Los alumnos del colegio quedaron en descanso está semana. Por eso, a mitad de año tendrán dos semanas de receso, y no tres. Y los docentes están en semana institucional, la cual era en junio.

Eran las 5:30 de la tarde del sábado. Ofelia Tamayo rezaba en su cuarto. "Virgen María líbranos de la tempestad y los rayos". Sintió que los ruegos tuvieron efecto. Ella vive justo en la casa vecina del Miguel Antonio Caro. "No se movió ni una teja. Solo nos entró algo de agua. Y miren, el colegio caído".

En la vivienda contigua se lee en una placa: "Pueblito Manizaleño, Cuchilla del Salado. También allí vivieron una pesadilla de día. Se corrieron tejas de barro y se desplomaron varios cielos. Mi hijo Juan David y yo corríamos moviendo cosas para que no se mojaran, mi abuelo que es invidente no sabía por dónde salir. Parecía el fin del mundo", comentó Gloria Esperanza Betancurt.

Los profesores del Miguel Antonio Caro concluyen que la ubicación en un filo de la montaña es la que facilita la entrada de vendavales. "Cuando uno regresa de los fines de semana encuentra en el piso las carteleras de las paredes de los corredores", comentan.

Por obras

* El secretario de Educación de Manizales, Juan Carlos Gómez, reiteró que siguen los análisis para determinar el valor de las obras de reconstrucción, sobre todo de techos.

* Dijo que el plan de obras con el Ministerio de Educación (por cerca de $2.500 millones) sigue en pie, es decir, los daños por el vendaval no afectan el proceso.

* Como el plantel clasificó para obras nuevas con la Alcaldía y el Ministerio ya había un plan de contingencia, dice el rector. "En la sede afectada no puede estudiar nadie por recomendación de los organismos de socorro, igual con los trabajos que se adelantarán tampoco podremos dar clases allí. Por eso, ya teníamos un plan de contingencia y de todas maneras los estudiantes iban para la sede A2".