Entre menos necesidad tenga un país de poner en la agenda pública la libertad de prensa, sus indicadores democráticos serán mejores. No puede haber libertad de prensa cuando por lo menos un centenar de periodistas en Colombia andan con escoltas por las amenazas que han recibido, cuando se siguen asesinando periodistas por razón de su oficio, dos el año pasado; cuando se presentan censuras de otro tipo como la presión a través de la pauta publicitaria oficial. Hoy, Día Mundial de la Libertad de Prensa, vale la pena recordar lo dicho por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de las Américas en su informe del 2015, que calificó de doloroso para el continente, pues por tercer año consecutivo se incrementó el número de periodistas asesinados.
En total se registraron en América 27 asesinatos de periodistas por razón de su oficio, además de otros 12 crímenes de los que no se ha establecido que sean por su trabajo. Por eso la Relatoría Especial, vinculada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, recomienda a los Estados adoptar mecanismos de prevención adecuados para evitar la violencia contra los comunicadores, lo que debe incluir la condena pública a todo acto de agresión, la adopción de medidas eficaces de protección para garantizar la seguridad de quienes se encuentran sometidos a un riesgo especial por el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión, la realización de investigaciones serias, imparciales y efectivas sobre los hechos de violencia cometidos contra periodistas y trabajadores de medios de comunicación social.
No es para menos, la impunidad en los crímenes contra periodistas es una constante en el mundo. Colombia no es la excepción, por eso fue motivo destacable en su informe anual de la Relatoría la condena lograda el año pasado y la posterior captura de Ferney Tapasco, el determinador del asesinato del subdirector de LA PATRIA Orlando Sierra. Para ese organismo, así deberían terminar todos los casos similares, con los responsables encarcelados, pero advierte que en ocasiones los sistemas judiciales no investigan los asesinatos, y menos otras agresiones como la amenaza o la coacción. Por eso, este día debe servir para que los Estados revisen si están haciendo lo suficiente para lograr que este objetivo se logre.
Hace un par de semanas la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip), creada por inspiración de Gabriel García Márquez, celebró 20 años. Su director, Pedro Vaca, destacó entre otros alcances que el asesinato de un periodista tiene hoy en Colombia un costo social y político que no tenía hace 20 años y esto es gracias a organizaciones como esta que se han preocupado por avanzar en la denuncia de las agresiones contra el periodismo y en la defensa de la libertad de prensa en general, pero se mostró preocupado por la estilización que van tomando ciertas censuras, al punto que empiezan a normalizarse hechos que afectan la posibilidad de una prensa libre. Por eso plantea la necesidad de estrategias que permitan vencer el miedo a informar libremente, porque mientras el miedo exista, difícilmente se podrá tener ejercicio pleno de este derecho, que no es de los periodistas, sino de la comunidad a estar bien informada.
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