Una expresión popular para significar que algo seguirá adelante sin que nada pueda detenerlo afirma que “tiene más reversa un tren”. Con lo que está pasando con el Tren de Occidente esa frase pierde todo su peso, y se demuestra que en el caso del proyecto de recuperar la vía férrea hasta La Felisa (corregimiento del municipio de La Merced) sí hay reversa. Hoy está claro que esa ilusión que se sentía cerca de concretarse está más lejos de lo que se llegó a pensar en los momentos de mayor pesimismo, desde hace más de una década, cuando la idea dio la sensación de volver a encarrilarse.
Los aplazamientos constantes han sido un hecho recurrente durante todo este tiempo. Primero se dijo que para el 2006, después se aseguró que en el 2010 estaría funcionando, luego se afirmó que en el 2012 y más adelante que a finales del 2015 o principios de este año. Lo cierto hoy es que el proyecto está paralizado, y ante el deseo de la concesión Ferrocarril del Pacífico (FDP) de devolverlo, la incertidumbre vuelve a colonizar las expectativas frente al regreso del tren. El balón está ahora en el terreno de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) que tiene el reto de no dejar caer la mínima esperanza que queda.
El corredor férreo, de cerca de 500 kilómetros, entre Buenaventura y La Felisa, se encuentra interrumpido por líos con ocupantes de terrenos en la vieja carrilera en zonas de Cartago (Valle) y Pereira, los cuales no han podido ser despejados para ejecutar el proyecto. El concesionario argumenta que el Gobierno Nacional no ha hecho lo suficiente para entregarles los predios, mientras que los encargados del transporte férreo en la ANI aseguran que los contratistas serían duramente sancionados si abandonan el propósito de rescatar las vías férreas.
A esto se suma que la concesión Tren de Occidente tiene en curso una demanda de arbitraje por los supuestos incumplimientos del Gobierno. Con semejantes líos jurídicos, todo indica que desatar esos nudos y volver a tomar impulso en tan importante proyecto será un asunto lleno de complejidades. Con la posible inviabilidad para continuar que anotan los concesionarios, queda claro que en caso de que el Gobierno pueda renegociar con ellos las condiciones, va a costar más tiempo y más dinero de lo previsto, mientras que el tren seguirá en reversa.
Caldas ha soñado, desde hace mucho tiempo, con una especie de puerto seco en La Felisa, donde se pueda impulsar un centro logístico importante no solo para Caldas, sino para toda la zona del centro-occidente del país, que además sería útil para bajar costos en el desplazamiento de mercancías desde y hacia Buenaventura, y más adelante hasta territorio antioqueño, haciendo que la dinámica económica de la región tome un mayor impulso. Incluso está la idea de conectar La Felisa con La Dorada a través del llamado Ferrocarril Cafetero, y así unir por Caldas las redes férreas del Pacífico con las de la zona Caribe, pero todo esto se sigue quedando solo en la imaginación.
Es una lástima este nuevo escollo que nos llena de desesperanza. Ojalá que se halle un camino con el que se destraben todos los estorbos que se han tenido durante este tiempo, y que sin más retórica y sin más errores, no demore demasiado la llegada del tren a La Felisa. La presencia del caldense Jorge Eduardo Rojas en el Ministerio del Transporte debe servir para que un proyecto tan importante para la región no sea enterrado.
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