Los jefes de Estado y de Gobierno de todos los países de la Unión Europea se encontrarán hoy en Bruselas (Bélgica) con el objetivo de tratar el delicado tema de los inmigrantes africanos que se las ingenian para atravesar el Mar Mediterráneo hacinados en embarcaciones, en busca de cumplir su sueño de lograr un espacio laboral en Europa y poder enviar recursos a sus familiares a los países de origen.
El pasado lunes los ministros de Asuntos Exteriores y de Interior de la Unión Europea decidieron aumentar los recursos de Frontex, agencia continental que vigila las fronteras exteriores de la comunidad, con el fin de tratar de prevenir tragedias como las que en las semanas recientes han ocasionado la muerte de unos mil inmigrantes que, en distintos viajes, emprendieron la aventura desde Libia, Siria o Marruecos, entre otros países del norte africano, y que naufragaron en alta mar. El peor caso es el del pesquero libio que naufragó el pasado domingo cerca de la isla de Malta con 850 personas a bordo.
No obstante, la percepción que hay es que no se hace lo suficiente para prevenir estas situaciones y evitar las muertes, mientras que las dificultades económicas en África empujan a centenares de personas a buscar suerte lejos de las fronteras de sus países. Lo que hay allí es una grave crisis humanitaria que requiere atención de todo el mundo, pero más que nada de Europa, pues solo en la medida en que mejore la situación económica y social en esta zona de África será posible frenar la oleada de inmigrantes suicidas.
Se cuenta con un Plan de 10 puntos, redactado a contrarreloj, que será la base de las decisiones que hoy se tomen. Se espera que la reunión deje resultados concretos en medidas orientadas a luchar contra las mafias que se encargan de traficar con las esperanzas de miles de personas. En las horas recientes fueron capturados dos supuestos delincuentes dedicados a este oscuro negocio, pero se presume que detrás de este fenómeno hay una amplia red que gana miles de millones de dólares cada día, frente a la cual se requieren operaciones poderosas para poder acabar con su práctica ilícita. Se calcula que esta actividad genera unos 650 millones de dólares al año y solo en 2015 ha introducido alrededor de 35 mil personas de África a Europa.
No basta solo con perseguir a los migrantes en Europa y deportarlos luego, que es lo que normalmente se hace, y lo cual deja totalmente desprotegidas a esas personas en los países de origen, haciendo que sus vidas de todos modos se malogren. Se requiere que los líderes europeos se comprometan con decisiones integrales que permitan una migración ordenada, porque de hecho en muchos casos esos extranjeros son necesarios en diversas tareas. Y, sobre todo, cooperar con los países africanos para que se ataque el problema de raíz.
Líderes mundiales como el papa Francisco y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, ya se han pronunciado solicitando un trabajo más comprometido de Europa para remediar la situación. De hecho, aprovecharán el próximo martes su encuentro en el Vaticano, para hablar acerca de cómo pueden cooperar para dar una respuesta conjunta ante las repetidas muertes de inmigrantes en el Mediterráneo. Es evidente que lo que hay de fondo es una grave situación de derechos humanos y crisis humanitaria que afecta a millones de pobladores de las naciones más pobres del planeta.
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