Un Congreso para alquilar balcón

Se posesionan hoy, en el Capitolio Nacional, los 268 miembros del nuevo Congreso de la República, cuya  conformación promete debates de alta temperatura, debido a la calidad y cualidades de líderes como el expresidente

Álvaro Uribe y demás miembros de la bancada del Centro Democrático (36 congresistas en total), así como de otros  senadores y representantes de tendencias radicalmente opuestas como Claudia López, de la Alianza Verde; Iván  Cepeda, del Polo Democrático; Jorge Enrique Robledo, también del Polo, y Vivian Morales y Horacio Serpa, liberales,  entre otros.

Todos ellos fueron elegidos el pasado 9 de marzo, en una jornada que dejó como resultado la consolidación de una  oposición de derecha liderada por Uribe, que curiosamente se identifica con algunos motivos que tienen a amplios  sectores de la izquierda en contra del reelegido presidente Juan Manuel Santos. Todo indica que será en el Senado en  donde se vivirán las discusiones más candentes, ya que en la Cámara las mayorías de los partidos de la Unidad Nacional  son evidentes, y por tanto será más fácil para el Gobierno lograr respaldos en dicha corporación.

Como sea, este Congreso será el responsable de discutir reformas fundamentales en los temas de la política, la salud  y la justicia, entre otros. Está más que comprobado que se requiere un gran revolcón en el sistema electoral y en las  relaciones de los congresistas con los miembros de los demás poderes públicos, por ejemplo, si se quiere asegurar  que las próximas elecciones sean más transparentes, menos costosas y más participativas. También con mejores  garantías para la oposición. Además, está la iniciativa de Santos que busca acabar con la reelección y ampliar el periodo  presidencial, lo que desde ya promete intensas disputas.

En torno a los problemas de la salud, los colombianos no se conformarán con una reforma que se quede en  superficialidades, y que solo pretenda cambiarle el nombre a una realidad que necesita cambios de fondo. Las  discusiones tendrán que concluir con medidas que mejoren la atención a los pacientes y que cierren el chorro de  recursos que se quedan en una intermediación innecesaria y en los agentes de corrupción. Si el nuevo Congreso logra  sacar adelante una reforma justa y sostenible podrá darse por bien servido en su primera legislatura.

Los asuntos de la justicia sí que necesitan de las acciones de un Congreso serio y comprometido, pues además de  eliminar organismos parásitos como el Consejo Superior de la Judicatura, debe poner en orden las potestades y alcances  de las distintas cortes y la manera en que son elegidos sus miembros. Sin embargo, lo más importante será establecer  mecanismos que hagan más eficiente el servicio para los ciudadanos, de tal manera que se desestimule el uso de la  tutela. El régimen carcelario y la política criminal también requieren serias transformaciones que no aguantan más  aplazamientos.

Los congresistas de Caldas serán, así mismo, responsables de sacar adelante iniciativas que beneficien a la región y  que aseguren la concreción de sueños como el del Aeropuerto del Café, la nueva vía al Magdalena, las prometidas  conexiones férreas, el franco avance en calidad educativa desde el preescolar hasta la universidad, la consolidación  de Manizales como epicentro TIC de Colombia y el fortalecimiento de esta región como potencia agropecuaria con  productos de valor agregado, entre otros. El trabajo en equipo, por encima de las diferencias políticas, será vital.
 

Los próximos cuatro años en el Congreso y su interacción con el Gobierno Nacional serán un episodio interesante de la  historia colombiana que, seguramente, marcará el trance hacia un nuevo país, ojalá mejor que el que hoy tenemos. De  hecho, será clave una posible firma de la paz con los grupos guerrilleros, pero lo será más todavía el complejo proceso  del postconflicto, en el que las tensiones que hasta ahora se han abordado con balas, en el futuro se deberán superar a  través de la democracia. Para esto, la verdad, la justicia y la reparación serán fundamentales, y llegar a consensos a su  alrededor no será tarea fácil. Vienen cuatro años para alquilar balcón, aunque ojalá predomine un diálogo civilizado.