Se ha generado una encendida polémica por la decisión de la Administración Municipal de cerrar las urgencias del Centro Piloto de San José, pertenecientes a Assbasalud, y por el ajuste de la red de centros de salud en las zonas rurales. Un grupo de siete concejales de Manizales piensa que el plan de contingencia que se viene aplicando tiene graves problemas, debido a la afectación social que puede darse por la limitación en los servicios de primer nivel de atención del que es responsable el Municipio.
Para sustentar sus decisiones, la Alcaldía tiene una serie de argumentos de peso, que llevan a pensar que tales ajustes son necesarios. Por un lado, mientras que en el 2008 los usuarios llegaban a los 138.372, hoy la cifra es apenas de 75.548, lo que deja como resultado una planta física y una nómina demasiado amplia para cerca de la mitad de las personas que eran atendidas hace ocho años, y con una tendencia a seguir en descenso. Tampoco resulta lógico tener puestos de salud con apenas siete pacientes esporádicos, cuando puede pensarse en otras estrategias para ofrecerles un mejor servicio.
También es lógico el razonamiento según el cual es preferible cerrar las urgencias del Centro Piloto, tomando en cuenta que en sectores céntricos de la ciudad hay otras instituciones que prestan ese servicio y pueden suplirlo, en lugar de limitar los servicios en sectores como La Enea, por ejemplo, donde la distancia y la gran cantidad de usuarios generaría una situación aún más complicada. En lo que sí pueden tener razón los críticos es que no tiene presentación que se hagan esfuerzos para crear un hospital público para mascotas, cuando hay reducción en los lugares de atención para los seres humanos.
Desde luego que el Estado tiene que proveer los servicios de salud a las familias con menos recursos económicos, como un derecho fundamental del que deben gozar todos los ciudadanos, pero si las cifras muestran que al ritmo que viene una entidad como Assbasalud podría volverse pronto insostenible, es preferible hacer algunos ajustes que verse después forzados a cerrar servicios, sin tener a la mano otras soluciones. Si los cambios buscan eficiencias, eso también podrá traducirse en calidad de los servicios. Si, por tratar de garantizar coberturas generales, se gastan recursos en lugares con pocos usuarios, se podrían generar desequilibrios en detrimento de la calidad de atención de la mayoría.
Con el apoyo de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, Assbasalud debe seguir garantizando que sus pacientes reciban la atención necesaria, incluyendo las urgencias que de todos modos no eran prestadas desde hace tiempo en el Centro Piloto. Es pertinente, por esto, que se afinen los protocolos que permitan que los pacientes que lleguen a ese lugar reciban una rápida atención que identifique si se trata de una urgencia o no, y en caso afirmativo trasladarlos a otras entidades con urgencias de segundo y tercer nivel, como debe ser.
En el caso de las veredas en las que serán cerrados los centros de salud (El Chuzo, Manzanares, Lisboa y La China), no solo hay que dar las opciones de desplazarse a los que quedan abiertos y están cerca, sino que se deben implementar brigadas periódicas que tengan un enfoque de promoción y prevención, y que también estén en capacidad de tratar a los enfermos de manera adecuada. Qué mejor que los equipos médicos atiendan a las personas en sus propias casas. También es vital, como lo señalan algunos críticos, que se haga una adecuada socialización de los cambios introducidos, de tal manera que no se pierda tiempo valioso simplemente porque la entidad no se preocupó por informar adecuadamente de los cambios a los usuarios.
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