En Colombia solo se alcanza la mayoría de edad a los 18 años. Por esta razón resulta de entrada chocante que el Acuerdo logrado entre el Gobierno y las Farc para sacar ya a los niños que están en los campamentos de la agrupación guerrillera priorice solo en los menores de 15 años, y apenas establezca un proceso futuro, aún no establecido, para sacar a los que están entre esa edad y los 18. Por eso no es completa la felicidad por la buena noticia de que no habrá más niños en las filas de la agrupación guerrillera, pues se espera que más pronto que tarde saquen a todos los menores del conflicto.
El 12 de febrero del año pasado, las Farc anunciaron que no reclutarían en adelante a menores de 17 años. Además, dijeron en forma enfática que no reclutaban a menores de 15 años. Sin embargo, ahora dicen que van a entregar a quienes tienen esta edad. Es evidente que sí reclutan menores de esa edad. Así lo corroboran las cifras del Ministerio de Defensa, que el año pasado mostró que entre el 2002 y el 2014 se reintegraron a la vida civil 4 mil 67 menores, de los cuales 2.648 estuvieron en las Farc y 676 del Eln. El 30 por ciento de esa cifra fue de menores de 16 años.
"Llevo tres años militando en las Farc. Desde los 14 años fui reclutado por unos guerrilleros que me dijeron que iba a estar bien y que me pagarían sueldo, pero todo esto resultó ser mentira". Testimonios, como este que figura en el libro Arboleda Caldas, de Alexánder Ballesteros, son reiterativos en las historias de reconstrucción de memoria de los niños rescatados de la guerra. Ahora vienen a decirnos que son mentira, y ni siquiera les preocupa pedir perdón, que es lo que más les duele a quienes tuvieron que abandonar sus parcelas por la amenaza permanente de los guerrilleros de que se llevarían a sus hijos, como sucedió en buena parte del área rural de Caldas.
Dice Iván Márquez que los niños llegaban por su cuenta, como un escape a los paramilitares o por la violencia que vivían en sus familias, y es posible que un porcentaje sea por estas situaciones, pero se le olvida anotar que esa edad no se tiene en consideración para definir semejantes responsabilidades. Tratar como adultos a los niños es privarlos de entrada de su derecho a disfrutar de la niñez, de gozar el derecho al juego. Llevarlos a la guerra es quitarles esa oportunidad.
Resulta importante que sean la Unicef y la OIM las que verifiquen los compromisos y los que tracen el derrotero en 15 días para el protocolo que se seguirá para devolver los niños a sus familias, sin que deban responder por los actos de violencia en que se vieron envueltos. A este lo acompañará otra propuesta, que será discutida en la Mesa que trace un programa integral especial para todos los menores, para que el Estado les restituya los derechos de los que la guerrilla los privó. Así mismo, es clave que se estén dando estos pasos, pues muestra que se sigue avanzando en confianza entre los negociadores y que la posibilidad de firmar el Acuerdo de Paz está muy cerca.
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