Manizales vive hoy una gran fiebre por las bicicletas. Cada vez son más las personas que las usan como medio de transporte en la ciudad, e incluso entidades públicas y empresas privadas empiezan a incentivar su uso para llegar al trabajo o para el desarrollo de paseos recreativos en grupo que no solo juegan a favor del medio ambiente, sino que generan una cultura del ejercicio, de la vida sana y de la alternatividad en la movilidad. Desde donde se le mire este movimiento es positivo, y ojalá en el futuro cada vez sea más la gente que viaje en bicicleta.
Sin embargo, para que el resultado en el mediano y largo plazo sea satisfactorio y no se convierta en una decepción, es clave avanzar con cautela, sin precipitar las cosas, y solo dando pasos medidos y ojalá probados. Se anuncia que antes de que termine mayo se tendrían bicicletas públicas en tres lugares de Manizales (Parque del Agua, Los Fundadores y El Cable), con lo que se pretende incentivar también el uso del cable aéreo. Es una excelente iniciativa que vale la pena apoyar, pero con la que es necesario tener mucho cuidado para evitar que fracase por una implementación apresurada.
La Administración Municipal tiene que tener mucha claridad acerca del funcionamiento del Sistema de Bicicletas Públicas y hacer una socialización suficiente, para que todos los potenciales usuarios conozcan en detalle las características del programa, las condiciones y reglas que deben seguirse para que además de todos los beneficios anotados, se pueda pensar en más alternativas que la hagan un medio de transporte cada vez con mayores posibilidades. Muchos se preguntan hoy, por ejemplo, si la restricción que existe en la Carrera 23 para ir en bicicleta será removida... Faltan respuestas.
Así que no hay que correr con el tema. Lo primero debe ser establecer y demarcar claramente las ciclorrutas, y ejecutar campañas que no solo ilustren a los ciclistas sobre su uso, sino a los usuarios tradicionales de las vías, quienes se desplazan en automóviles o vehículos del servicio público. Igual consideración debe tenerse con los peatones, quienes a veces se sienten agredidos por ciclistas que no respetan cebras y andenes. Debemos recordar que la falta de una buena divulgación de todos los detalles fue lo que llevó al fracaso en la implementación del Sistema Estratégico de Transporte Público en Manizales, en el 2010. Allí hay un aprendizaje que no debe despreciarse.
El uso de la bicicleta está de moda, no solo en Manizales sino en el mundo entero, y todo indica que la fiebre va para largo. Si el objetivo es ganar en calidad de vida y permitir que haya una mayor equidad en la movilidad, hay que hacerlo con orden, sin darle espacio a la improvisación y generando estrategias educativas que faciliten el cambio. Hoy, gran parte de los ciclistas tienen comportamientos inadecuados. Esas conductas hay que corregirlas, para que el uso de la bicicleta pueda masificarse y resulte un aporte positivo a la convivencia y al ambiente en la ciudad.
No puede olvidarse, además, que su fomento debe ser apenas una parte de una estrategia integral que apunte a mejorar la movilidad en Manizales y a descontaminar el aire. Por eso, no solo se debe concretar un nuevo orden en el transporte público, sino establecer mejores controles para evitar que circulen vehículos contaminantes, que son numerosos en la ciudad. Si no se trabaja de manera integral, ordenada y enterando a tiempo a la ciudadanía sobre los cambios que se ejecutarán, lo que hoy parece muy bonito podría terminar yendo en contravía del bienestar. Como dice el proverbio italiano: chi va piano va lontano – Quien va despacio, llega lejos-.
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