Un poder judicial cooptado por el ejecutivo en cabeza de Nicolás Maduro produce decisiones a la medida que el régimen necesita. Por eso no es sorpresa que en el mismo día, el jueves pasado, cinco tribunales de provincia hubieran decidido liquidar cualquier posibilidad de organización de un referendo revocatorio en Venezuela. Juzgados penales de los estados de Apure, Aragua, Bolívar, Carabobo y Monagas ordenaron la suspensión del proceso, con el argumento de que investigan un supuesto fraude en la etapa de recolección de firmas para lograr la autorización de avanzar en la promoción del revocatorio, en donde ya era necesario recolectar un 20 por ciento del padrón electoral. Ahora todo se detiene.
Rápidamente el Consejo Electoral expidió un comunicado para indicar que acata las medidas judiciales y por tanto suspende todo el proceso, que es el primer paso para la anulación total. Con esta decisión la oposición queda sin oportunidad democrática de intentar el revocatorio del presidente Maduro. Ahora no se sabe cuál será el destino que tendrá el vecino país, pues las personas en contra del Gobierno intentaban usar precisamente las herramientas promovidas por años en la Constitución por el chavismo, para lograr reformas a través del constituyente primario, pero se quedan con el deseo. Por eso las duras reacciones de los principales líderes opositores.
La situación en Venezuela se hace insostenible, no solo por el control con pésimo manejo burocrático, que hace el Gobierno de la comida, del comercio, de las divisas, lo que ha generado una bomba de tiempo económica. Se cuenta con una inflación entre las mayores del mundo, una devaluación acelerada del bolívar, una caída de las exportaciones y un precio del petróleo que apenas reacciona levemente. No obstante, parece que Maduro está atento a la tímida reacción que ha tenido el precio del crudo y busca con otros países productores que mejore la tasación que ya hoy bordea los 50 dólares. En caso de que suba un poco más puede ser el aire que necesite el régimen venezolano para ahí sí medírsele a las urnas, porque sabe que si lo hace en este momento, de acuerdo con la realidad y las encuestas, tendría una derrota contundente. Prefiere esperar cuando tenga una oportunidad de ganar.
La comunidad internacional ha expresado su temor por cómo se vienen restringiendo los derechos civiles en ese país y aumenta la preocupación por que se llegue a un momento de confrontación más severo, que pase del plano político al violento, de lo que ya ha habido varias muestras. Por este motivo, valdría la pena que el Gobierno venezolano tomara en cuenta las peticiones de los gobiernos de otros países que han hecho un llamado para que se respete los derechos de los presos políticos, para que se permita a la rama judicial ejercer su derecho constitucional sin interferencia del ejecutivo, para que así como ha sido a través de las permanentes elecciones que consiguió parapetarse en el poder por casi 20 años, deje a la oposición usar las mismas herramientas democráticas para intentar el revocatorio y para mediar, si es necesario en un diálogo nacional que permita salidas. Todo indica que estos buenos propósitos no se concretarán y que la situación de los venezolanos seguirá agravándose. Va a ser difícil que este país aguante más su desinstitucionalidad. Ojalá la OEA sea capaz de actuar.
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