a renuncia esta semana de Luis Genaro Muñoz a la gerencia de la Federación Nacional de Cafeteros le abre al gremio la oportunidad de explorar nuevos caminos, a través de los cuales se pueda afrontar con éxito la coyuntura que hoy vive el sector, en la que los precios internacionales del grano y la consecuente baja en el precio interno está provocando un nuevo descontento entre los cultivadores, quienes empiezan a advertir acerca de la posibilidad de nuevas protestas para exigir ayudas del Gobierno Nacional.
El momento no es fácil para la caficultura. Si bien los ingresos de los cultivadores no han descendido a los niveles críticos de otros momentos, es cierto que los productores no pueden cubrir hoy los costos mínimos, para los que se necesitan cerca de $700 mil por carga de 125 kilos. El Gobierno Nacional, por su parte, sufre una gran estrechez en sus finanzas, razón por la cual ha respondido tajantemente que no hay recursos para revivir el PIC (Protección al Ingreso Cafetero), como se pide desde varios sectores. De todos modos hay que seguir gestionando la posibilidad de nuevas fórmulas que signifiquen que los productores puedan cubrir los costos de producción.
Quien llegue a remplazar a Muñoz se encontrará con el desafío de enderezar el camino y de hallar las fórmulas para hacer más competitiva una actividad en la que los costos fijos son demasiado altos. Sin embargo, más urgente que esto es recuperar la gobernabilidad, ya que hoy existe una marcada división en el gremio, lo cual genera múltiples problemas para que un gerente pueda desarrollar una gestión exitosa. Resulta prioritario que se recupere la unidad, que la totalidad del gremio se fije un solo norte y se trabaje con decisión para llegar a él, sin permitir que aparezcan obstáculos innecesarios cuando ya es difícil el panorama en sí mismo.
Por esto, es urgente la escogencia del nuevo gerente. Entre los líderes cafeteros hay excelentes personas que cumplen con las condiciones necesarias para ser buenos conductores de la Federación en la actual coyuntura. Solo se trata de encontrar los consensos que lleven a elegir al mejor, sin más esperas, no hay campo para una interinidad muy larga cuando se requieren decisiones prontas. La nueva cabeza del gremio también tendrá que ser un excelente interlocutor con el Gobierno sin que eso signifique que se pliegue ante sus pretensiones, sino que defienda con suficiencia los intereses de los cultivadores.
Hay que reconocer que el actual gobierno le ha dado un gran apoyo a los cafeteros, pero también es cierto que la coyuntura de precios no es la mejor, debido a varios factores internos y externos. Frente a ese panorama se necesita un administrador que logre dar la dirección correcta y, más que nada, que pueda convocarlos a todos, sin alimentar las divisiones. Ojalá los directivos de la Federación tengan la sabiduría suficiente para encontrar al nuevo líder sin dilaciones. En la medida en que ello se logre se podría alcanzar un nivel de optimismo que facilite hallar escenarios más promisorios para la actividad.
Hoy los caficultores tienen una gran esperanza en que la mesa de trabajo que se reunirá a partir del próximo miércoles, y de la que hacen parte representantes del gobierno y del gremio cafetero, pueda hallar con prontitud las respuestas que se requieren para afrontar exitosamente los desafíos del corto plazo, pero también es fundamental que en el horizonte del mediano y largo plazo se cuente con políticas que blinden a la caficultura de las dificultades cíclicas a las que nos hemos acostumbrado. Hay que lograr una estabilidad que le haga más fácil la vida a las cerca de 550 mil familias que dependen del café.
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